Boda de Tamara Falcó e Iñigo Onieva

La boda de Tamara Falcó e Iñigo Onieva en ocho anécdotas: de un incendio a cócteles exclusivos

La pareja celebró este sábado su enlace en el palacio El Rincón bajo estrictas medidas de seguridad, sin embargo, se han empezado a filtrar algunos detalles

Domingo, 9 de julio 2023, 13:43

La boda del año entre Tamara Falcó e Iñigo Onieva está haciendo correr ríos de tinta. La aristócrata, que considera la revista Hola como su álbum familiar -y no es raro puesto que todos los grandes eventos de la familia Preysler están documentados en ... sus páginas, quería un enlace inolvidable y parece que lo ha conseguido.

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Este lunes, su revista de cabecera hará un número especial en el que contará todos los detalles del evento. Pero aquí vamos a resumir el gran día en ocho anécdotas, algunas inesperadas y que a punto estuvieron de arruinar la ceremonia.

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    45 minutos de retraso

Una de las tradiciones de las bodas es que la novia llegue tarde. Siempre. Aunque sean solo cinco minutos. Esto suele ser así porque los looks de novia siempre requieren una preparación que a veces no avanza tan rápido como está previsto... O porque llora y hay que retocar el maquillaje. En este enlace, con millonaria exclusiva de por medio, la contrayente llegó 45 minutos tardes a las caballerizas, donde se ofició la ceremonia.

No hay explicación oficial, pero al parecer hubo que hacerle retoques al vestido que lució, una creación de Wes Gordon para Carolina Herrera que estaba inspirado en el traje nupcial de Grace Kelly cuando se casó con Rainiero de Mónaco. Lo cierto es que este hecho trastocó un poco todo puesto que, según cuentan, había una escaleta de por medio para que todo fluyera como la seda.

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    Unos gemelos muy 'religiosos'

El traje de novia siempre es el secreto mejor guardado. El del novio, no tanto. En este caso, se sabía que Iñigo Onieva iba a llevar un chaqué clásico hecho por la firma española Yusty (favorita de la jet-set madrileña) con chaleco a juego y camisa blanca con sus iniciales bordadas. La sorpresa fue que cuando saludó a los medios antes de la boda, a las puertas del palacio El Rincón, los más observadores se fijaron en los gemelos que llevaba.

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Se trataba de un modelo que parecía una T, la inicial de su ya mujer, pero también un guiño a la fe que esta practica desde hace unos años puesto que se podía entender como una cruz. A diferencia de Tamara Falcó, cuyas joyas eran de Tous salvo el anillo de boda, el de pedida y la tiara, no se sabe quién los realizó... todavía. Se rumorea que fue su tío José González Onieva, escultor y joyero.

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    Las lágrimas de Onieva

Dicen que Tamara Falcó ha llorado mucho por esta boda. O más bien por los problemas que le ha generado su relación con Iñigo Onieva. A la luz han salido varias infidelidades del ingeniero a la aristócrata que a punto han estado de truncar el enlace. Sin embargo, este sábado los primeros lloros no fueron de ella, sino de Onieva. Han contado los presentes que cuando la vio desfilando al altar, situado en las caballerizas y no en la pequeña capilla, no pudo evitar emocionarse ante los más de 400 invitados.

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    Un incendio inesperado

El momento más increíble de todo el evento se vivió durante la misa. Y no, no es memorable, casi es trágico. El lugar estaba lleno de velas y durante uno de los movientos, el cura que oficiaba la ceremonia, el padre Miguel Cruz, se acercó demasiado a una y se le prendió la casulla. La primera en darse cuenta de lo ocurrido fue la hermana de Onieva, Alejandra, que rápidamente se acercó al sacerdote para apagar el fuego. Todo quedó en un susto.

Por cierto, Falcó es muy amiga de Cruz, al que conoció en 2012 durante una peregrinación a Bosnia y a quien confía todos sus pecados y dudas. Pese a todo, el cura sufrió un lapsus y cambió el nombre del novio en una ocasión: le llamó Álvaro para risas del personal.

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    Cócteles exclusivos

Durante la fiesta en el palacio El Rincón, los invitados han podido degustar el menú preparado por el chef vizcaíno Eneko Atxa, pero también de cinco cócteles personalizados por los novios. Cuatro de estas creaciones exclusivas son obra de Daniele Cordoni, uno de los bartender más selectos del país, y el quinto, de Iñigo Onieva.

Como es lógico, las bebidas se han convertido en una de las principales atracciones de la noche. Entre ellos, había uno llamado 'Tía Paloma', dedicado a su tía paterna, llevaba tequila y soda de pomelo. Otros han recibido los nombre 'Del Rincón al cielo' (ron, jugo de pila y ágave, nuebe de algodón, chocolate negro y sal en escamas) y 'Caminantes' (whisky, zumo de lima, licor de meloctón, menta y dos gotas de angostura).

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Por supuesto, no podía falta uno dedicado a la novia con su nombre. Estaba elaborado con sirope simple, jugo de limón, flor de pensamiento, tajín y agua. Por último, el que ha personalizado el novio fue bautizado como 'Four O'Clock', que es la hora a la que a él le gusta tomar café. Lo ha hecho con ron, licor de vainilla y café espresso.

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    Música en directo

Si en la preboda la banda sonora fue el flamenco, en la boda, los novios eligieron a un grupo británico para amenizar el cóctel y la cena. Se trata de Aston, del que no ha trascendido más información. Lo que sí se sabe es que los novio dieron inicio al baile post cena con un valls que llevaban practicando semanas en una academia madrileña.

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    Drones en vez de fuegos artificiales

Qué sería de una boda de aristócratas sin fuegos artificiales. Eso debió pensar Iñigo Onieva durante los preparativos. El caso es que como celebraban el enlace en El Rincón y el jardín está rodeado de árboles y viñedos, la opción no era viable. Además, en pleno verano, con una ola de calor en ciernes, suponía un riesgo innecesario. Por eso, se le ocurrió sustituir este espectáculo por otro de luces sin decírselo a la novia, que se quedó ojiplática cuando vio sobrevolar el cielo un montón de drones que iluminaron la noche y formaron la frase 'Love is in the air', el amor está en el aire.

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    La gran ausencia no es la de Enrique Iglesias

La gran ausencia en la boda de Tamara no fue la de su padre, Carlos Falcó, fallecido por coronavirus en 2020, ni la de su hermano Enrique Iglesias, alérgico a las bodas. Fue la de Boris Izaguirre. El venezolano compartió plató con Tamara en Masterchef Celebrity y se hicieron íntimos. Sin embargo, ahora parece que la relación se ha enfriado y aunque él estaba invitado, no acudió.

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El detonante de esta ruptura fueron unas polémicas declaraciones de ella sobre el colectivo LGTBIQ+ que no gustaron nada al escritor y a su marido. La marquesa dijo durante una convención ultrareligiosa en México lo siguiente: «Ahora estamos viviendo un momento muy complicado para la humanidad, hay tantos tipos distintos de sexualidades, hay tantos sitios distintos donde puedes ejercer el mal».

Le llovieron las críticas y luego se desdijo, pero Izaguirre no la creyó y escribió una columna en 'El País' como respuesta: «En una suerte de esfuerzo mancomunado conseguimos alejar a Tamara del engañoso Íñigo Onieva. Ahora deberíamos repetir esfuerzo para alejarla de esa ideología odiosa que la rodea». Desde entonces, no se hablan.

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