Un Achúcarro repuesto y emocionado ofrece este viernes un concierto en el Euskalduna

Cerca de mes y medio después de haber sufrido una caída, que le produjo una fisura en el trocánter de la cadera (saliente lateral del fémur en la parte alta del muslo), se encuentra recuperado más que suficiente para enfrentarse al Concierto de piano de Grieg, una obra que tocó por primera vez a los 17 años, allá por 1949, acompañado precisamente por la Sinfónica de Bilbao. «Es difícil no emocionarse por muchas razones, pero lo que más me llega al corazón –y muy profundamente– es saber que colaboramos con algo muy grande y solidario. Esto que vamos a hacer forma parte de un festival que se llama RenHacer y contribuye a la investigación y cura de enfermedades», explicaba con énfasis el pianista bilbaíno en la presentación del programa del concierto, que también incluirá el preludio del Acto II de 'El Caserío', de Guridi, y la Sinfonía nº 4 de Brahms.

A su lado, le escuchaban con mucha atención el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; el director de orquesta Ramón Tebar, además de Javier García Cogorro, secretario y patrono de la Fundación Columbus, que tiene sede en Valencia y la misión de ayudar a niños con cáncer o enfermedades raras (prevalencia inferior a 5 casos por cada 10.000 personas). El festival RenHacer –que tiene su base en el santuario de Arantzazu– recaba fondos en apoyo de las líneas de trabajo de Columbus y en esta tercera edición hace parada por primera vez en Bilbao. El vínculo tan estrecho que tiene la Fundación Columbus con Gipuzkoa se debe a su asociación con la empresa biotecnológica donostiarra Viralgen, que cuenta asimismo con Javier García Cogorro como consejero delegado.

«El dinero recaudado irá destinado al tratamiento del párkinson y la enfermedad SPG50 en los niños. Hay respectivamente 60 y 50 casos a nivel mundial. Son cifras pequeñas pero no importa. Seguimos adelante y en este empeño queremos contar con la sociedad civil. Por su prevalencia son dolencias sin 'interés comercial' pero no podemos quedarnos con los brazos cruzados», alertaba García Cogorro. El pasado miércoles se ofreció en el Kursaal de San Sebastián con gran éxito de público el primer concierto de Achúcarro en el marco de RenHacer. Había expectación por verle y escucharle –su última aparición fue a finales de julio en el Festival de Verbier (Suiza)– y el recibimiento fue extremadamente caluroso.

Pese a tener que ayudarse de una muleta, el artista que de niño soñaba con pilotar aviones de combate y luchar con leones dio muestras de un vigor y concentración sin fisuras y no se privó de ofrecer un bis, el Nocturno incluido en 'Piezas líricas', de Grieg. En el Euskalduna también habrá propinas y la comunión con los aficionados subirá la temperatura del auditorio. El propio alcalde de Bilbao no disimulaba ayer el orgullo por acoger en la villa «una combinación perfecta de ciencia, belleza y valores, que es lo que todos buscamos para nuestra ciudad». El festival tendrá su colofón el sábado en el Santuario de Arantzazu, donde nunca ha actuado Achúcarro y la curiosidad, por tanto, es un aliciente más para un hombre que ha ofrecido una cifra superior a 3.000 conciertos en más de 60 países. Nunca deja de aprender y entusiasmarse.

– Maestro, siempre al pie del cañón.

– Todavía, todavía.

– Con 78 años de trayectoria profesional, ¿cómo es su relación con el público?

– Soy unamuniano, no busco vencer sino convencer. Quiero que la gente disfrute conmigo; ya sabe, transmitir una serie de bellezas con las que me identifico.

– El 27 de este mes toca usted en un festival de Toulouse que se presenta como su despedida del certamen.

– Sí, no sé... (sonríe y se encoge de hombros)

– Pero se le ve estupendamente para seguir mucho más.

– Puede que sí. A estas horas es lo único que puedo decir. Puede que sí. Claro, si Dios quiere.