Los mejores planes culturales para los próximos días

Eso sí, no hay arpas celestiales ni voces angelicales en la adaptación al francés de 'I Lombardi'. Se impone el dramatismo. El montaje colosal del director de escena Francisco Negrín, que acogerá el Euskalduna, cargará las tintas en los momentos más dantescos, con guiños a 'La Divina Comedia' y un ritmo trepidante que hará sudar la camiseta a los solistas y al Coro de Ópera de Bilbao. El reparto, liderado por Jorge de León, Rocío Ignacio, Michele Pertusi y Pablo Gálvez, estará arropado por la BOS bajo la dirección de Francesco Ivan Ciampa. Un equipo que deberá luchar contra los nervios. La expectación es muy alta: entre el público habrá muchos críticos especializados de media Europa. El Euskalduna se convertirá en un centro de peregrinación para disfrutar de 'Jérusalem'. Una ocasión única.

El Arriaga centra esta semana buena parte de los mejores conciertos de la semana. Tras el de Coque Malla este miércoles, le seguirá el domingo Salvador Sobral. El artista portugués, rey de la delicadeza y la sensibilidad que fue capaz de vencer a la poderosa y archicomercial industria musical que copa Eurovisión -ganó el festival en 2017 con 'Amar pelos dois'-, llega a Bilbao para presentar su último trabajo 'París Lisboa'. Una delicia para los amantes del jazz y de las melodías alternativas. Tras superar unos graves problemas de corazón por los que se tuvo que someter a un trasplante, este treintañero vuelve a la carga con el nuevo trabajo que mostrará en directo en Bilbao.

Pero habrá vida fuera del Arriaga este fin de semana. Eso sí, la agenda musical no nos permitirá salir del teatro. Los Secretos actúan este viernes en el Campos Elíseos y hay que rendirse ante los clásicos. Aunque han sido fáciles de ver estos últimos años en Bizkaia, será una buena oportunidad de volver a disfrutar de ellos con el plus que siempre otorga el escenario de un teatro. En esta ocasión, la banda presenta 'Mi Paraíso', su nuevo trabajo.

Y para los amantes de las salas de conciertos, el Kafe Antzokia ofrece este viernes una alternativa muy interesante. Los Punsetes son una de las bandas más divertidas de la escena indie pop, incluso aunque su cantante, Ariadna Paniagua ni pestañee sobre el escenario. Les invito a que cuenten las veces que se mueve cuando canta. Les sobrarán los dedos de una mano. Pero la energía de su directo hace que no necesiten una frontwoman que pida palmas o que dance al ritmo de la música. Desprende electricidad incluso aunque parezca estar clavada al suelo. Los bailes ya los pone el público. El viernes también actúa Marta Soto en la Stage Live, aunque su público es bastante más juvenil y amante de música más comercial. El tiempo dirá si su proyecto acaba teniendo más recorrido.

Víctor Erice solo ha dirigido tres largometrajes en 58 años de carrera, así que cualquier nuevo trabajo suyo adquiere la categoría de acontecimiento. Los bilbaínos tenemos la inmensa fortuna de que, a sus 79 años, el genio de Carranza estrena una videoinstalación en el Museo de Bellas Artes, una pieza de 17 minutos titulada 'Piedra y cielo' con la que salda una deuda con Jorge Oteiza.

Un contador de tiempo en la entrada de la sala nos advierte del tiempo que resta para que acabe la proyección en bucle. La obra carece de argumento entendido como planteamiento, nudo y desenlace, pero Erice prefiere que la veamos como si fuera una película. El autor de 'El espíritu de la colmena' plantó su cámara en la cima del monte Agiña, en Lesaka (Navarra), frente a la estela funeraria de Jorge Oteiza dedicada a Aita Donostia y la pequeña capilla a su lado obra del arquitecto Luis Vallet de Montano.

No hay sillas ni puntos de luz, todo invita a sentarse en el suelo envuelto en la oscuridad y sumergirse en las fascinantes imágenes que se alternan en dos pantallas de ocho metros de ancho. Amanece en el Agiña y los sonidos de la naturaleza acompañan la ascensión del sol y el paso de un avión. Erice se detiene en filmar desde diferentes puntos de vista la obra de Oteiza y la capilla con una pequeña vidriera de colores que filtra la luz.

A los once minutos cambia la pantalla y llega la noche, con sonidos desasosegantes y un cielo estrellado que acaba encajonando la luna llena en la estela del escultor de Orio. El director de 'El sur' cierra las dos piezas con sendos poemas de Oteiza y la banda sonora incluye el 'Andante doloroso', la última composición para piano de Aita Donostia. 'Piedra y cielo' es una invitación a detenernos y advertir cómo la naturaleza convive con las huellas de la historia. Una visita a un escenario con dimensión metafísica que nos devuelve al cineasta más insobornable de nuestros días.

Los interesados en el arte en el País Vasco no contamos con grandes eventos públicos con la excepción de la Feria Internacional del Grabado, así que no podemos prescindir de una cita como esta, que nos proporciona una panorámica general del arte en un espacio relativamente amplio. Encuentros de este tipo poseen diversas ventajas, sobre todo para quienes quieren introducirse en este ámbito cultural. Entre otras virtudes, nos permite acercarnos, en tan solo una visita, a diferentes estilos y conocer obras de una amplia gama de obras y precios. Además, la obra gráfica es también un campo de pruebas para iniciarse en el coleccionismo y, a ese respecto, el evento proporciona un asesoramiento especializado. Un recorrido por los stands, ya sea libre o guiado, también nos permitirá conocer gran parte del circuito local y establecer preferencias en función de nuestros gustos. Por último, el FIG ofrece el sábado una combinación de arte y música en vivo, otra sugerente alternativa para un fin de semana que se anuncia gélido de puertas afuera.

Muy contadas personas en el País Vasco eran capaces de hablar más de un minuto de Jesús Rafael Soto (Ciudad Bolívar, Venezuela, 1923- París, 2005) antes de que su exposición antológica llegara al Guggenheim. Asociar el arte cinético a figuras como Vasarely, con sus efectos ópticos por los cuales las figuras geométricas pintadas parecen salirse del cuadro, resulta más sencillo. Pero Soto no exponía en España -en el Palacio Velázquez del Retiro madrileño- desde 1982 y su figura permanecía entre tinieblas, también porque al arte cinético u 'op art' no se le ha dado mucha importancia en los últimos tiempos. A estos inconvenientes se enfrentaba la muestra del Guggenheim, titulada 'Soto. La cuarta dimensión', y solo hacen falta unos minutos en ella para darse cuenta de que los supera sin problemas. Es la sorpresa del último trimestre del año, la revelación.

El artista venezolano llegó a París en los años cincuenta. Recogió el legado de las superficies geométricas de Mondrian, pintadas con los colores básicos, y de la abstracción más austera de Malévich. A esas formas les quiso imprimir la dimensión del movimiento -por lo tanto, del tiempo- y lo consiguió poniendo una placa de plexiglás con líneas perforadas que se superponían a los cuadrados, rectángulos y demás pintados en la base de madera del cuadro.

Frente a ellos, al espectador le parece que las figuras se mueven y que van cambiando a medida que él va moviendo su posición. Es un juego con la percepción y una experiencia estética muy recomendable. Como Lucio Fontana en la exposición que le precedió en el Guggenheim, Soto también practicó unas muy personales instalaciones antes de que estas se convirtieran en una obligación para los artistas a partir de los años noventa. Las llamó 'Penetrables', estructuras tridimensionales de la que cuelgan hilos de plástico o barras de metal. El visitante tiene que atravesarlas rozando esos elementos y, en el caso de los metálicos, provocando ruido. Merece la pena pasar por ellos.

Si yo pudiera desdoblarme, cosa que, aplicada a todas nosotras, sería un gran adelanto para la Humanidad, este jueves podría asistir a dos citas interesantes. Una es en Bizkaia Aretoa y propone una tarde-noche de 'mikroeszena': dos obras de teatro, una de danza y un concierto. Cada una tiene como mucho 30 minutos para contarse. La pieza de danza contemporánea de Eva Guerrero, 'Gorpuztu', se acorta aquí hasta los 20 minutillos pero conservará seguro todo su valor: el de partir de los movimientos que se realizan en distintas religiones y distintos momentos para crear una coreo que atrapa. La intérprete es Garazi Lopez de Armentia. La otra, muy distinta, es en Bidebarrieta. En el marco de las charlas de mujeres y ciencia, se nos va a redescubrir la aportación científica de muchas mujeres silenciadas. Eso sí que es memoria histórica.

Ya sin necesidad de superpoderes, el sábado se puede aprovechar para ver a la flamenca bilbaína Adriana Bilbao en Basauri. Su 'Hierro' es un homenaje a los mineros que vinieron a Euskadi a mediados del siglo pasado. Y pone la voz y la música Beñat Achiary, un creador sorprendente.

Grieg y Dvorák son dos de los más notables representantes del nacionalismo musical que tiñó el Romanticismo en la segunda mitad del siglo XIX. El segundo concierto de la temporada de cámara de la Sinfónica de Bilbao (BOS) ha programa dos de sus obras, que están impregnadas de un folclore que, a veces real a veces recreado, han contribuido a difundir. El cuarteto de Grieg, el segundo de su producción, es en realidad el único que se interpreta porque el primero se perdió y el tercero quedó sin terminar a su muerte. El compositor noruego lo escribió en 1878, nueve años más tarde del estreno de su celebérrimo Concierto para piano, con el que comparte no pocos elementos de lenguaje.

En su quinteto con piano, Dvorák incluye una 'dumka', una canción popular eslava que utilizó en numerosas composiciones y que tiene un aire lento y teñido de una cierta melancolía que se rompe en algunos momentos. La obra se estrenó en Praga en 1888, por lo que en realidad ambas piezas del programa comparten época y un inequívoco aire folclórico.

El Festival de Teatro de Santurtzi, decano de Bizkaia, sigue dando alegrías en su 40 edición con su cuidada selección de espectáculos. Esta semana recibe la visita del ilustre José María Pou con uno de esos grandes personajes que parecen cortados a su medida. 'Viejo amigo Cicerón' ofrece una visión contemporánea, despojada de túnicas, de la figura del célebre orador romano. Ambientada en una biblioteca, a través del trabajo que preparan dos estudiantes universitarios (Bernat Quintana y Miranda Gas) entabla un diálogo entre el pensamiento de Cicerón y nuestra convulsa actualidad. Con texto de Ernesto Caballero y dirección de Mario Gas, el montaje imagina diálogos y situaciones sin faltar a la verdad histórica. El último defensor de la República romana plantea preguntas que hoy nos hacen reflexionar. ¿Es la ley el valor supremo? ¿Y si es injusta? ¿Se puede imponer la tiranía de forma democrática? Llegará al Arriaga en mayo, pero quienes no puedan o no quieran esperar para buscar respuestas tienen una cita el domingo en el Serantes Kultur Aretoa.

No hay que perderse una exposición de escultura y, sobre todo, cuando está protagonizada por autores de relieve. No abundan fuera de las instituciones públicas y son aún más raras si aparecen como un diálogo entre dos artistas. 'Trazos' reúne a Miquel Planas y José Ángel Lasa y nos permite comparar dos autores de consolidada trayectoria. Me parece una ocasión excepcional para conocer dos miradas muy diferentes en torno a la misma disciplina. Por un lado, hallamos una interpretación geométrica con materiales industriales; por otra, la visión mucho más visceral, enraizada en la naturaleza. A aquellos que haya convencido, les recomiendo que se acerquen a la sala Axular con el propósito de disfrutar, entre otras posibilidades, de una hermosa puesta en escena, obras de gran formato de Lasa que no se habían visto hasta ahora y una exquisita colección de dibujos de Planas.

Los muchos seguidores de 'La Guerra de las Galaxias' tienen una cita ineludible en Barakaldo, el único lugar de la galaxia en el que conviven una réplica perfecta de Darth Vader, un diorama de la batalla de Hoth, una moto speeder, un Han Solo congelado en carbonita o una armadura mandaloriana. La exposición está llena de curiosidades agolpadas en vitrinas, escenografías y en llamativos montajes. No faltan las recreaciones a tamaño real de míticos personajes como el robot R2-D2, el afable Chewbacca, el repulsivo Jabba el Hutt o el misterioso Kylo Ren, uno de los protagonistas de la película que cerrará la actual trilogía el próximo mes de diciembre. Imprescindible