El cisma de la catedral de Burgos

En sus orígenes, el templo se inspiró en el modelo del gótico francés y más en concreto por la catedral de Reims. En el siglo XV se incorporaron las agujas de las torres de la fachada principal, sin la cuales hoy nadie lo reconocería. Pero los cambios más numerosos se produjeron entre el XVIII y el XIX, también los del actual objeto de discordia, la portada de Santa María, antes de que el derribo del Palacio Arzobispal a principios del XX o las réplicas de la Galería de los Reyes, en vísperas del XXI, suscitaran asimismo no pocas polémicas.

De modo que en Burgos ya tienen experiencia en estos asuntos. A pocos meses de que empiecen las celebraciones por el octavo centenario, el proyecto del artista Antonio López para esas tres puertas, que representan a la Virgen, al Dios padre y a la Encarnación en Jesús, han desatado una ostensible divergencia de pareceres, un cisma patrimonial, estético y ciudadano.

El cabildo de la catedral, compuesto por sacerdotes, defiende la intervención, lo mismo que Fundación VIII Centenario de la Catedral, que se está movilizado para conseguir los 1,2 millones que cuestan las tres puertas en bronce de López, con algunas dificultades por el impacto de la covid en el tejido empresarial burgalés. No obstante, la consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León tiene la última palabra patrimonial.

En la oposición al proyecto se encuentran iniciativas como la del pintor burgalés Juan Vallejo, que ha reunido unas 65.000 firmas en change.org. También se han pronunciado en contra, a través de tres manifiestos, un numeroso grupo de profesionales y ciudadanos, agrupados en una plataforma.

El ICOMOS, Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, mostró su «preocupación» por la reforma en un informe del que se ha distanciado la UNESCO, a la que está asociado, ya que este emitió hace unos días un comunicado diciendo que sólo había cumplido con su deber, entregar el informe al Ministerio de Cultura, lo que en ningún caso significa que ampare su contenido. El informe no está colgado de la web de ICOMOS, al contrario que los referidos a otros casos como el del Palacio de Bellas Artes de San Sebastián, y cualquier solicitud para leerlo depende «de lo que diga la junta directiva en su próxima reunión», según han comunicado a este periódico.

En cuanto al pronunciamiento de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, responde en sus actas del 8 de marzo a dos peticiones de información, una de ellas de la plataforma ciudadana. En su valoración, recuerdan que la catedral es monumento nacional histórico-artístico (hoy BIC) desde el 8 de abril de 1885, y que fue declarada patrimonio de la humanidad en 1984 «en su integridad». Aconsejan pues mantener las puertas neoclásicas de 1790, ejecutadas seguramente por los carpinteros Miguel, Román y Juan de Baztigueta en madera de olmo negrillo. Declinan hacer más comentarios y se remiten a lo ya recogido en el texto, de algo más de un folio.

El catedrático de la Historia del Arte de la Universidad de Burgos y presidente del consejo asesor de Fundación VIII Centenario de la Catedral, René Jesús Payo, considera que las puertas de Santa María son las «menos agraciadas» del conjunto catedralicio, lo que justifica que se intervenga en ellas.

«Para poner las puertas neoclásicas eliminaron las esculturas circundantes, con lo que la narrativa de la Virgen y la Encarnación, y Dios como ser que las hace posibles, se pierde. Lo que se pretende con las puertas de Antonio López es que vuelva a entenderse ese significado a través de su lenguaje figurativo, apto también para los feligreses de ahora», explica el catedrático.

Una intervención de este tipo exige que se integre bien con la estructura existente, que la enriquezca, que no la mutile y que sea reversible, enumera Payo. Y a su juicio, el proyecto del artista cumple con estas premisas. «La reversibilidad es importante. Significa que si, por ejemplo, dentro de veinte años se decide cambiarlas por las razones que fueran, no habría ningún problema. Quedarían como patrimonio y podrían exponerse en el museo de esculturas. Tres piezas en bronce de Antonio López por 1,2 millones es algo mejor que un buen precio».

Respecto a las posibles demoras de López, con el 20 de julio ya próximo, asegura que las dos puertas pequeñas están ya prácticamente terminadas y quedaría por fundir la grande y central. «No pasa nada si llega más tarde. Lo importante es que la ciudadanía las hagas suyas».

Pero, en una parte de la ciudadanía, los ánimos están caldeados. Una persona que ha firmado los tres manifiestos, y que prefiere mantener el anonimato, apunta a que los partidarios de colocar las puertas han promovido dos campañas en change.org con bajos resultados. De hecho, la suma de las dos no llega a las 340 firmas. Se pregunta qué ocurriría si un proyecto así se intentara realizar en otro monumento español de semejante transcendencia.

El tercer manifiesto es el más elaborado y se presentó el jueves, un día antes de que PP y Vox presentaran en el ayuntamiento, con alcalde socialista, una moción para que el pleno diera su apoyo al proyecto de López, lo que consiguieron con los votos de Ciudadanos y la abstención del PSOE.

Los miembros de la plataforma arguyen que las puertas «no se integran ni con la estructura gótica ni con la intervención neoclásica; no conserva las proporciones de la fachada; ni respeta los modelos iconográficos sobre la Trinidad», ya que las figuras «están insipiradas en la familia del autor y en él».

Ahora, la solución a esta polémica pende de lo que diga el boletín de la Junta de Castilla y León.