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Ambiente en el Palacio Euskalduna durante la celebración del Musika Música este sábado. Maika Salguero
Un día lleno de emociones barrocas

Un día lleno de emociones barrocas

Los 70 conciertos del Musika Música atraen a aficionados de todo tipo de periodos musicales y de procedencias diversas

Sábado, 8 de marzo 2025, 19:28

Ninguna de las dos pestañea. Ni Nanoha Sawahata ni Yura Nakamura se pierden un compás del concierto que ofrece el parisino Ensemble Diderot en el Palacio Euskalduna dentro del Festiva Musika-Música, inaugurado el viernes y que se clausura este domingo. Extremadamente atentas y hieráticas, recorren un itinerario que comienza con Jean-Marie Leclair, hace escala en las composiciones de Jean-Fery Rebel y desemboca en Johann Sebastian Bach.

Estas dos jóvenes japonesas forman parte del numeroso público que asistirá a los 70 conciertos incluidos en el evento anual, pero tal vez sus emociones, el lema de este año, son diferentes a las del resto porque reconocen su escaso conocimiento del legado clásico europeo. «Nos gusta el sonido del violín», admiten con cierta timidez cuando se les pregunta por sus sensaciones y, asimismo, confiesan que los nipones no son grandes seguidores de este legado cultural.

El acto cierra un periodo de sus vidas. Tan sólo cuatro horas después de asistir al recital, ambas, de unos veinte años, embarcan en un vuelo que las conducirá 10.000 kilómetros al este, hasta su Japón natal. Entre otros impactos positivos, en su memoria quedará un mes de estudios hispánicos en Bilbao, el privilegiado entorno de la ría de Plentzia, que les ha encantado, la gastronomía local y un fragmento de música barroca.

Los músicos esperan para actuar. Maika Salguero

La mezzosoprano Beatriz Oleaga retrocede cuatro siglos hasta ese periodo refinado, aparentemente excelso, aunque, a menudo, tan sólo una apariencia carcomida por la miseria. Mientras posa en un photocall adyacente a la sala, su sofisticado vestuario y pálido maquillaje nos sugiere la atmósfera de las Cortes europeas, a la opulencia de las mansiones de aristócratas y burgueses melómanos, o, tal vez, los primeros teatros de ópera de la historia.

La artífice de esta puesta en escena es Naiara Beistegui, figurinista y escenógrafa, que reconoce su fascinación por dicha etapa. El protagonismo del barroco resulta curioso en un día como el de ayer, un 8 de marzo, cuando las mujeres del mundo salen a la calle para reivindicar la igualdad de género.

«Sí, era un periodo tan machista que se prefería castrar a los niños para preservar su voz aguda que recurrir a voces femeninas», apunta. El ámbito de la música clásica también manifiesta sus déficits en esa equiparación. «Sí, es un universo muy masculino, cierto, es algo en lo que tenemos que trabajar».

Uno de los conciertos en el Palacio Euskalduna. Maika Salguero

El festival demuestra, sin embargo, que, hoy, unos y otras disfrutan de la cultura. Tal es el caso de Concha, Victoria y Pepa Sanz, tres hermanas que comparten la afición por la música, que se confiesan fieles al Musika-Música. Su eclecticismo resulta encomiable ya que el viernes gozaron de los valses y el bolero de Maurice Ravel, audaz autor de las postrimerías neoclásicas, han disfrutado de la Sinfonía fantástica opus 14 del romántico Hector Berlioz y hoy asistirán a un concierto de cámara fiel al estilo barroco.

Quizás su gusto por la sólida orquestación explique su heterogeneidad, o, tal vez, se trata de una encomiable cultura musical. «Es lo más maravilloso, te evade, te llena y entusiasma», arguyen y aconsejan a los neófitos que acuden a los compositores más sencillos como Antonio Vivaldi o Johann Strauss para iniciarse en esta disciplina cultural. Como recuerda el programa de mano, «la música tiene la capacidad dual de expresar las emociones de quien la compone y de provocarlas en quien la escucha».

Mientras las hermanas se van, otros muchos llegan hasta formar una cola kilométrica. El Lucerne Festival Strings atrae a una multitud y es que, además de su maestría en la ejecución, el programa incluye piezas de Tomaso Albinoni, otro genio barroco y uno de los incentivos que aduce Iñaki Landa. «Por un precio increíble», alega este aficionado, uno de los cientos que se alinean en el auditorio. Sin duda, un año más, Musika-Música evidencia sus muchos alicientes para todo tipo de asistentes, hombres y mujeres, locales y foráneos e, incluso, increíblemente exóticos.

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