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Los mismos puristas que se rasgaron las vestiduras cuando Rosalía empezó a cantar flamenco con autotune ahora no acabarán de entender que en su actuación ... no haya músicos y que la cantante no pare de jugar con una cámara que hay continuamente en el escenario. Definitivamente, el concierto no tiene tanto de concierto como de espectáculo. Puro show. Un concepto totalmente nuevo, un cambio radical de lo que hasta ahora entendíamos como música en directo. Una vez aclarado esto, cada uno que se decante por lo que prefiera. Este miércoles, desde luego, el BEC cayó rendido a los pies de la artista catalana.
La creadora del término 'motomami' tenía que aparecer en el escenario tras el rugido de varios motores. Con un derroche de energía sin precedentes, arrancó con 'Saoko', 'Candy' y 'Bizcochito', tres temas de su último disco, en el que se ha centrado esta gira. Por momentos se escuchaba más al público que a la propia cantante. Locura absoluta desde el inicial «chica, ¿qué dices?». Fue recibida por miles de móviles que grababan formando un precioso manto de luciérnagas. Ella, de rojo con una falda de tablas y botas hasta más allá de la rodilla, encendía a los fans con tímidos saludos, coreografías hipnóticas y con la ya icónica cara chulesca mientras masca chicle. Los memes que se han creado con esa pose son incontables. Hasta se atrevió con un taconeo, a su estilo, claro. Otra escena para el recuerdo fue cuando los bailarines formaron una moto que cabalgó la propia Rosalía. Sonaba 'Motomami', por supuesto.
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Apenas hubo dos guiños a su anterior trabajo, 'El mal querer', que la catapultó a la fama y con el que se ganó a la crítica. Anoche sonaron la imprescindible 'Malamente' y la desgarradora 'Pienso en tu mirá'. Apenas queda ya nada de aquella joven que deslumbró a todos con 'Los Ángeles'. La vimos a ratos, como cuando tocó al piano 'Hentai' y cuando se puso una falda que ocupaba todo el escenario para dejar a todos boquiabiertos con sus quejíos en 'De plata'. Esta última era además de ese gran álbum debut.
«Ella hace lo que quiere», resumían sus fans a la entrada de un BEC abarrotado -el Bizkaia Arena casi se llenó con más de 10.000 personas- que estallaba en aplausos incluso media hora antes del arranque. En la enorme pantalla que ocupaba el fondo y el techo del escenario se empezaron a formar poco a poco los garabatos tan característicos de 'Motomami'.
El escenario parecía por momentos la pantalla vertical de la aplicación Tik Tok, en la que Rosalía arrasa. Las gradas y las últimas filas celebraron especialmente que interactuase tanto con las cámaras, una forma distinta de acercarse a todo el público, independientemente de la localidad en la que se sitúe. En ocasiones la steadycam situada en el escenario tapaba a la artista, pero lucía en perfectos primeros planos en las pantallas. A ratos era ella misma quien grababa el show. No le van los convencionalismos. De ningún tipo.
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La polémica ausencia de músicos sobre el escenario se suplió con un cuerpo de baile con el que Rosalía tuvo una complicidad constante. Eso sí, tampoco se les echó demasiado en falta cuando se quedó sola en el escenario. Brilló con la sorprendente versión de La Factoría 'Perdóname' y con 'Dolerme' cogió la guitarra eléctrica. Los fans enloquecían solo con verla afinarla. «Hace unos años estuve aquí en un teatro muy pequeñito. No sabéis lo feliz que me hace ver tanto cariño», confesó. Y no podían faltar unas palabras en euskera. «Eskerrik asko etortzeagatik. Kaixo, kaixo, kaixo», exclamó con una sonrisa pícara. Un seguidor le correspondió con una ikurriña. Un gesto muy celebrado.
Los éxitos más aclamados fueron algunos de los duetos que la han llevado a convertirse en la artista española más internacional: 'La noche de anoche', donde ofrece una buena dosis de perreo junto a Bad Bunny -en la que cedió el micrófono a varios fans- y 'Con altura', con la que triunfó en los Grammy junto a J Balvin y El Gincho. Se reivindicó nuevamente como verso suelto de la música urbana atreviéndose con los tres temas nuevos que ha estrenado en esta gira que en España verán 165.000 fans. Cantó 'Aislamiento', 'Dinero y libertad' y la llamada a convertirse en canción del verano 'Despechá'. El público se sabía la letra pese a que el hit no se había estrenado aún. «Si Dios quiere, saldrá esta noche», anunció. Locura colectiva, por supuesto. La oiremos en todos los garitos, seguro. Hora y tres cuartos que cerró con esta traca de infarto: 'Chicken Teriyaki', 'Sakura' y 'CUUUUuuuuuute'. El fenómeno Rosalía tiene la fuerza de un huracán.
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