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El cumpleaños de Oilda Alzola marcaba en su casa el inicio de la Navidad. Desde que era pequeña, su hogar se llenaba cada 19 de noviembre del espíritu navideño que siempre le ha transmitido su madre. «Ponía todos los adornos para mi cumple y los ... quitaba en enero lo más tarde posible. Hoy en día sigue yendo a la cabalgata de Reyes», cuenta esta getxotarra entre risas. Un entusiasmo por esta festividad que hoy Oilda también comparte con su madre. Tanto que el pasado 27 de noviembre dio el 'sí, quiero' a Jesús Mora en una boda ambientada en la Navidad y con Papá Noel como invitado. Las niñas de arras fueron, sin duda, la otra sensación del enlace: Marina arrastró hasta el altar un pequeño trineo de madera en el que iba montada la pequeña Vera. «Yo quería haber llegado en carroza al restaurante, pero no entraba por la puerta y tuve que deshechar la idea. Para mí las bodas de verano son todas iguales, no tienen ningún encanto. Dicen que la mía ha marcado un antes y un después, que así no se ven muchas», bromea esta empresaria de 32 años, que regenta un centro estético en Barcelona, donde vive con su pareja.
Oilda veranea desde la infancia en Salou, donde residen sus abuelos. Allí conoció a Jesús. «Era el mejor amigo de mi primer novio, también catalán. Me reencontré con él siete años después, en una boda en Barcelona, y en 2016 empezamos a salir», recuerda. La pedida de mano fue en 2019 y, claro, el anillo llegó en forma de regalo navideño. «Mi madre espera cada 25 de diciembre a que volvamos de Cataluña para abrir en familia los regalos. Debajo del árbol había una cajita que todos sabían que era para mí. Cuando se empezó a arrodillar...¡qué vergüenza! Pero fue un momento muy emotivo y familiar».
Tenían todo preparado para casarse hace un año, pero la covid-19 aplazó sus planes. Oilda y Jesús contrajeron matrimonio el pasado 28 de noviembre en la parroquia de San Ignacio de Loyola de Algorta. Primero llegó Jesús, que la esperó en el altar con un impecable chaqué a medida de Señor Barcelona. Poco después, Oilda hizo su entrada de la mano de su hermano y caminó hacia su futuro marido al son de 'Por ti seré', canción que interpretó la soprano bilbaína Leyre Mesa, gran amiga de la familia. Oilda lució para la ceremonia religiosa un abrigo blanco de micado de seda con cinturón, puños de pelo y cola de más de tres metros sobre una falda de tul. Una creación de la marca nupcial Jesús Peiró, al igual que los otros dos diseños que llevó en su gran día.
Los recién casados se dirigieron en un Porsche clásico, prestado por un amigo, al lugar donde se celebró el banquete, Caserío Olagorta. Allí agasajaron a sus 110 invitados con un cóctel amenizado por el grupo vizcaíno 'Swingtronics': «Fue muy divertido, la gente no quería pasar al comedor, sino ir directamente a la discoteca». La actuación dio un giro inesperado cuando los músicos tocaron 'Santa Claus is Coming to Town', de Justin Bieber. En ese momento, Oilda dejó boquiabiertos a todos al aparecer del brazo de Papá Noel, que salió de su casa de Laponia para contagiar su ilusión y espíritu navideño en esta boda tan atípica. Para recibirle, Oilda sustituyó su abrigo por un jersey de angora que combinó con la falda de tul que lució en la iglesia.
En el comedor se hizo la magia gracias al conocido decorador e interiorista Gonzalo Santamaría, propietario de su estudio homónimo en Balmaseda. Fue el 'wedding planner' de la boda y cuidó cada detalle para llevar la esencia navideña a cada enclave de la celebración. «No queríamos caer en lo típico, pero sí hacer varios guiños a la Navidad. Adornamos la iglesia con flores de Pascua blancas, pino y eucalipto, y decidimos mantener la misma línea en los centros de mesa del comedor», cuenta. Gonzalo cubrió la cristalera del restaurante con una espectacular guirnalda de luces LED de dos kilómetros de largo creando una atmósfera muy acogedora y cálida al caer la noche. Una iluminación que se vio reforzada por las ramas de pino repletas de bombillas que cubrían las ocho columnas del comedor. Y si Oilda siempre adorna su árbol con ilusión, sus invitados no iban a ser menos. Gonzalo dio rienda suelta a su creatividad al colocar encima del plato de cada comensal una bola roja con su nombre. «Aquellos que son padres tenían también bolas para sus peques, para que pudiesen ponerlas en el árbol», cuenta Oilda.
Fue una boda llena de sorpresas hasta el final de la fiesta. Con la conocida canción italiana 'II Mondo', Oilda y Jesús bailaron el vals nupcial que se prepararon en una escuela de baile de Barcelona. También salieron a la pista las amigas de la novia, que se marcaron una coreografía dedicada a los recién casados. Pero la noche no había hecho más que empezar. De repente se abrió el telón y... aparecieron un DJ, un robot LED de dos metros de altura y un violinista con su violín eléctrico. No es un chiste, es lo que sucedió en esta boda navideña en la que reinó la diversión y el buen rollo. Gonzalo ideó un telón granate con el nombre de los novios que garantizó el efecto sopresa que ellos buscaban. «Fue un fiestón», asegura Oilda. Y eso que el espectáculo no quedó ahí: «Después salieron tres amigos con caretas de animales y nosotros con pistolas de humo». La suya llevaba cristales estilo Swarovski para no perder el glamour en ningún momento.
Oilda lució en el tramo final de su gran día un tercer diseño de aire más festivo. Se trata de un vestido de corte sirena, con apliques de brillos en la zona del pecho y botonadura trasera, que realzaba su silueta. Completó el look con unos zapatos de salón blancos destalonados de Jimmy Choo y unos pendientes de brillantes que pertenecieron a la abuela de Jesús. Oilda llevó una coleta de burbujas para la ceremonía y otra más informal para la fiesta que fueron obra de Amaia Los Huertos, estilista de la peluquería Marcel Arranz. Los adornos del cabello, que incluían piedras granates, a juego con las capas que lucieron las niñas de arras, fue una creación de la firma malagueña Martina Dorta. María Orbai Bianka Szamosi y Elene Bilbao fueron las encargadas del maquillaje, logrando realzar sus facciones con un acabado muy natural. Oilda quiso tener un detalle con su amiga Marta al anudar su ramo, compuesto por rosas inglesas y peonías blancas, con una cinta roja que le trajo de la Virgen del Pilar de Zaragoza.
Más bodas especiales
Oilda y Jesús tuvieron que esperar un año completo, con sus 365 días y su siguiente Navidad, para celebrar la boda invernal que siempre soñaron. «Las parejas suelen decir que su boda se les pasa muy rápido, pero yo me enteré bien y disfruté muchísimo. Lo de que los novios casi no comen sí que es verdad», bromea Oilda, que prefirió ir por las mesas para asegurarse de que sus familiares y amigos estaban disfrutando. La nieve que cayó en Bizkaia durante su gran día no fue cosa suya, pero contribuyó a crear la estampa navideña perfecta. Dicen que para la luna de miel no pasarán por Laponia para agradecer a Papá Noel su presencia en la boda. Hace una semana se fueron a México y el mes de mayo lo han reservado para su viaje por Japón, la Polinesia Francesa y Nueza Zelanda. Eso sí, aún están a tiempo de escribirle la carta y confiar en que les obsequie con más momentos y viajes juntos.
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