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Klaus Flouride, D. H. Peligro, el cantante Ron 'Skip' Greer más East Bay Ray. CARLOS Gª AZPIAZU
Dead Kennedys, viejos enemigos públicos

Dead Kennedys, viejos enemigos públicos

Sin su vocalista e ideólogo Jello Biafra, la mítica patrulla del punk yanqui aterrizó en la Santana 27 con tres miembros originales (de 63 y 73 años) más el actual cantante Skip

Óscar Cubillo

Domingo, 16 de octubre 2022, 08:23

No es una coña afirmar que el sábado hubo unas 555 almas (bastantes fumadoras) viendo a los fundadores del hardcore punk Dead Kennedys (San Francisco, California, 1978) en la sala Santana 27. A menos velocidad al interpretar sus aceleradas canciones clásicas, los viejales originales el guitarrista East Bay Ray (63 años), el bajista Klaus Flouride (73, todo un abuelete cano con una pegatina en su instrumento que ponía en grande DK y en pequeño Denmark, Dinamarca) y el baterista negro D. H. Peligro (63 años), más su cantante teatral actual Ron 'Skip' Greer (ex Winona Riders, está con los DK desde 2008 y rondará la cincuentena), dieron un bolo afortunadamente creciente (los primeros títulos -artríticos, tórpidos y lentos- no auguraron nada bueno) de 16 temas en 75 minutos, hora y cuarto exacta.

«Han estirado el chicle demasiado», protestó al final Azpiazu, pero es de entender que los muy veteranos se entretuvieran con parones, recesos entre canción y canción, rellenos musicales que develaban su capacidad instrumental técnicamente muy limitada (el mejor, el baterista Peligro, el más justo el guitarrista East Bay Ray, y es que en disco los Dead Kennedys estaban muy bien producidos y colaban muchos trucos) y los discursos del cantante (también los hacía Jello Biafra, aunque su sustituto Skip no le imita demasiado) porque a su provecta edad hay que dosificar fuerzas y no se puede (ni se debe) hacer alardes de ningún tipo.

El benjamín Ron 'Skip' Greer, ex Winona Riders. CARLOS Gª AZPIAZU

«Se oye a bajo volumen y además han sonado mucho mejor los teloneros, Txarly Usher y Los Ejemplares», seguía quejoso el bueno de Azpiazu. Pero por otros factores fue mucho peor el arranque de los Kennedys Muertos (a nuestra derecha estaba un chaval con una camiseta de los navarros Lendakaris Muertos), en primer lugar por la velocidad muy rebajada, pues no hay ni punto de comparación con las grabaciones históricas de sus cuatro LPs editados durante su primera encarnación, 1978-1986, cuando fueron denunciados, multados y condenados a prisión por sus portadas y fotos, más que por las letras políticas y paródicas de sus canciones, que los convirtieron en enemigos públicos de la sociedad estadounidense (con Putin estarían ya envenenados...). Así, debido a las facultades técnicas limitadas y a la falta de trucos de estudio les quedaron muy ralentizados 'Forward to death' y un 'Winnebago Warrior' tan torpe que se podría etiquetar como no wave más que como hardcore punk. La primera canción que tuvo un pase fue la quinta, 'Let's lynch the landlord', de rock a menos revoluciones.

Y ellos siguieron a paso de tortuga y con su cantante más charlatán que Lucas (el de Andy & Lucas), procurando que sus camaradas recuperaran el resuello con sus peroratas y que el bolo no se acabara al de 50 minutos. Y, empero la barrera idiomática, Skip buscó la conexión con la parroquia (muchas crestas punkis se veían entre la gente) y dijo «oh, gracias, el gusto en mío», en castellano, antes de continuar en inglés: «hoy he oído hablar mucho de fútbol, pero de modo erróneo, porque este no tiene el poderío, la magia y la majestad del futbol americano», y tocaron 'Jock-O-Rama (Invasion of the Beef Patrol)', con coros tribales que luego emularían los punkabillies británicos King Kurt.

El bajista bonachón Klaus Fluoride, el senior. CARLOS Gª AZPIAZU

El primer acierto fue el clásico impactante en disco 'Kill the poor', el cual provocó poguito en las primeras filas. Y mejor aún les quedaron la muy Toy Dolls 'MP3 Get Off the Web' (era la octava y el cantante tenía toda la camiseta sudada, una camiseta que no se cambió para reaparecer en los dos bises con ella ya hundida) y la dotada de (o lastrada por) un poso de locura 'Too Drunk to Fuck'. «Guau… Qué publico más maravilloso, creo que podríamos hacer esto toda la noche», dijo Skip Y de repente empezaron a discutir con su pipa, su técnico de escenario (que tuvo que recoger algún vaso arrojado al escenario quizá por algún fumador), simulando que se debía terminar el concierto porque iba a entrar la clientela bailarina de la discoteca. Ya ven qué infantil. «Mucho circo y poco punk», se quejó a su vez Óscar Cine.

Pero todo iba medrando subrepticiamente y el epílogo del concierto no mostró demasiadas costuras, ni mermas por la edad, al repasar éxitos clandestinos, o de culto y más allá, como el frenético 'Nazi Punks Fuck Off' (ejecutado tras un minidiscurso de D. H, Peligro contra la homofobia, el sexismo y el racismo), un 'California Über Alles' tamborero (Peligro batiendo dos timbales) y con giros muy Sex Pistols, más los bises, que tampoco cejaron en la transmisión de energía mediante una gótica algo Dead Boys 'Bleed for me', una atropellada y con la voz baja 'Viva Las Vegas' de Elvis Presley que alegró a la gente que la coreó, y un 'Holiday in Cambodia' en plan los Stooges siniestros, y el segundo bis con una 'Chemical Warfare' muy Toy Dolls también.

Qué difícil es ser punk siendo setentón...

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