De Johnny al Txato: el 'glamour', con mascarilla

En una edición normal su presencia habría movilizado a los fans. Esta vez el Festival pidió que no se acudiera a recibirle y la gente cumplió. Johnny Depp ha sido, con permiso de Viggo Mortensen, la estrella más mediática del año. Vino con su aire desgarbado de hippy del XXI y una amplia colección de sombreros y gorros. Afable y encantador, venía a hablar de su película, la historia de Julien Temple sobre el líder de The Pogues, pero comentó hasta los mandatos de Trump. Para el 'eusko label' deja su pasión por el txakoli, del que confesó estar «obsesionadio». Se fue a Montecarlo, su siguiente destino, con varios botellas en la maleta.

Allen no pudo venir a presentar su película donostiarra, pero a cambio saludó en 'telellamada', como un aitona confinado, y envió a sus dos protagonistas femeninas, Gina Gerhson y Elena Anaya. «Fuimos como hermanas en el rodaje y somos como hermanas ahora», dijo Gershon, que es puro 'glamour', ya de vuelta de casi todo, lo que la hace doblemente glamurosa. Elena Anaya desveló las broncas que le echaba Allen durante el rodaje, hasta que logró el tono que le pedía el director. Fueron madrinas del arranque. La película se estrena el viernes.

¿O sí? Mortensen vino a recoger su premio Donostia y a presentar 'Falling', su aplaudido debut como director. ¿Quién iba a decirle que se hablaría más de sus camisetas de fútbol que del propio galardón? El neoyorquino es fan del San Lorenzo desde sus años jóvenes en Argentina. Con una camiseta de ese club llegó a San Sebastián, con una mascarilla de ese equipo salió al escenario del Kursaal y con la música de esos colores fue recibido. Pero Jon Maya, director de las originales gala de este año, jugó con la complicidad de la Real Sociedad y uno de los capitanes txuri urdin, Asier Illarramendi, salió a escena a regalar el actor la camiseta del equipo de casa. Decía aquella campaña de la Real «yo no tengo segundo equipo», pero por un momento el propio club guipuzcoano pareció tentar a Viggo. Aún resuenan sus palabras en favor de la sanidad para todos y la defensa de la vida: ahí sí ganó por goleada.

Nuestra 'guerra y paz' nada tiene de 'glamour', pero el estreno de la serie 'Patria' fue otro de los grandes momentos. Buena parte del 'star system' vasco participa en la adaptación del libro de Fernando Aramburu pilotada por Aitor Gabilondo. Y dos damas de nuestra escena, que representan a las dos etxekoandres de la ficción, brillaron en la alfombra: Elena Irureta y Ane Gabarain, más ese 'Txato', víctima y protagonista de la historia, encarnado por Jose Ramon Soroiz. Hubo algo de catártico en la presentación de una serie que está ya en HBO. El Zinemaldia consigue que Johnny Depp y el Txato de Aramburu coincidan en un titular.

Fue Premio Donostia en 2006. «Es a toda una carrera, pero espero que aún me quede la mitad por hacer», bromeó entonces. Y ha vuelto con su segunda película como director, 'El Gran Fellove', sobre el cantante cubano Francisco Fellove. Dillon fue la antiestrella. Se escapó a hacer turismo y se hacía 'selfies' con su chica como si estuviera de vacaciones.

El cocinero fue esta vez la estrella en el palco: el estreno de 'Arzak Since 1897' resultó un homenaje a una familia y una 'casa de comidas' marcado por la emoción.

Es la generación que toma el relevo a las Maribel Verdú o Aitana Sánchez Gijón: Ester Expósito o Ingrid García Jonsson revolucionan las alfombras. Algo está pasando en Instagram.

Eugène Green es director y traía su película, pero no se quiso poner mascarilla en el pase. Le avisaron, se resistió y le echaron. Esto iba en serio. Fin de la historia.

Su cine no es precisamente de relumbrón, sino duro. Dea Kulumbegashvili tiene 34 años y ha ganado la Concha de Oro y tres premios más con su 'Beginning'. Resultó que el glamour era ella.

El personal que desinfectaba las salas, que secaba la alfombra, que recordaba amablemente que había que lavarse las manos. Ellos han puesto el verdadero glamour. Aunque fuera con mascarilla.