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Nadine Gordimer, en un festival literario berlinés en 2009. AFP
Lecturas

Conciencia escrita de Sudáfrica

Nadine Gordimer ·

Hace cien años nació la mejor cronista del apartheid y de la sociedad de su país, la primera mujer africana que ganó el Nobel de Literatura

Sábado, 18 de noviembre 2023, 00:11

Durante los últimos 60 años, la literatura en lengua inglesa, y más concretamente la novela, intentó resistir, con más empeño que éxito, el torbellino invasor de la novela norteamericana, que se extendió con una fuerza y diversidad que la convirtieron, al menos hasta los años ... noventa del pasado siglo, en la referencia narrativa mundial. De los autores nacidos en torno a la década de 1920, la de la escritora sudafricana Nadine Gordimer, podemos destacar a Doris Lessing, Iris Murdoch, John Fowles, Kingsley Amis y William Golding. En África, la novela en lengua inglesa comienza en 1881 con 'La historia de una granja africana' de la escritora pacifista sudafricana blanca Olive Schreiner.

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En el colectivo cultural y social de los sudafricanos blancos, algunos de ellos, aunque orgullosos de su identidad, se sentían avergonzados de pertenecer al bando de los opresores. El apartheid marcó decisivamente la literatura de este país y en las décadas de 1960 y 1970 la brutal persecución de los movimientos de resistencia negros redujo la narrativa sudafricana negra a su mínima expresión. Una generación de escritores tiene que exiliarse y sigue luchando desde el exterior del país, hasta que a partir de 1976 la situación se tranquiliza y en torno a la revista 'Staffrider' (1978-1996) colaboran diferentes autores, tanto blancos como negros, que devuelven a la literatura sudafricana todo su brillo. A la cabeza de los mismos podemos situar a Nadine Gordimer, autora de una importante obra de denuncia social y de la que el próximo lunes se cumple el centenario de nacimiento.

La primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de Literatura (1991), cuya asignación económica utilizó para promover la publicación de obras en lenguas africanas propias de su país, dedicó toda su vida a luchar contra el apartheid. Hasta su fallecimiento en 2014, mantuvo el compromiso vital del escritor de denunciar cualquier tipo de censura y connivencia con poderes déspotas o gobiernos totalitarios y de defender la libertad de expresión.

Comenzó a escribir a los 9 años y no abandonó la literatura hasta el final de sus días. Con 15 años publicó su primer relato, con 26 su primer libro de historias cortas 'Face to Face' (1949) y a los 30 su primera novela, 'Los días de mentira' (1953), sobria y sin sentimentalismos, donde ya se manifestaban sus inquietudes sociales y políticas. Este mismo año publicó también 'La suave voz de la serpiente' en la que, al igual que en la anterior, aborda la segregación racial y la alienación de los comportamientos humanos. Siete años más tarde ingresó en el Congreso Nacional Africano y en 1974 publicó una de sus más importantes novelas ambientadas en Sudáfrica, 'El conservador', libro en el que analiza la decadencia y la muerte de la sociedad blanca sudafricana y por el que recibió el premio Booker británico.

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En su primera novela, sobria y sin sentimentalismos, ya se manifestaban sus inquietudes políticas

Ambigüedades morales

A partir de entonces no dejó de escribir novelas y relatos cortos como 'Un mundo de extraños' (1958), 'La huella del viernes' (1960), 'El mundo burgués tardío' (1966), 'Una invitada de honor' (1970), 'Compañeros de Livingstone' (1971), 'Historias seleccionadas' (1975), 'La hija de Burger' (1979), 'El abrazo de un soldado' (1980), 'La gente de July' (1981), 'La historia de mi hijo' (1990), 'Nadie que me acompañe' (1994), 'Atrapa la vida' (2005), etc. En 'El gesto esencial. Escritura, política y lugares' (1988) expuso con claridad lo que consideraba el compromiso literario del escritor, criticando a los que se desentienden de la sociedad en la que escriben. Esta es su obra más importante en lo que atañe a su dimensión como activista, solidaria y comprometida.

Toda su producción literaria está impregnada del apartheid, del enfrentamiento racial y cultural, y es un ejemplo máximo de literatura comprometida y política plasmada en el papel con un estilo conciso y cuidadoso. Siempre cuestionando las relaciones de poder y la verdad, cuenta historias de gente corriente, desvelando y denunciando ambigüedades morales, falta de compromiso y decisiones. Así se manifiesta en relatos, novelas, crónicas y ensayos políticos enmascarados de fábula e invención. Aunque nunca se definió como una escritora política, es imposible no considerarla como tal y como la mejor cronista de la Sudáfrica del apartheid y de la sociedad de su país.

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