Ernesto Alterio: «En Argentina se dirige el país como se dirige una empresa»

–Viene al FANT por primera vez de la mano de un realizador vasco, Aritz Moreno, con el que ya había trabajado anteriormente.

–Sí, 'Moscas' es su segunda película y también tuve la oportunidad de trabajar en la primera, que era 'Ventajas de viajar en tren'. Es un director que me encanta, que tiene una mirada muy particular, muy especial. Yo creo que los vascos os tenéis que sentir muy orgullosos de él. También tenemos más vascos en esta película, está Javier Aguirre, un gran director de fotografía, y Antton Zabala de asistente de dirección.

–Una película con muchos vascos pero rodada en Argentina.

–Y eso es lo que hace especial a esta película. Como actor, como espectador y como argentino que soy, nacido en Buenos Aires, creo que nunca se ha visto la ciudad de esa manera, tal y como ha sido retratada en 'Moscas'. La mirada de Aritz Moreno y de Javi Aguirre hace que Buenos Aires sea un personaje más.

–Una Buenos Aires sórdida, la cara B de la ciudad.

–Claro, es que el recorrido por la ciudad tiene que acompañar a lo que le sucede al personaje. Contamos la historia de un empresario, un constructor argentino, que está en el cenit de su éxito. Entonces, de camino a una reunión, pincha un neumático en la autopista y decide cambiar él mismo la rueda y, cuando va a abrir el maletero, dentro hay un cadáver. Ahí empieza una peripecia que lo va a llevar desde lo más alto a los suburbios más tremendos de Buenos Aires.

–Hay una crítica bastante fuerte a un capitalismo despiadado, cuyos efectos sufre especialmente Argentina.

–Sí, esto del 'todo vale' se ve en Argentina, pero creo que también en cualquier otra parte. Hay un tipo de personas que se sienten impunes, que piensan que pueden hacer cualquier cosa para para conseguir lo que quieren. Sí que tiene que ver con el capitalismo feroz y desbordado, pero también con la sensación de impunidad. Hace poco hemos tenido en España casos de gente con comportamientos así, se me ocurre el de un antiguo directivo de una organización deportiva…

–Sí, el de un señor con poco pelo.

–Efectivamente. El ejemplo perfecto de un comportamiento en el que te crees por encima del bien y del mal, pero te llega un momento en el que tienes que mirarte al espejo y ver qué pasa.

–En su personaje hay también un desprecio por la cultura.

–Claro, estamos ante un hombre hecho a sí mismo, un 'self made man' que tiene un desprecio por la cultura y por todo lo que no dé un beneficio económico aparente. Es un tipo de pensamiento que lo estamos viendo claramente en Argentina con ciertas políticas de ultraderecha. Parece que dirigir un país es como dirigir una empresa y que solo interesa lo que da beneficio.

–¿Qué país se encontraron en el rodaje, pocos meses antes de la llegada al poder de Javier Milei?

–Lo que pasó es que justo rodamos a principios del año pasado, cuando Argentina acababa de ganar el Mundial, entonces había una euforia que duró durante los dos meses que estuvimos allí. Pero el escenario ya era tremendo, con mucha inflación y los índices de pobreza subiendo

–¿Tiene miedo a un retroceso democrático? Su familia vivió el exilio en la dictadura de Videla.

–Miedo no, pero sí preocupación, no solo por Argentina, sino por el avance de los pensamientos de ultraderecha en todo el mundo. Se está instalando en la sociedad una mentalidad que tiene que ver con un retroceso de una serie de libertades.

–Más allá, acaba de rodar una serie de Borja Cobeaga sobre la monarquía española en clave de humor.

–Exacto. Últimamente he tenido la suerte de trabajar con directores especiales, y tanto Aritz como Borja lo son. A lo mejor es porque son vascos (ríe). Borja tiene un sello muy particular y se atreve a tocar palos que no se han tocado antes. Además, hace un tándem increíble con Diego San José y han desarrollado una fineza en hablar con humor de cosas que hasta entonces eran sensibles.