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Tercera vez que vemos a los sarcásticos Lendakaris Muertos (Pamplona, 2004), los Dead Kennedys navarros, en la gira de su disco 'Mucho asco (casi) todo', ... con el que celebran su vigésimo aniversario (vio la luz el 19 de enero de 2024). Les vimos en la Santana 27, en el Azkena Rock Festival de Vitoria (la mejor de las tres), y este viernes en el Kafe Antzokia con el aforo agotado en la venta anticipada. Las dos primeras veces actuaron en quinteto, con dos guitarras, pero a Iván Carmona le acusaron de abuso sexual y el grupo le expulsó en noviembre, tras sólo dos años en la formación. El caso es que con una sola guitarra pueden mantener la atención del respetable y tirar del carro y hasta montar el circo punki.
En el Kafe Antzokia colgaron de fondo el gran telón con la portada del disco, un Pedro Sánchez hipnóticamente manipulador, delante colocaron un par de plataformas para que su cantante Aitor Ibarretxe se subiera a ellas a dar el mitin, y en 91 minutos dispararon unos 32 pildorazos. La fotógrafa Ania López les veía por primera vez y salió impactada y divertida, comentando que desde el primer segundo del concierto todo había sido un derroche de energía.
Ya, pero a esta edad ya se nota que hay pasajes del concierto en que se refrenan para recuperar resuello. No importa, también el público necesita recuperar el aire entra tanto canto coral (oooosss, estribillos de fácil asimilación, letras de canciones enteras…) y tanto pogo que llegó a cubrir (casi) todo el patio de abajo. Por cierto, el saltimbanqui Ibarretxe bajó numerosas veces a cantar entre el público que le adora, y tendía el micrófono a sus fans para que cantaran ellos. Como siempre, era muy divertido cuando se oían voces femeninas. Además, Ibarretxe subió al anfiteatro, escaló a los bafles laterales, saltó de pódium a pódium como si estuviera cruzando un acantilado, y al menos se cayó dos veces al suelo, pero sin dejar de cantar y disimulándolo muy bien: una se desplomó tras patinar sobre un puñado de bastones que había en el escenario y salió reptando por debajo de uno de los pódiums, y otra vez resbaló de un bafle y se pegó un buen leñazo que le pudo hacer mucho daño (en ese instante pensamos en las broncas escénicas que montaban los Aterkings, los rocanroleros de Markina).
Rocanroleros en plan los Dead Kennedys y Zeke resultaron los Lendakaris Muertos, algo así como La Polla Records de la contemporaneidad. Montaron un pedazo de fiestón, un circo con paripé, participación, recuperación e interacción. Y hubo numerosos momentos contagiosos y divertidos. «Bona nit, Barakaldo», saludó Ibarretxe, que dijo «a gusto» como El Drogas y dibujó un corazón con los dedos cual tierno triunfito. Enloqueció a la parroquia en 'Cómeme la franja de Gaza' y en la delirante 'Detector de gilipollas', en una inmersión entre el público le pusieron una máscara de oso panda, en otra reprochó «¡no me ofrezcáis droga!»... Los coros oooo-eó trufaron la canción del político 'Echenique' (etxe-nike, pronúnciese 'naik', como la marca deportiva), las viejas canciones funcionaron de maravilla dos décadas después ('Veteranos de la kale borroka', 'Centro comercial'…), el pogo devino endémico ('Drogopropulsados'), y se corearon consignas como «refugees wellcome, sí pero en mi casa no»…
El momento más paroxístico tuvo lugar en su canción futbolera 'Gora España' (qué raro, no es de las más oídas suyas en Spotify), cuando Ibarretxe avisó antes de vestirse la camiseta oficial de la selección: «a comportarse, que hay mexicanos», pero los más chavales jalearon «puta España, puta selección», e Ibarretxe les reconvino: «¡estamos haciendo el ridículo!». Y cuando tocaron la canción en sí, el Antzoki se convirtió en una vertiginosa y feliz montaña rusa.
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Y ya hasta el final hubo más momentos ora tribales ora hilarantes, como 'Sanchista y Jujano' (basado en la canción de la Champions) o 'El 4k se llevó a mi chica' (un trampantojo del 'The KKK took my baby away' de los Ramones). La peña se puso a corear eso de «esta sí, esta no» antes de 'ETA, deja alguna discoteca' (otro momento delirante: «Al bakala se la suda la independencia / al bakala se la suda el estado opresor / El pueblo quiere drogas / el pueblo quiere alcohol / el pueblo quiere sexo, sin pagar mucho mejor»), y los Lendakaris acabaron con la del oso panda y las ojeras farloperas, antes de despedirse mano a mano con sus fans, momento en que Ibarretxe reapareció vestido con una bata brillante como las de Hugh Hefner, el magnate del Playboy.
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