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¿Es una bruja, una puesta en escena, una provocación? ¿Todas ellas quizá? Bambie Thug, la primera persona abiertamente no binaria que participa en Eurovisión, es la sensación del momento. La irlandesa lo es todo a la vez. Su canción 'Doomsday Blue' (azul apocalíptico o tristeza apocalíptica) es una mezcla de géneros, muy acorde con su negativa a reconocerse como hombre o mujer, que bautizó como 'ouija pop'. Algo diferente. Lo dejó claro en la semifinal de la edición de 2024.
Su propuesta es un juego entre lo satánico y lo naif. Una puesta en escena muy potente, bien producida por el español Sergio Jaén, visualmente superior a cualquier otra cosa que se proponga en el festival y lleno de una simbología que puede no ser tan obvia como parece. El pentáculo sobre el que comenzó a cantar necesita poca explicación.
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El cambio de vestuario, deshaciéndose de una capa a lo Maléfica para convertirse en crisálida trans, se entiende bastante bien. Las referencias satánicas, más bien neopaganas de una supuesta brujería son lo que cada uno quiera ver. ¿Algo real, mágico y peligroso? ¿Una tomadura de pelo?
Tratándose de Irlanda, el país ultracatólico por excelencia, bien podría ser una forma de provocar a la extrema derecha y a los ultraconservadores religiosos de la isla esmeralda, que no ha tardado en criticarla. «Irlanda se hunde», aseguran. «Estamos acabados como país».
Si uno escucha a la artista, su participación en el concurso previo para representar a Irlanda en Eurovisión vino motivado «como respuesta a una violación que sufrí en 2023, era la forma de dejar todo eso atrás». Y si se presta atención a la letra, es una especie de maldición a una expareja, a una persona que la hizo daño y a la que le desea todo lo malo, mientras ella se hunde en su tristeza apocalíptica.
En realidad, Bambie no esconde nada. Va del grito trash a los estribillos pop y pegadizos, lo que quizá confunde, pero todo lo hace de frente y a la cara. O desde la cara. En la semifinal se ha presentado maquillada con una especie de tatuaje en el rostro. Una palabra, una frase, en el antiguo alfabeto celta Ogham. Dicen en las redes sociales, los que han sabido traducirlo, que pone 'Ceasefire'. 'Alto el fuego', en referencia a la invasión israelí de Gaza. En cada una de sus piernas, otros dos mensajes. Crown the witch era uno de ellos: Corona a la bruja. Una forma de pedir el voto como cualquier otra.
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Joseba Fiestras
No es raro, no se ha mordido la lengua en las semanas previas al certamen. «De no estar yo como representante también habría boicoteado el concurso. Se han equivocado al aceptar a Israel», ha contado a todo el que ha preguntado. Su mensaje lo ha dejado claro sobre el escenario de Malmö.
Por cierto, la idea primigenia era escribir Free Palestine sobre su piel. Se lo han prohibido. Ha tenido que borrarlo antes de salir al escenario.
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