Expectativas. Vidarte prevé que 2022 se cerrará con una asistencia en el entorno del millón de visitantes. luis ángel gómez
Juan Ignacio Vidarte | Director general del Guggenheim Bilbao

«Estamos muy cerca de alcanzar el mejor verano de la historia»

«Los 40 millones de la Diputación para Urdaibai son cruciales, pero hay que trabajar sin pausa para lograr los fondos europeos»

Domingo, 28 de agosto 2022, 00:55

Para el Guggenheim, la pandemia ya es historia. Supuso un golpe muy duro, porque el museo estaba acostumbrado a pasar del millón de visitantes. Era su 'velocidad de crucero', que retoma este año. La semana del 8 al 14 de agosto ha sido la mejor ... de su historia, con 50.434 visitantes. La exposición 'Motion', comisariada por Norman Foster y con el automóvil como protagonista, ha contribuido a acelerar los números. Y aún queda la celebración del 25 aniversario, a partir del 19 de octubre.

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- ¿Cómo interpreta estos datos?

- Hemos tenido el segundo mejor julio y la mejor semana de la historia, la del 8 al 14 de agosto, como recordabas. Hemos dejado de compararnos con el año pasado y ya lo hacemos con 2019, cuando alcanzamos el récord de los tres meses que contamos como verano, de junio a agosto. Estamos muy de cerca de él. Hemos hecho un esfuerzo para posicionar el museo después de la pandemia, porque pensábamos que este todavía sería un año de transición. Pero ya no va a ser así.

- El récord de enero a agosto se produjo en 2018 con 837.000 visitantes. ¿Ocurrirá algo este año?

- Otra vez, vamos a andar muy cerca. Hasta ahora hemos tenido dos fases, la primera más próxima a lo que habíamos previsto, y una segunda a partir de la Semana Santa, en la que todo se ha acelerado.

Visitantes extranjeros

«Empezamos el año por debajo de lo normal y ya estamos en el entorno del 70%»

- ¿Causas?

- Nunca hay una sola. La programación, en especial la exposición con automóviles 'Motion', está generando muchas visitas. Estamos recuperando el nivel de afluencia de extranjeros. Empezó por debajo de lo normal y ahora se sitúa en el entorno del 70% del total. Eso es muy importante para nosotros, un buen síntoma. Pero también hay que tener en cuenta que hacer predicciones es cada vez más difícil y que la incertidumbre forma parte de nuestras vidas. Veremos qué pasa en otoño. Hay que ser prudentes.

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- ¿No le parece que los datos demuestran que el Guggenheim, después de la pandemia, sigue estando en la cabeza de la gente como destino cultural?

- Por eso decía que era necesario posicionarse cuanto antes. Se trataba de recordar que existíamos, después de dos años en los que hemos estado debajo del agua. Preparar una exposición cuesta unos tres o cuatro años, En momentos críticos de la pandemia seguimos apostando por la programación con el esfuerzo de la plantilla y el apoyo de las instituciones y patronos. Hemos conseguido salir de los dos años anteriores sin déficits, sin mochilas, a pesar de tener una reducción de visitantes del 70% y del 30% de los ingresos en 2020. Ha habido muchas limitaciones, también en 2021. Pero siempre que se levantaba alguna restricción, los visitantes respondían.

Apertura al territorio

«La entrada será gratis porque queremos que los ciudadanos vascos conozcan mejor la colección»

- ¿Cómo influye una exposición como 'Motion' en el público extranjero? ¿Vienen al Guggenheim para a visitar un museo de alcance global o para ver una muestra específica?

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- Para el público extranjero, el peso del nombre Guggenheim es muy importante, tanto o más que la programación específica. Sin embargo, hay proyectos como 'Motion' que están teniendo una transcendencia especial. También nosotros nos hemos preocupado de que la tengan, sobre todo en los países de los que acogemos más personas, como Francia, Reino Unido, Italia o Alemania. Si bien es cierto que el visitante extranjero viene por el museo, hay que recordarle que estamos aquí a través de la novedad de las exposiciones temporales, unas con un gancho más evidente que otras. Es fundamental que se siga hablando del Guggenheim.

- El programa 'Apertura al territorio' ofrecerá la entrada gratis para todos los residentes de la Comunidad Autónoma Vasca, del 19 de octubre, fecha exacta del 25 aniversario, hasta el 30 de noviembre. ¿Ayudará de cara a las cifras de final de año?

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- Sin duda. Pero más allá del pico que se pudiera producir en esas cinco semanas, cerraremos este año con unas cifras muy buenas. Nuestra previsión era estar en torno a las 840.000 visitantes. Hicimos con esta previsión el presupuesto para este año. Tal y como vamos, es obvio que superaremos esas cifras. Yo creo que vamos a estar en torno al millón de visitantes.

Novedades

- Todavía falta el otoño, los puentes y las Navidades. ¿No se queda corto?

- Ojalá. Hay que ser prudente. Tendría una significación muy especial en el año del 25 aniversario.

- La iniciativa coincide con la apertura de la exposición 'Secciones/ Intersecciones', formada íntegramente por obras de la colección en las tres plantas del museo.

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- Sí, la gratuidad en esas fechas también quiere fomentar un mejor conocimiento de la colección por parte de los ciudadanos vascos. El museo les pertenece. Es la primera vez que damos ese protagonismo a las obras de arte que hemos ido comprando desde 1996, antes de la apertura, y que hemos ido presentando de manera parcial o dentro de otras exposiciones. La colección es una de las señas más decisivas de la identidad del Guggenheim y el núcleo de su futuro.

Guggenheim Urdaibai

«El proyecto tiene una gran complejidad porque depende de todos los niveles de la Administración»

- Hace años que no se compra por las restricciones presupuestarias en ese capítulo debido a los efectos de la crisis de 2008.

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- Nos coge en un momento esperanzador porque se ha vuelto a recuperar el proceso y hay unas buenas expectativas para el futuro.

- Tiene que haber unos siete millones en la caja destinada a las adquisiciones.

- Bueno, quizá haya alguna novedad en ese capítulo en la exposición de octubre. Y tenemos la perspectiva de que pueda haber más aportaciones para las compras.

25 años de la apertura

«Después de las inauguraciones oficiales, había que gestionar la normalidad»

- Algunas obras, como los cuadros de Rothko, De Kooning, Warhol o Basquiat, se han revalorizado muchísimo. Hoy sería muy difícil comprarlas.

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- Hemos seguido una política muy selectiva, centrada más en la calidad que en la cantidad. Contábamos con el apoyo de las otras colecciones Guggenheim, la de Nueva York y Venecia, y no teníamos por qué apresurarnos. Luego está el momento en que se realicen las compras y la suerte, porque depende de que haya las obras en el mercado que coincidan con tu criterio y con tu presupuesto. También es cierto que en algunos casos detectamos la importancia de algunos artistas antes de que se volvieran muy caros. Nunca te parece que estás pagando poco. Luego, cuando pasa el tiempo, te das cuenta de que era una buena oportunidad. Seguimos con la misma política de compras, aunque hemos ampliado el foco geográfico y valoramos especialmente el trabajo de las mujeres.

- ¿Cómo ve el Guggenheiem Urdaibai?

- Se están dando pasos muy interesantes y necesarios desde el punto de vista de la voluntad política, a través de la declaración del diputado general, Unai Rementeria, y de la agilización de los pasos administrativos. Los 40 millones de la Diputación es un comienzo sin el que no puede darse todo lo demás. Hay también una buena sintonía con el Ministerio para la Transición Ecológica. El proyecto tiene una complejidad importante porque depende de prácticamente todas las administraciones, desde los ayuntamientos a Costas y a la Unión Europea. Hay que trabajar sin pausa porque dependemos de los fondos europeos para la recuperación y eso marca unos plazos de aprobación en Bruselas.

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- ¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza de los primeros días del Guggenheim, hace 25 años?

- La primera imagen que viene es el momento en que se abrió al público, después de las inauguraciones oficiales. Había una pequeña cola a la entrada y nosotros estábamos al otro lado, en el vestíbulo, expectantes, para ver cómo funcionaba el museo en la vida real. Todo lo que había rodeado al Guggenheim en los cinco años precedentes había sido muy intenso y en algunos casos trágico, como el asesinato del ertzaina José María Agirre. A partir del 19 de octubre, había que gestionar la normalidad, la gente que entra, compra su entrada y le gusta o no la experiencia. Fue un momento de una gran expectación y también de mucha emoción porque condensaba el resultado de todos los años previos de trabajo. En los meses siguientes vimos que funcionaba mucho mejor de lo previsto, y nos dio un gran subidón de adrenalina a todos los que estábamos en el museo en ese momento.

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