Fallece Concha Velasco
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Fallece Concha Velasco
Concha Velasco: de pionera del musical a heroína trágica, siete décadas en el escenario«Mientras tenga la capacidad de salir al escenario, no lo voy a dejar», decía Concha Velasco. Y lo cumplió hasta el final. El teatro fue la última parada de una carrera irrepetible, quizá porque en ningún otro medio podía sentir tan de cerca el ... cariño del público. La gente no solo iba a verla para disfrutar de su actuación, sino que esperaba con emoción el momento del saludo para escucharla a ella más allá del personaje. Hablaba con la naturalidad de quien está en su casa, siempre con humor y con guiños a la ciudad de acogida. Fue en uno de esos mensajes, el 7 de septiembre de 2021 en Valladolid, cuando anunció su retirada. «Mis hijos me han pedido que lo deje», les contó a sus paisanos, que no sabían cómo decirle adiós.
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La última función la ofreció dos semanas después en el Teatro Bretón de Logroño y anuló el resto de las representaciones de 'La habitación de María'. Sus problemas de movilidad ya eran evidentes cuando actuó en Bilbao a finales de agosto. El monólogo escrito por su hijo Manuel Martínez Velasco, en el que interpretaba a una escritora agorafóbica, le permitía estar sentada en todo momento. Se la veía frágil pero al final se puso en pie y el teatro, lleno de varias generaciones de incondicionales, se vino abajo. «¡Me dais la vida!», les dijo.
Todo el cariño que movilizó en aquella gira no fue suficiente para frenar el deterioro de la salud. Convencida de que «morirse encima de un escenario es una falta de educación tremenda», hizo mutis tras más de 60 años de trayectoria en los que abordó todos los géneros, desde la comedia a la tragedia griega de 'Hécuba' con la que entusiasmó al público del Festival de Mérida en 2013. Fue musa de Antonio Gala y brilló en el teatro musical, siempre se recordará su 'Mamá, quiero ser artista'. No en vano, empezó como bailarina y debutó en teatro a los 20 años en la revista 'Ven y ven al Eslava', de Luis Escobar. Compartía cartel con Tony Leblanc, con quien formó una pareja artística imbatible. También triunfó con su «hermano» Paco Valladares.
Fue mientras rodaba 'Don Juan Tenorio' para Estudio 1 cuando conoció a Paco Marsó, y también el 23-F la sorprendió en el camerino. Ella y José Sacristán decidieron hacer la función de noche de 'Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?' –la primera obra de Adolfo Marsillach– «como medida contragolpista. ¡Y tuvimos gente! Eso sí, en la función había referencias a Franco y, sin ponernos de acuerdo, Concha y yo evitamos nombrarlo. Luego supimos que estábamos en una lista...», contaba el actor, uno de sus grandes amigos, el que más la llamaba en los últimos meses para interesarse por su salud.
Ambos habían participado en la huelga de actores de 1975, la primera en la historia de España, con reivindicaciones como un día de descanso a la semana. Concha Velasco ya se había enfrentado a la censura en 1972 con 'Abelardo y Eloísa', que fue polémica porque ella y Berta Riaza se besaban en la boca. «Con aquella obra José Tamayo me convirtió en actriz dramática», recordaba. Su entrega fue recompensada con el Premio Nacional de Teatro como mejor actriz. Un galardón que recibió por segunda vez en 2016, en reconocimiento al «momento de plenitud artística» que vivía en esa última etapa. Encadenó grandes papeles dramáticos en 'La vida por delante', 'Hécuba', 'Olivia y Eugenio' y 'Reina Juana'.
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Era también un premio a su capacidad para remontar deudas y desengaños volcándose en el trabajo. Como artista disfrutó del éxito y de ser la más querida por el público, pero como empresaria conoció la ruina. 'Carmen, Carmen' –una comedia de Antonio Gala, del que estrenó seis obras, entre ellas 'Inés desabrochada'– «fue un éxito tan grande que nos volvió un poquito locos a todos los que participamos», contaba en su última visita a Bilbao. Quiso volar alto con sus producciones y lo apostó todo a 'Hello, Dolly'. Se gastó millones de euros en el decorado, comprado en Italia, y tuvo que desechar una parte porque no cabía en el escenario del Teatro Calderón de Madrid. La sala se llenaba de aplausos, pero no había forma de compensar los gastos. También con 'La truhana', de nuevo de Gala, perdió mucho dinero. «Claro que me duelen mis problemas económicos, pero los superaré de la única manera que sé, trabajando», decía entonces. Y el público siempre estaba allí, esperándola.
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