The Pretenders hacen honor a su leyenda en Miribilla

Los dos fundadores de la banda, la propia Hynde y el baterista Martin Chambers, combinaron su actitud y sus tablas con el buen hacer de sus dos escuderos, el guitarrista James Walbourne, y el bajista Nick Wilkinson. Repasaron así canciones de todas las etapas de las más de cuatro décadas de carrera de la banda anglo-estadounidense, deteniéndose en sus dos últimos álbumes, 'Relentless' y 'Hate for sale', pero, sobre todo, revisitando los clásicos de la banda, sobre todo de los cinco LPs que se marcaron entre 1980 y 1990 y que los catapultaron a la fama internacional.

Arrancaron con un 'Losing my sense of taste' de su último trabajo ante un público que ya había entrado en calor desde primera hora de la tarde con Susan Santos y Jayhawks y que esperaba expectante la actuación de los de Chrissie Hynde, que llevaban casi dos décadas sin pasarse por la capital vizcaína. El sonido no acompañó en exceso en los primeros temas -ese rebote del sonido de la batería en pabellón deportivo no ayudaba-, pero fue creciendo según avanzaba el concierto hasta alcanzar el notable.

Hynde, con 72 años muy bien llevados, los mismos que el batería Chambers, centró los primeros compases del bolo en cortes de sus últimos dos trabajos como 'A love' y 'Turf accountant dady', para emocionar acto seguido al público con el medio tiempo 'Kid', del disco debut de la banda que está a punto de cumplir 45 años. Ahí dio las gracias por primera vez la líder de la banda al público bilbaíno, «una ciudad muy, muy bonita que siempre nos encanta visitar».

A partir de entonces, las guitarras tomaron protagonismo en un concierto de rock de alto voltaje idóneo para un festival, como se demostró en la poderosísima 'Let the sun come in'. «No tenemos que engordar, no tenemos que hacernos viejos»; bramó una socarrona vocalista, antes de acometer uno de sus mayores éxitos, 'Back on the chain gang', más rabioso en directo que en estudio y que puso en pie hasta a las gradas del Bilbao Arena.

La segunda mitad del concierto transcurrió al principio por derroteros más intimistas, con Hynde soltando la guitarra y centrándose en el micro para narrar las historias callejeras que nutren el alma de la banda. Pero no tardaron en asomar por Miribilla más clasicazos como el bailable 'Don't get me wrong', con todo el público sacando el móvil del bolsillo para inmortalizar el momento. El cuarteto no ofreció tregua al atacar acto seguido 'Time the avenger', un rock and roll de la antigua escuela con riff pegadizo y machacón.

El personal, tanto en pista como en las gradas, ya estaba entregado al baile al son de las guitarras cada vez más afiladas que brillaron en cortes como 'Talk of the town' y 'Don't cut your hair'. Pero tampoco perdieron fuerza en los medios tiempos y baladas, destacando un 'I'll stand by you' a lo Bonnie Tyler que llevaba tiempo sin asomar por su repertorio y con el que Chrissie Hynde quiso obsequiar al público del Music Legends.

El cuarteto siguió haciendo lo que mejor sabe, bordar el abecedario del rock and roll, con un 'Junkie Walk' arrollador y sin frenos y una 'Bad boys get spanked' que rozó el punk que reinaba cuando la banda dio sus primeros pasos en Londres en 1978.

«Eskerrik asko, thank you so much», se despidió Hynde, para atacar un 'Mistery achievement' que retrotrajo a la new wave británica. Para decepción de casi todos, no hubo bis, pero en ocasiones como la de este viernes más vale quedarse con la miel en los labios... Y hasta la próxima.