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Mikel Casal
Ciencia y tecnología

El misterio alado

Entomología ·

Descubrir cómo es la migración de las mariposas monarca fue una de las grandes aventuras de la ciencia ciudadana

mauricio-josé schwarz

Viernes, 24 de abril 2020, 21:57

Una de las especies de mariposa más famosas es 'Danaus plexippus', que en griego significa 'transformación somnolienta' y a la que conocemos como 'mariposa monarca', cuyas alas anaranjadas de anchas venas negras y manchas blancas en los bordes alcanzan de 9 a 10 centímetros de ... envergadura. Su popularidad es igual entre el público en general y entre la comunidad científica, que la ha convertido en uno de los insectos más estudiados del mundo.

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Su aparición en el mundo del conocimiento la hizo de la mano del gran clasificador Carl Linneaus, o Lineo, que la describió en 1758, y su nombre común, 'monarca' fue al parecer un homenaje a Guillermo III de Inglaterra, originalmente miembro de la casa real holandesa de Orange, que significa 'naranja', en referencia al notable color de la mariposa.

Y, aunque tiene varias subespecies que viven en distintos lugares, de Hawai al Caribe, es la 'Danaus plexippus plexippus' la que concita el mayor interés, sobre todo por los asombrosos hábitos migratorios de algunas de sus poblaciones. Hay grupos que no migran, o que lo hacen de occidente a oriente entre espacios relativamente cercanos. Pero hay otros, que habitan en el oeste de los Estados Unidos, que realizan una espectacular migración. Entre septiembre y octubre, dejan sus lugares de origen en la costa occidental del continente y viajan en grupos de hasta medio millón de individuos hacia el sur, a sitios de invierno en el centro de México en viajes de hasta 8.000 kilómetros. Allí, principalmente en lo que hoy es una reserva de la biosfera declarada Patrimonio de la Humanidad, las mariposas monarca entran en una especie de hibernación llamada diapausa hasta que es momento de volver entre marzo y mayo.

Ese lugar, como otros varios cercanos donde descansan millones y millones de mariposas (incluso se habla de más de mil millones de ellas) es hoy un punto de atracción para visitantes de todo el mundo, y se realizan grandes esfuerzos para evitar que los visitantes molesten o perjudiquen a los insectos.

Pero en 1976 nadie sabía a dónde iban las mariposas en su espectacular migración, y la epopeya científica de su descubrimiento es, de hecho, uno de los motivos de la popularidad de estos animales. Descubrirlo fue una de las grandes aventuras de la ciencia ciudadana de toda la historia.

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Pesquisas de los Urquhart

Fred Urquhart nació en las afueras de Toronto en 1911 y desde muy joven se halló atraído por las mariposas anaranjadas y negras que veía en su zona, que polinizaban los campos cercanos y depositaban sus huevos en los algodoncillos que bordeaban las vías del tren cercanas a su casa. A los 17 años ya le escribía a un reconocido experto en migraciones de insectos preguntando si la mariposa monarca podría ser una especie migratoria. Esa fascinación juvenil marcaría su destino profesional, desde su licenciatura en Biología en 1935 hasta su doctorado en 1941. Ese mismo año, empezó a dar clases en la Universidad de Toronto donde conoció a otra profesora, Norah Patterson, que se contagió de su pasión por las mariposas y con la que se casó en 1945.

La forma de determinar si las mariposas migraban era, por supuesto, marcarlas. Pero por entonces no existía una forma de marcar a mariposas del mismo modo en que se ponían anillas en las patas de aves migratorias o, incluso, collares con emisoras de radio en mamíferos de gran tamaño. Fred y Norah investigaron hasta diseñar una etiqueta que se fijaba en un ala de la mariposa pero que no interfería con su vuelo. La etiqueta decía, simplemente: «Enviar a Zoología en la Universidad de Toronto, Canadá».

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Pero para que el etiquetado fuera efectivo, era necesario hacerlo con miles y miles de mariposas, algo que la pareja no podía hacer por más decididos y entregados que estuvieran a su misión científica. Necesitaban a más gente y, no habiendo recursos para pagar ayudantes, esa gente debía ser voluntaria. En 1952, Norah escribió un artículo pidiendo voluntarios para el marcado. Las primeras doce personas que respondieron a su llamada fueron la semilla de la Asociación de la Migración de Insectos.

Pacientemente, Fred y Norah siguieron reclutando hasta tener a miles de entusiastas capturando, marcando y liberando cientos de miles de mariposas. Quienes encontraban a los animales, los enviaban de vuelta a la Universidad informando dónde las habían hallado. Comenzó así a trazarse el mapa de las misteriosas migraciones y se empezaron a recopilar datos: no todas las mariposas monarcas son migratorias, siempre vuelan de día, no vuelan sobre aguas abiertas y pueden cubrir la impresionante cantidad de 130 kilómetros cada día.

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Pero, para saber a dónde iban, se necesitaba gente fuera de Canadá y de los Estados Unidos, y se convocó a más científicos ciudadanos para seguir la pista que apuntaba al sur, siempre sobre la costa occidental del continente. Dos de esos científicos fueron el naturalista autodidacta Kenneth Bruger, un estadounidense avecindado en México, y su esposa mexicana Catalina Aguado. Después de responder al llamamiento de los Urquhart en 1972, emprendieron la búsqueda del destino de las mariposas, primero como voluntarios y luego como asistentes a sueldo de los investigadores. Finalmente, el 2 de enero de 1975, llegaron a la cima de Cerro Pelón, en la frontera de los estados de México y Michoacán, y encontraron a millones y millones de mariposas monarca en estado de diapausa. El descubrimiento, considerado uno de los más importantes de la entomología del siglo XX, fue reportado por la revista 'National Geographic' en agosto de 1976. Sin embargo, el sitio exacto del hallazgo, así como el de otros varios situados en la misma zona, se mantuvo en secreto, incluso ofreciendo mapas imprecisos en la propia revista, por temor a que masas de curiosos dañaran a las mariposas. Solo dos años después que se hizo pública la ubicación del santuario de las mariposas monarca.

Fred y Nora Urquhart recibieron en 1998 la Orden de Canadá, el máximo reconocimiento civil de su país, y la película de IMAX 'Vuelo de las mariposas' cuenta la historia de la búsqueda y hallazgo del destino de las mariposas. Fred murió en 2002 y Norah en 2009, dejando un poderoso legado científico.

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Nuevos misterios

Las mariposas que hicieron el viaje al sur no son, sin embargo, las mismas que vuelven al norte, a diferencia de lo que ocurre con migraciones como las de las aves o mamíferos como los ñus. De hecho, son necesarias tres o cuatro generaciones de mariposas para cerrar el ciclo anual de la migración, lo que además plantea toda una serie diferente de problemas y misterios, ya que los individuos 'saben' de alguna manera en qué punto de la geografía han nacido y a dónde tienen que dirigirse, y vuelven masivamente al punto del que salieron sus ancestros.

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