Txubio Fernández de Jauregi es uno de esos actores que se toma con humor las vicisitudes de una industria cultural que se dice siempre en crisis. Este sábado el intérprete afronta la recta final de la temporada con 'Faces', pero asegura que de cara al ... año que viene –a falta de algún papel en la gran pantalla– Zanguango y Kolectivo Monstrenko, grupos en los que participa, vienen cargados de proyectos.
– ¿Qué cara mostrará en 'Faces'?
– La mejor que tengo, (ríe). A ver, mi intervención no es muy extensa, pero es una persona que ha estado toda su vida trabajando como tratante, lo ha conseguido casi todo, tiene buenas relaciones, mucho dinero, y después de todo se da cuenta de que lo único que le queda es una casa grande, una esposa loca y un hijo con zapatillas de tenis. Y esto no le pone nada. Es un personaje pienso que muy humano.
– ¿Ha costado empatizar con él?
– No, no sé. Simplemente lo acercas a tu manera y ya está. En mi caso, le tengo mucho cariño a pesar de que la mayoría de gente puede pensar que es un impresentable. Y lo es, no lo niego.
– Viene de estrenar en el Arriaga, ¿cómo fue la acogida?
– Bien, hay que gente que le gusta y que no. No es una obra complaciente por el tema que trata. Normalmente la acogida es buena. Al teatro familiar, de hecho, le tenemos mucho respeto. Por eso no lo tocamos (ríe).
– Hay que ser paciente de todos modos, ¿no? Al principio no hay un hilo argumental claro.
– Pero al final se ve perfectamente. Al final es una historia de desesperanza en la búsqueda del amor, que muchas veces cuesta porque no somos capaces de mostrar nuestras debilidades. Los personajes aparecen muy enardecidos por el alcohol, pero por dentro están rotos. En 'Faces' mostramos sus rostros precisamente para ver su vulnerabilidad.
En el Teatro Félix Petite
– Hablando de vulnerabilidad, ¿el teatro ha salvado ya el bache de la pandemia?
– Bueno, todo el mundo se queja de que hay poco público. Las programaciones han vuelto, es cierto que hay muchísima producción. Tanta que la red no es capaz de absorberla y muchos se quedan fuera. Pero hay problemas de público, no por la pandemia, sino porque hay otras opciones de ocio.
– ¿En su caso anda metido en muchos proyectos?
– Ahora estoy acabando una cosa con Zanguango, con el que he estado trabajando mucho en la calle. Nos dieron con nuestro último espectáculo un premio Max en 2020, en plena pandemia, con lo cual apenas pudimos trabajar. Tuvimos que adaptarlo a un perímetro de sillas con aforo y no nos gustó. Este año por fin hemos podido trabajar bien y mostrar la obra como era originalmente. Esperamos poder hacer otro espectáculo nuevo el año que viene.
– ¿Y Kolectivo Monstrenko?
– Tenemos algunas funciones de 'Espejismos' en Logroño y Navarra. La presentamos en Donosti y tuvo muy buena acogida, pero, no sé por qué, tenemos problemas para que nos contraten. Están todos los carteles hasta arriba. También estoy en un proyecto con Esperanza López. Una cosa entre dos, así en ese mundo más nuestro, más personal. Empezamos ahora a ensayar y lo presentaremos en marzo.
– ¿No contempla volver al cine?
– Estoy un poco fuera, pero no me preocupa. Quizá debería estar más. Ni siquiera veo series. No por desinterés, sino por falta de tiempo. Me cuesta mucho dedicar ocho horas a ver una.