Arquitectura y parque con historia
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Greenwich atesora un patrimonio que da testimonio de diversas épocas, y es mucho más que la referencia para medir el tiempoLos cuatro grandes edificios que Christopher Wren y su colaborador Nicholas Hawksmoor construyeron en la ribera sur del Támesis, a la altura de Greenwich, definen el paisaje al llegar por el río al barrio del este de Londres. Han sido palacios reales, hospital para marinos, ... escuela naval y ahora universidad. Evocan momentos diversos de la historia británica.
En el parque hay huellas de construcciones funerarias del tiempo de los sajones y restos de lo que podría ser una tumba o un templo romano. En el siglo Xl, invasores daneses secuestraron al arzobispo de Canterbury, Alfege (Elfego), y lo mataron en Greenwich por no pagar el rescate, 'apedreándolo' con huesos de buey, como era la costumbre de los vikingos. La iglesia de San Alfege recuerda al mártir. Se asocia su arquitectura a Hawksmoor. Es «una iglesia de reyes y reinas», escriben los feligreses de hoy en paneles informativos. Recuerdan que al primer rey Tudor, Enrique VII, le gustaba el aire puro y la proximidad del río, y por eso reconstruyó un palacio al que Margarita de Anjou, esposa de Enrique VI, había dado un nombre afrancesado, Placentia.
La iglesia es ahora un foco musical. Thomas Tallis, cuyo órgano se preserva tras una cristalera, fue el gran compositor de música religiosa para reyes y reinas En el palacio nació Enrique VIII y allí fueron bautizadas sus dos hijas, María e Isabel, que protagonizaron las disputas entre catolicismo y reforma.
El palacio fue derribado para levantar un hospital naval en 1690. El arquitecto Wren, que construyó, tras el gran incendio de Londres, decenas de iglesias para restaurar las comunidades religiosas, desarrolló gratuitamente con Hawksmoor cuatro enormes edificios definidos por su simetría; todos con patio interior, fachadas clásicas y columnatas porticadas con piedra blanca de Portland.
Ahora son sedes de la Universidad de Greenwich y del conservatorio Trinity Laban de música y danza. El sonido de violines y tubas acompaña el paseo por la imponente estructura. El Gran Hall de Wren ahora se conoce como la Sala Pintada de James Thornhill, o la Capilla Sixtina de Londres. Son 3.700 metros cuadrados de paredes y techos en los que pintó a reyes y reinas, gestas navales, alegorías históricas y religiosas. En el edificio opuesto, la muy bella Capilla de la Reina.
Pero lo más hermoso del conjunto monumental es la Queen House, que inspiró la reina Ana de Dinamarca en la primera mitad del XVII. Fue diseñada por Iñigo Jones, diseñador original del Covent Garden. Estudioso de los clásicos italianos, se inclinó por el estilo veneciano de Andrea Palladio.
La casa es ahora un museo con cuadros históricos, como el de Isabel I en el tiempo de la guerra con la Armada española, o el de los representantes de España, Inglaterra y Países Bajos que firmaron en 1604 el Tratado de Londres. Puso fin a la larga guerra anglo-española en la Conferencia de Somerset House.
El complejo arquitectónico, que acoge también el National Maritime Museum, figura en la lista de lugares considerados como Patrimonio de la Humanidad por Unesco. El museo marítimo rememora múltiples gestas de la navegación británica, desde las exploraciones pioneras a los polos a la Batalla de Trafalgar. Es una exposición de acceso gratuito, que despliega una enorme colección de objetos e imágenes que ilustran la historia de la navegación en el mundo.
El nombre de Greenwich ha sido familiar para los escolares de todo el mundo por haber sido durante muchos años la referencia del tiempo. Porque el viejo Observatorio Real, construido también por Wren en una pequeña colina, en el parque que se eleva desde los edificios históricos, fue elegido en el XIX como Meridiano Cero para la medición de longitudes en el planeta.
Hoy es otro museo, en un parque que se despliega cerca del Támesis y ofrece una panorámica de los rascacielos construidos en la City de Londres en las últimas décadas. El concepto de parque se remonta a las hectáreas que dueños de tierras preservaban para mantener allí gamos. El de Greenwich tiene un recinto dedicado a la vida silvestre de ciervos o gamos, como otros parques de Londres.
La bañera de la tremebunda reina Carolina, la placa en memoria del esclavo libre Ignacio Sancho, tres mil árboles y un par de estanques, prados en los que familias despliegan globos en torno a su pícnic o juegan lanzado el americano frisbee en los días soleados. Son variedades de la vieja cultura británica de caminar por estos grandes parques urbanos.
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