El 'Bimba y Lola vizcaíno' o la firma de tres amigas de Galdakao que apuesta por la artesanía

Para entender la historia de esta marca, nos remontamos al año 2015, cuando Ana, que ya se había introducido en este universo artesanal junto a su hermana, empezó a crear artículos para ayudar a la protectora de animales 'Gureak': desde gorros de punto o productos de filtro hasta peluches para niños. «Después se vendían en los mercadillos que organizaban para recaudar fondos», explica. Un aumento de la demanda llevó a esta creativa a contar con el apoyo de Marimar, su amiga desde hace «media vida» y aficionada a la costura. «Me lo comentó un viernes tomando un vino. Le dije que sí y su hermana Leticia, que también estaba con nosotras, se animó», cuenta Marimar. Unidas por el mismo fin, estas tres emprendedoras empezaron a producir su propia artesanía solidaria para mejorar la situación de los peludos que necesitan un hogar. La gran acogida les impulsó a formalizar su afición y fundar en septiembre del 2019 'La Galga Menta'. Decidieron bautizar así su proyecto por su amor por los animales y en homenaje a los inicios de la marca. «Además, mi galga se llama Menta», concreta Ana.

Compañeras de vida... y de trabajo. Juntas forman el equipo perfecto. «En estos dos años, no nos hemos enfadado ni una vez», reconocen entre risas. Ana es la mente creativa de la firma y la que se encarga de confeccionar el primer patrón. «Siempre está maquinando», admiten. Después, con la ayuda de Leticia y Marimar, elabora originales artículos que no se pueden encontrar en las grandes superficies, ni en ningún sitio. «Los hacemos en nuestras casas de principio a fin, no hay nada igual», aseguran. Por ejemplo, el acolchado de los últimos bolsos que han lanzado al mercado tiene «forma de diamante» y los tejidos con los que confeccionan sus sudaderas provienen de Francia y Reino Unido. «Me encanta enredar en Internet y buscar telas», añade Ana. Se autodefinen como 'bonitistas', es decir, creadoras de cosas bonitas, y no se limitan a un tipo de artículo en concreto. Su listado va de originales prendas o accesorios, como pendientes de arcilla o cuellos de punto, hasta perchas para bebé (una de sus primeras creaciones) o pizarras que se pueden doblar para llevar en el bolso y que los críos estén entretenidos. «Qué miedo nos da Ana cuando nos dice que tiene una idea», bromean Leticia y Marimar.

En esta pequeña empresa, en la que reina el buen rollo, sus fundadoras han establecido varias tradiciones que siguen a rajatabla. Los viernes a las siete y media de la tarde celebran la «reunión general» mientras se toman un vino y los domingos es día de mercadillo. De hecho, desde sus inicios, forman parte del 'market' que se celebra semanalmente en la asociación sociocultural ZAWP, situada en Zorrozaurre. «Fuimos unas de las pioneras. Para nosotras es el día más divertido de la semana. Nos lo pasamos bomba, ¡a mí que no me lo quiten!», exclama Marimar. Y en esta entretenida jornada, estas tres amigas también han fijado algunas buenas costumbres, como desayunar juntas antes del mercadillo y parar a la una del mediodía para tomarse una caña. Cada una tiene asignada una tarea específica: Ana, la más creativa, monta el puesto, Marimar prepara el café y el bizcocho para el resto de creadores; y Leticia, con gran don de gentes, se encarga del trato con el cliente. «Se le da muy bien vender», añade Marimar. Todavía recuerdan con cariño su primera venta: un peluche con forma de perro. «Nos pusimos tan nerviosas que no sabíamos lo que hacíamos», recuerdan entre risas.

También se desplazan a diferentes puntos de Bizkaia para ofrecer sus originales productos en tiendas efímeras repartidas por el territorio los fines de semana. «Hemos chupado mucho frío», aseguran. Sus últimos encuentros les han llevado a Durango, Igorre, Abadiño o Algorta, el más reciente. «La marca ha tenido muy buena aceptación. En concreto, creemos que todo el municipio va a llevar nuestras sudaderas, porque han arrasado», admiten. Unos artículos con precio moderado, que va de los 10 euros hasta los 32, y que incluso personalizan a gusto del cliente: «Si tenemos el material, podemos hacerlo de una semana para otra». Además, también se pueden comprar sus divertidas y coloristas creaciones a través de su cuenta de Instagram.

Su única pretensión es pasar su tiempo libre juntas creando piezas artesanales y hechas con cariño. ¡Una combinación inmejorable! Además, ganan un dinero extra para irse de cena de vez en cuando o hacerse un viaje de amigas. «¿Que podríamos petarlo como 'Bimba y Lola'? ¿Por qué no? Pero creo que seguiremos así ¡y tan felices!», zanjan.