«No tengo prisa por cantar ciertos roles, hay que andar con cuidado»

Este sábado, abordará por primera vez 'Roméo et Juliette' y lo hará en la inauguración de la temporada de la ABAO. Muchos fans de fuera del País Vasco han venido para verle en el Euskalduna. Es una estrella que despierta pasiones, lo mismo en Suiza –donde vive con su familia desde 2016– que en Austria o Argentina. En las cuatro funciones programadas, le acompañará la soprano estadounidense Nadine Sierra, otra primera espada de la lírica, y en el foso tomará posiciones Euskadiko Orkestra a las órdenes de Lorenzo Passerini. «Hacía tiempo que tenía la ópera de Gounod en el punto de mira. El rol de Romeo es muy completo. Tiene línea de canto, exigencia dramática y un desarrollo de personaje muy interesante». Eso sí, pese a los encantos de Romeo, deja claro que lo suyo no es hacer muescas en la culata.

Desde hace tiempo siempre cita 'Werther' y 'Faust' como retos a medio plazo, pero todo depende de la evolución de su voz. A los 50 años, decía Alfredo Kraus, llega el momento de la verdad para los tenores. ¿Será acusada la transformación en el caso de Camarena? ¿Ganará en volumen y riqueza tímbrica? Imposible adelantar acontecimientos, más allá de que ese punto de inflexión le permitirá abordar un repertorio más dramático y, quién sabe, puede que algún día pueda meterse en la piel de su papel soñado, el pintor Cavaradossi en 'Tosca'. Tiene 47 años y mucha carrera por delante.

«No tengo prisa por acercarme a ciertos roles. Hay que andar con cuidado». En marzo canceló su debut en 'Manon' como Des Grieux, que estaba programado en el Liceu de Barcelona, «porque mi voz no estaba preparada, todavía no tengo un registro central fuerte y sólido». Con Romeo se siente más tranquilo, es un rol «más amable», pese a que vocalmente se mueva «por zonas de riesgo». Hace tres años sufrió una afección en las cuerdas vocales, una experiencia que le hizo todavía más precavido a la hora de organizar su agenda de trabajo. Esa crisis le hizo paradójicamente más fuerte. Ahora no tiene reservas ni complejos a la hora de hablar sobre su estado de ánimo y su salud en general. Es un artista del siglo XXI, sin miedo a mostrarse vulnerable.

En su cuenta de Instagram hay veces en que se graba en la cama, cuando se acaba de despertar, y comparte los sueños que ha tenido o revela que le hace falta melatonina para descansar mejor. «Nadie me asesora. Yo cuelgo lo que me parece oportuno, a veces en los ensayos o en el camerino. La gente lo agradece. Ven lo que nunca se muestra. También aprovecho para anunciar mis proyectos. Es una manera de publicitarme». En su página web, además de las últimas noticias sobre sus conciertos, óperas y recitales, se ofrece 'merchandising', ya sean bolígrafos, libretas o sudaderas, con sus iniciales o rostro como logo. Es un profesional del espectáculo en la cúspide.

Los ensayos de 'Roméo et Juliette' han sido muy intensos y no solo porque se trata de su debut. También es la primera vez que el director de orquesta, Lorenzo Passerini, aborda la partitura y además la producción es nueva. «El clima de trabajo es excelente. Ha sido un gran acierto contar con Giorgia Guerra como directora de escena. Es un montaje de corte minimalista, muy limpio, pero tiene detalles maravillosos», pondera el tenor mexicano al hablar del trabajo de la mujer de su colega y buen amigo, el tenor canario Celso Albelo. Se trata de una producción de la ABAO y la Ópera de Oviedo que respeta el contexto histórico de la trama y saca lustre al vestuario de época.

Su pareja escénica será otro apoyo fundamental para el cantante. Lleva tres años trabajando con Nadine Sierra en diversas producciones, tradicionales y modernas, «y hay mucho respeto y confianza entre nosotros». La soprano estadounidense cantó el rol de Julieta hace cuatro años en la Ópera de San Francisco y se siente muy motivada. «Toda la experiencia previa nos ayuda. La temporada pasada, hicimos juntos una 'Lucia di Lammermoor' en el Metropolitan de Nueva York que tenía una vertiente cinematográfica. Una cámara nos seguía y se proyectaban primeros planos. Había un 'coordinador de intimidad' que garantizaba la comodidad de todo el mundo cuando había cercanía y efusión. Todo eso genera complicidad».

– Y después de todo esto, se marcha a Acapulco.

– Sí, sí. A cantar en beneficio de la Sociedad Mexicana de Cardiología y después... ¡cinco conciertos gratis en Ciudad de México!

– En homenaje al gran Cri-Cri, un personaje inventado por el músico de origen vasco Francisco Gabilondo Soler.

– Es un compositor queridísimo en México. En 1934 creó la figura del 'Grillito Cantor', que sigue presente en la cultura musical infantil de mi país. ¡Era un genio! No componía con el típico estilo ñoño, sino que lo mismo escribía una jota que un foxtrot o un vals. Y todo ello, al servicio de los minicuentos que se narran en cada canción.

– ¿Qué le aportan estas incursiones a su trabajo como tenor?

– Mucho. Yo no hago diferencias entre géneros o tipos. Lo que me mueve es el alma de la música.

– ¿Es algo que a veces se olvida en la ópera?

– No digo que no, y hay que evitarlo. Lo fundamental no es la sofisticación del canto, sino el alma de la música. Yo me resisto a perder la frescura.