Librería en Barakaldo ('pintxofirmas')

La librería de Barakaldo que organiza 'pintxofirmas' o cómo Begoña se ha reinventado para salir adelante

Desde que hace dos años Begoña Carpintero tomó las riendas de la mítica Librería Lara de Barakaldo, supo que luchar contra los gigantes no iba a ser nada fácil. Por eso, puso todo su empeño en encontrar nuevas formas de atraer a los lectores. «Desde el principio organicé presentaciones de libros. Como mi local es muy pequeño, al final siempre acabábamos fuera tomando algo, picando y charlando en el bar de al lado», cuenta Begoña. Por eso, se le ocurrió que no había nada mejor que ampliar su radio de acción llegando a un acuerdo con su bar vecino Eretxa, regentado por Javi. «Le encantó la idea, así que desde entonces organizamos lo que hemos denominado 'pintxofirma', que, si no estoy equivocada, no existe en ningún otro sitio», comenta orgullosa.

Si el tiempo lo permite, la terraza del bar se convierte en un improvisado espacio de charla entre autores y lectores, acompañados siempre de una tortilla recién hecha. Hasta ahora, han sido muchos los que han pasado por las 'pintxofirmas' de la Librería Lara, desde escritores de Barakaldo y de toda España, ya sea autopublicados o respaldados por una editorial, hasta otros de reconocido prestigio en el mundo de las letras. «Un día me animé y escribí por redes sociales a Toti Martínez de Lezea. Para mí sorpresa, me contestó rápidamente. Fue muy amable y no dudó en acercarse. Fue una locura, ¡había colas para entrar! Nunca he visto la librería tan llena», recuerda.

Tras la última 'pintxofirma', que organizó a primeros de octubre para la presentación del libro de la periodista Rosa Diez Urrestarazu, Begoña ya prepara la siguiente cita para su original encuentro con los autores. Será el próximo viernes 8 de noviembre a partir de las 18.30 horas con el bilbaíno Unai Goikoetxea, que presentará la novela 'Solsticio de invierno'. «A veces soy yo la que me pongo en contacto con los autores y otras veces son ellos. Creo que es un escaparate interesante para mostrar sus libros. Y para los lectores también es una buena oportunidad para charlar de forma distendida y cercana con ellos», explica.

 

Lectora voraz desde que tiene memoria, esta barakaldesa de 54 años cumplió su sueño de abrir una librería pasada ya la cincuentena. «He estado toda mi vida trabajando de cajera de supermercado, pero yo en realidad quería dedicarme a esto. El momento adecuado llegó tras la pandemia, cuando vi que esta librería estaba disponible y yo lo estaba también, puesto que mis hijos ya eran adolescentes y volaban solos», recuerda. Con más de medio siglo de historia, Begoña es la tercera persona al frente de esta mítica librería ubicada en el número 3 de la Plaza Euskaltzaindia de Barakaldo. «Como la conoce todo el mundo, no me atreví a cambiarle el nombre. Me parecía más coherente dejarlo como estaba», precisa.

El ambiente distendido y familiar que Begoña ha imprimido a sus curiosas 'pintxofirmas' no es casualidad. Desde el principio ha querido seguir manteniendo el espíritu de librería de barrio que ha caracterizado este negocio desde que abrió sus puertas. «Yo misma era clienta de la Librería Lara y quería mantener su esencia. Un lugar donde la gente pudiera estar en confianza, charlando de libros o de cualquier cosa o, simplemente, pasando a saludar», cuenta. Como está al lado de un colegio, los pequeños la saludan a diario y le piden ayuda si la necesitan. «El otro día, una niña se dejó el móvil y le presté el mío para que llamara a su madre. Siempre les digo que cualquier cosa que necesiten aquí estoy». De hecho, Begoña abre todos los días a las ocho y media de la mañana, por si algún niño se ha olvidado de comprar una cartulina o cualquier otra cosa que necesite para el cole. «Ya sabes, ¡siempre andan a última hora!», bromea.

Begoña no solo ha contribuido a crear una espacio familiar en pleno centro de la ciudad fabril, sino que también ha gestado, sin pretenderlo, la Asociación de Escritores de Barakaldo. «Se acercó un día un escritor de aquí y me dijo que hacían falta tres autores para poner en marcha la asociación. Al final le pasé un contacto y en una semana ya la tenían formada». Ahora, la asociación cuenta con 42 miembros y ya han publicado un libro de relatos. «Me dicen siempre que quieren hacerme socia honorífica, pero yo no hice nada, solo ponerles en contacto», recuerda riendo. Para ella es suficiente satisfacción el hecho de haberles echado una mano. «Yo estoy encantada, vengo a trabajar caminando, solo tardo diez minutos y eso es un lujo. Aunque es cierto que ahora no tengo casi tiempo para leer, me dedico a lo que siempre he querido, ¿qué más puedo pedir?».

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