Reinventando la Historia

Bueno, esto de tratar una presunta homosexualidad de 2.300 años con la familiaridad de una pasión romántica, urbana y contemporánea suena un poco a chiste. Se puede hacer en el cine, claro, aunque resulta una ligereza hacer ficción sobre un concepto homosexual que no existía en el mundo griego antiguo, lo cual no quiere decir que no hubiera relaciones sexuales entre los hombres o que esos mismos protagonistas no tuvieran también y de forma natural sexo con mujeres. Pero una cosa es esto último, es decir, los roles sexuales de compleja definición en el mundo antiguo, y otra bien distinta la ficción alegre y cantarina que condiciona y trastorna con licencias gratuitas la verdad histórica.

Nadie sabe a ciencia cierta si Alejandro Magno mantuvo relaciones sexuales con Hefestión o si también las tuvo con un eunuco de su corte. Pasa lo mismo que con la serie de Disney+ sobre Cristóbal Balenciaga, donde la extrema reserva del protagonista sobre su vida privada se resuelve con la imaginación comercial que lo retrata en un capítulo retozando a sus cerca de 42 años con un jovencito de 25 (Wladzio d'Antaville). A lo mejor la escena no fue imposible, pero nadie estuvo allí para verificarla y menos para filmarla.

En cambio, sí sabemos que Cleopatra era blanca y descendiente de grecomacedonios, pero no de piel negra como también la retrata en otra serie Netflix, cuyo escaso éxito comercial ha sido achacado por su productora, Jada Pinkett, a una desmedida reacción del «supremacismo blanco». En fin, es posible que la historia sea una ciencia viva o que su relato deba pasar el filtro de la mentalidad actual, pero esto de reinventarla a golpe de claqueta es una coña.

Cuando a Gore Vidal le anunciaron la muerte de Truman Capote contestó malvadamente que era la mejor decisión que había tomado en su carrera. Pues sí, Capote era odiado por su arribismo inteligente, pero también por hacer compatible la literatura con el nuevo periodismo y el 'gossip' con la reflexión existencial, diseccionando la 'café society' del Stork Club y la Côte Basque en el alto Manhattan. De esto último, y del amor-desamor de Capote con las míticas 'swans' -las joyas humanas más adineradas y glamurosas de las que el escritor era confidente y paseante o 'walker'-, trata la serie de Ryan Murphy en HBO, enriquecida con un reparto estelar, un guion de notables diálogos y una insuperable dirección de arte. ¿Que cómo sale Capote de ella? Pues dual, como era: frívolo y profundo, indulgente pero implacable, preciso y difuso o vulnerable y fatuo.

El biopic venidero de Michael Jackson va superando obstáculos como en una larga carrera de vallas. Hace ya un año que se anunció una gran producción cinematográfica que abordaría todas las facetas de la vida del cantante, no sabemos si también incluidas las relacionadas con aquellas acusaciones de pedofilia que recayeron gravemente sobre su fama.

El caso es que como en su financiación también participaba la empresa que vela por el legado y los derechos de Jackson, siguen alzándose las voces para impedir un posible ocultamiento cinematográfico de sus 'pecados'. Sea como fuese, lo cierto es que esta semana se han desvelado algunas fotografías de la película, que podría llegar a los cines en abril de 2025.

Por el momento, su director, Antoine Fuqua ('Día de entrenamiento', 'The Equalizer'), asegura que el biopic revelará el lado bueno y el malo de Michael Jackson. Bueno, pues habrá que verlo. Pero esto de juramentar objetividad en una ficción biográfica que aspira a triunfar en la pantalla es como asegurar la condición líquida del fuego.