Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Los libreros miran al cielo en cuanto suben la persiana de los expositores. No porque pidan ayuda a nadie, sino para calibrar los augurios de la jornada. «Es mejor el sol que la lluvia, pero si hace bochorno tampoco es bueno», razona Asier Cuerva, en ... el estand de Txalaparta. Acaba de abrir, es mediodía y el termómetro de El Arenal marca 30 grados. El calor aprieta pero se aguanta. La Feria del Libro de Bilbao encara un fin de semana prometedor, a expensas de que la final del campeonato manomanista y el partido del Athletic contra el Real Madrid no retengan a demasiada gente delante del televisor.
«Siempre hay competencia, qué le vamos a hacer. A estas alturas, estamos más que acostumbrados. Pero soy optimista, tenemos que serlo», subraya Asier Muniategi, coordinador de la Campaña de Ferias del Libro de Euskadi, antes de girar sobre los talones para tener una visión panorámica del recinto. De momento no pinta nada mal y, muy oportunamente, se escucha a un músico callejero que toca 'O sole mio' y parece animar todavía más a la concurrencia.
Noticia Relacionada
En esta 53 edición hay 44 expositores, con novedades, clásicos y delicatessen como 'Pedro Páramo', de Juan Rulfo, en versión bilingüe (euskera/castellano) bajo el sello El Gallo de Oro y en traducción de Juan Garzia Garmendia. Todos tienen un 10% de descuento y la mayoría de los compradores aprovecha para hacer acopio de libros de cara al verano. El tiempo libre es el gran lujo del siglo XXI. Horas y horas para hacer lo que a uno le dé la gana. Ni la pandemia ni su resaca han hecho mella en la venta, todo lo contrario. «La lectura es salud, eso no se puede negar. Entre otras cosas, el cerebro se alimenta de historias», murmura Pedro Azcúnaga, ginecólogo jubilado, mientras hojea un ejemplar de 'Nuestro cuerpo', de Juan Luis Arsuaga. No se lo compra porque no lleva dinero encima, pero tiene días de sobra para hacerlo. Hasta el domingo 11.
Tiene 23 años y se quedó con las ganas de terminar el semestre de clases en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UPV/EHU. «Llegó la pandemia y tuve que regresar a Estados Unidos. Fue una pena grande, por eso juré que volvería», recuerda Cole Welch, en perfecto castellano y con dos libros bajo el brazo que se ha comprado en la caseta de Ediciones Beta II Milenio. «No le he dado muchas vueltas. He ido como una flecha a 'Bilbao. Un paseo en acuarela', de Elena Ciordia. Me encantan sus ilustraciones, tiene una gran sensibilidad. Me ha costado 24,30 euros y encima, me han dado otro gratis. He elegido 'Orgullosos de Bilbao', de Rafael Bacigalupe. Quiero enseñarle a mi familia todo lo que he visto aquí».
Se nota que el joven, que es de Raleigh, capital de Carolina del Norte, tiene el corazón partido. En los últimos siete meses ha impartido clases de inglés en el instituto Artabe de Otxarkoaga y no puede evitar emocionarse al recordarlo. «Los alumnos y alumnas son muy majos. El otro día me despedí y me dieron regalos». Ahora está apurando las últimas horas en Bilbao porque por la tarde marchará al aeropuerto para poner rumbo a Estados Unidos. «Allí la forma de vida es muy distinta. A todas partes se va en coche. En mi ciudad no hay un sitio como El Arenal», suspira con media sonrisa. ¿Y el futuro? ¿Dónde echará raíces Cole Welch? «Ah, no sé. Lo único seguro es que en octubre vengo de nuevo para dar clases de conversación en inglés en Otxarkoaga».
A los pocos segundos de curiosear, ya toma una decisión delante del expositor de Cristina Liburudenda. Hace cuentas y se saca del bolsillo 10,95 euros. Siempre ha sido una persona con las cosas muy claras. Se lleva 'Guía del club de lectura para matar vampiros', de Grady Hendrix, «porque tiene una trama que sorprende, a mí no me gusta lo previsible», explica María Lezana, que se define como no binaria y llega acompañada de Iñigo, su pareja. Es una gran lectora y también artista. Se gana la vida como ilustradora y redondea sus ingresos en el sector de la hostelería. En su cuenta de Instagram (@reisuart) expone parte de su obra, que en gran medida ha servido para dar vida a juegos de rol pero le encantaría trabajar con escritores.
«Me motiva todo lo que sea dibujar. Eso sí, mi estilo no es nada Disney. Lo que me gusta es el thriller y, sobre todo, el horror». Entre sus libros favoritos, enseguida le viene a la cabeza 'Insomnia', de Stephen King. «Es un autor inmenso, con muchas interpretaciones y profundo. ¡Qué uso más inquietante de la mirada de los bebés y los gatos! Y no digo más para no destripar la novela. Stephen King es fantástico. Nada que ver con las historias de Harry Potter. Con esas no pude, me resultó imposible». Más allá del terror, en los últimos tiempos le está empezando a atraer la ciencia ficción y la fantasía. «Son los géneros que más gustan a mi pareja. Los dos leemos mucho».
Psicóloga y trabajadora social, se encuentra en excedencia por maternidad, pero no pierde de vista las claves que aprendió en la carrera. «El ejemplo de los padres condiciona mucho. No puedes pretender que tu hijos lean si no te ven nunca con un libro», apunta Guria Gutiérrez mientras June, de catorce meses, gatea por el mostrador de la caseta de La Absurda Zurda. La pequeña toquetea las portadas y pasa el dedo por las páginas como si comprendiera el significado de las palabras. «Todo esto le resulta muy familiar. Tengo un niño de cuatro años, Ohian, que me pide libros cada semana. Todo esto que me llevo es para él. Tienen muchas ilustraciones, muy poco texto pero más que suficiente. Es importante que se acostumbre a las letras».
Ha comprado cuatro libros por 51,90 euros que responden a los gustos y preguntas del crío. La selección es muy cuidadosa y nada baladí, «porque se trata de algo importante». De ahí que haya apostado por títulos de Katie Daynes en torno a la basura, el reciclaje y el cuerpo humano, «porque todas ellas son cuestiones que a Ohian le empiezan a interesar». Como guinda también ha elegido 'Busca la mariquita en Plantalandia', de Katherina Manolessou, y 'Pilota Piztia', de Olga de Dios, «que me parecen ideales, no deberían faltar en la biblioteca de los más pequeños». Ninguno de sus hijos necesita el móvil de los aitas para entretenerse. Ohian y June se mantienen lejos de las pantallitas.
Está jubilado y habitualmente no lee cuando brilla el sol. «El buen tiempo está para las actividades al aire libre. Yo me compro libros para los días de lluvia», deja caer Ignacio Uranga. Cada jornada tiene su afán y él disfruta de todas. Nada que ver con su época de actividad profesional, cuando se dedicaba a «tramitaciones de oficina en el Puerto de Bilbao». Su afición por la lectura es relativamente tardía pero muy entusiasta. «Hombre, sí, claro que me gusta. En esta etapa de mi vida me he vuelto particularmente selectivo. Solo hago lo que me interesa y en materia de libros me dejo aconsejar por mi hermano, por eso me acabo de comprar 'El guardián invisible', de Dolores Redondo. No he leído nada de ella y a ver qué tal. Tiene muy buen precio con el descuento del 10%. Se te queda en 8,95 euros».
Entre los libros que más le han impactado, lo mismo cita la trilogía de Illumbe, de Mikel Santiago, que las seis novelas que componen 'Episodios de una guerra interminable', de Almudena Grandes. «También me llamó la atención 'Sapiens. De animales a dioses', de Yuval Noah Harari, aunque fuera un poco... especulativo». Disciplinado y amante del silencio, es un hombre que se enfrasca en la lectura y no necesita nada más. «No soy de ir a conferencias o pedir autógrafos a nadie. Me basta con el libro y la soledad. Si te atrapa, el tiempo vuela».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.