Adiós inolvidable de Chill Mafia en un BEC entregado

Diez horas de fiesta han acompañado a Chill Mafia en su último concierto. Un show que quedó para la historia y en el que la emoción, la euforia y la nostalgia se mezclaron a partes iguales. Pogos, saltos y miradas cómplices de un público que nunca olvidará a Chill Mafia.

El espectáculo comenzó con la actuación de la castellonense Metrika que poco a poco fue recibiendo a la gente y poniéndoles a tono con su rap a base de golpes en la mesa y provocación. Todo un adelanto de la gran fiesta que iba a venir después. Con media hora de retraso por colapso en los puntos de acceso y con el BEC hasta la bandera, comenzó el adiós de Chill Mafia. Abrieron el espectáculo Kiliki Frexko y Flakofonki en formato jota con 'La del perro', demostrando estar a la altura de un público entregado desde la primera nota.

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El escenario era como una sala VIP de una discoteca, ya que en la parte trasera sillas y mesas estaban llenas con los artistas que esa noche les acompañarán en su último baile. A solo 10 minutos de comenzar el concierto, le tocaba el turno a los primeros invitados de la noche, Arepas, que acudieron a la llamada del grupo navarro vestidos como si fueran parte de su propia mitología. Ataviados con disfraces de porro, bolsas de cogollos y plantas, arrancaron con 'Hey Babylon'.

Un recorrido por los «éxitos de ayer y de hoy» que los han acompañado en su atropellada carrera, donde cada canción traía consigo un estallido de pasión. Los invitados seguían desfilando. Mirua fueron las segundas en salir a escena, interpretando una única canción, suficiente para contagiar la energía del público. Con 'Animal Crossing', los asistentes no solo cantaban, sino que sacaban los móviles para capturar el momento.

Bengo se unió a la fiesta junto a Chill Mafia, y la noche continuó con un repertorio cargado de clásicos, 'Atzerrian', 'Kolakao', que hicieron que el BEC estallara, y uno de los puntos álgidos llegó en honor a Rodolfo de Nerve Agent, quien fue felicitado con un 'Zorionak zuri' por su cumpleaños.

El concierto también tuvo sus momentos de calma. Amets Aranguren llenó el recinto con su voz, un instante de respiro antes de que el frenesí volviera con las colaboraciones. Mientras se preparaba el escenario, un video proyectado anunciaba la llegada de más artistas.

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Hofe puso el BEC patas arriba interpretando «Bi Esku Bi Laban», «El Xokas» y la apoteósica «Barkhatu», para deleite de un público con energía de 'hooligans' y la magia continuó con 'Doraemon' y un peluche de Nobita surcando el aire.

Además de los momentos de calma, no faltó el guiño al gaztetxe de Iruña, cuya inminente amenaza de desalojo también se hizo presente en el discurso de la banda y el mensaje de «muerte a Israel».

El show entró en su recta final con la aparición de Euskoprincess, quien convirtió el BEC en una pista de baile con 'El Moto y la Mota'. La intensidad no decayó en ningún momento. Ni el hombre araña se quiso perder el espectáculo con el tema de 'Speederman', disfrazado que se sumó al delirio, mientras los asistentes coreaban mensajes políticos y se preparaban para el tramo final. 'Mus corrido' e 'Ídolo caído' fueron el cierre definitivo y con 'I was born Errotxapean', el escenario se llenó hasta el límite con todos los «colegas» que les ha acompañado durante todo el concierto, culminando en un abrazo colectivo que simbolizaba el fin de una era.

Pero la noche no terminaba ahí. Aún había tiempo para la sesión de Katza, Brava, Bichos Raros, Puñales y Señora que mantuvieron la fiesta hasta las seis de la mañana. Chill Mafia se despidió como solo ellos podían hacerlo: con caos, amor y un legado imborrable. Agur eta ohore.