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La inauguración de la temporada de la ABAO tendrá mañana el empaque de siempre, pese a las vicisitudes y agobios de última hora por la restricción de aforos a 400 personas en recintos cerrados. Todo se ha resuelto en tiempo récord, con una versión reducida ... de 'Il turco in Italia', de Rossini, que durará en torno a 85 minutos, en lugar de las más de dos horas habituales. Así podrán ofrecerse dos funciones en algunas jornadas (días 24, 26 y 30), mientras que mañana, el miércoles 28 y el 2 de noviembre se mantendrá una única representación. Se han eliminado unos 45 minutos de música y recitativos, pero los recortes no afectarán al nervio de la obra.
La participación de un director escénico como Emilio Sagi y la batuta del maestro francés Christophe Rousset garantizan la calidad y coherencia de la adaptación de la ópera bufa que mañana acogerá el Euskalduna a las 19.30 horas. No será un montaje precario ni musicalmente falto de vigor. «Hemos ensayado durante semanas la versión completa y reducirla es un sacrificio. No es la propuesta ideal que nosotros desearíamos. Sin embargo, con todo, nos satisface plenamente el resultado. Hay que resistir y seguir adelante, manteniendo el nivel más alto posible», remarca Rousset, que se pondrá al frente de la Orquesta Sinfónica de Bilbao y conoce a la perfección el repertorio del Barroco y del primer Romanticismo. Un bagaje que le ayudará a depurar al máximo la música de Rossini, muy influida en este caso por el genio de Mozart.
De buen gusto y rigor sin concesiones, también sabe mucho Sagi, exresponsable artístico del Arriaga y amante del bel canto. Siempre respetuoso con la partitura y el libreto, ha aceptado la reducción de la ópera «porque hemos logrado mantener la dinámica musical y dramática, no vamos a ofrecer una sucesión de arias sin más ni más», aclara el director de escena asturiano. El hilo de la trama de 'Il turco in Italia' se podrá seguir sin dificultades y el reparto, liderado por la soprano navarra Sabina Puértolas, que conoce bien el rol de Fiorilla y el montaje de Sagi, se ha volcado «al cien por cien» para asimilar los cambios y reajustes de la nueva versión.
La pandemia ha obligado a sacar del baúl de los recuerdos la vieja costumbre de meter la tijera en las óperas. Los aforos reducidos, la necesidad de acortar los intermedios o de bajar el telón antes de las 23.00 horas, como sucede Barcelona, están popularizando las adaptaciones resumidas. Además de en el Teatro del Liceo, también en Múnich, Ámsterdan y Glyndebourne, han aceptado esta medida como un mal menor. La prioridad es mantenerse en activo. No se ha perdido la fidelidad a la partitura, simplemente no hay más alternativa.
Muy distinta era la actitud en el pasado, cuando se 'podaban' las obras de Wagner para evitar que se prolongaran más de cinco horas, una costumbre que no indignaba a los aficionados del Liceo, y se eliminaban sin miramientos arias o dúos de compositores como Rossini. Como recuerda el director artístico, Cesidio Niño, «sin ir más lejos la propia grabación de 'Il turco in Italia' con Maria Callas tiene varios cortes».
La ópera que mañana abrirá la temporada de la ABAO continúa siendo una rareza y hasta hace poco ni siquiera existía una edición completa y avalada por los expertos. Nunca se ha representado en Bilbao y su estreno marcará un hito por varias razones. Demostrará, en palabras de Emilio Sagi y Christophe Rousset, que «la solidaridad y empeño» de los equipos humanos, en este caso la junta directiva de la ABAO y los artistas, son capaces de mover montañas.
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