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Fue curioso: aunque la mayoría del público asistente, cuarenta almas, eran familiares y amigos de los actuantes, los madrileños Lolo Herrero & Los Equilibristas, este viernes ... en el Cotton Club no se acercaron al escenario, ni aunque lo pidiera en un par de ocasiones la corista Teresa Lecanda, medio bilbaína, medio zaragozana (cien por cien bilbaíno es el guitarrista Mikel Taibo). La peña se colocó en U, creando un vacío ante los músicos, pero aun así se implicó en el bolo de 19 canciones en 92 minutos; entre ellas, nueve de las diez de su tercer y último disco, 'EGO', y tres versiones inferiores a sus originales: 'Toda la noche en la calle' de Amaral, 'Ni tú ni nadie' de Alaska y Dinarama (montaron una fiestita con la gente ondeando los brazos, eso que Teresa avisó de que «no he podido ensayar porque me he quedado sin chica, se ha roto la mano...» (o sea que le han quitado tiempo las sobrevenidas tareas domésticas), y para acabar 'Barco a Venus' de Mecano (lo cual le pareció mal a Óscar Cine porque cree que no se puede acabar un concierto con una versión, y antes era muy habitual).
En efecto, las suyas, a dos guitarras, fueron mejores canciones. Cuidando las letras, sonando a un pop rock anterior al 'indie pop' que les cuelgan de etiqueta, Lolo Herrero & Los Equilibristas actuaron pendientes del limitador de volumen del Cotton Club: el baterista volvía la vista cada vez que redoblaba para comprobar cómo subían los dígitos, y al final dijo a sus compañeros: «Estoy todo el rato mirando el medidor».
Canónicos y bastante ochenteros, con los dos cantantes bebiendo gin tonic, cercanos a la parroquia y sabedores de que debían acabar a las 10 de la noche, Lolo & Los Equilibristas fueron al grano y, sin setlist definido, evolucionaron encadenando canciones paladeables que nos hicieron pensar en el donostiarra Javi Fermín ('Celos') y en el alavés Mikel Izal ('La historia interminable', con piano disparado que les grabó en el disco Garamendi; «esta es Coldplay total», observó Óscar Cine), en Sidonie (la funk 'Budapest', luego 'Último minuto en el backstage', con letra del bilbaíno Mikel, que escribe cuentos), en los Jayhawks en castellano ('Ciudad fantasma', cuya letra reza «cualquier memo puede ser hoy presidente»; al acabarla dijo el líder Lolo: «gracias por este aplauso merecido», y era verdad), en La Frontera en su vertiente más melódica ('De menos', 'Miénteme', «y no hablo de política, ¿eh?», advirtió Lolo sobre esta última), en unos Danza Invisible roqueros ('Hablando de ti'), en un híbrido entre La Guardia y Café Quijano ('Bye bye soledad'), en Arnau Griso (en la balada pija 'Objetos perdidos') y, evidentemente, en La Habitación Roja ('Perdiendo el norte').
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