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En Sexo en Nueva Bilbao, Karri, divorciada con amigas en similares circunstancias, cuenta cada viernes sus aventuras y desventuras.
Salimos por Algorta e Izaskun liga con un treintañero: «¡Menudas agujetas!»

Sexo en Nueva Bilbao (III)

Salimos por Algorta e Izaskun liga con un treintañero: «¡Menudas agujetas!»

El cierre del mítico Manhattan nos ha dejado huérfanas, así que tomamos la última en el Charlot, donde la noche se pone interesante... Y descubrimos qué es el término TXEMA

Karri Bilbao

Viernes, 22 de noviembre 2024, 01:49

SEXO EN NUEVA BILBAO

Cada viernes, Karri Bilbao nos comparte las historias y experiencias que vive con sus amigas. Tras años de convivencia en pareja han regresado a las noches (y tardeos) de la villa.

Luce un sol radiante a pesar de ser otoño y Ane propone salir por Algorta para cambiar de aires. Quedamos a las ocho en la salida del Metro y caminamos hacia el Puerto Viejo. El ambiente no puede ser mejor y bajamos las escaleras para iniciar ronda en el Itxas Bide. Arrancamos con una caña que tomamos fuera con vistas al Sireno. Caras conocidas nos saludan con la mirada y decidimos tomar unos zuritos en el Portu Zaharra y el Arrantzale. Subimos al Ajuria y comemos un pintxo de tortilla que nos sienta de maravilla. Todavía con hambre, en el Burdinola y el Sustrai nos llenamos con un par de pintxos rodeadas de cuadrillas que abarrotan la zona de poteo. Pero ya va siendo hora de buscar otro tipo de ambiente…

Hace unos meses no hubiéramos tenido dudas sobre hacia dónde continuar y terminar la noche, pero tras la jubilación de su dueño, el cierre del Manhattan nos ha dejado huérfanos a varias generaciones. Así las cosas, Ane, Izaskun y yo vagamos sin rumbo fijo en busca de alternativas para tomarnos algo y escuchar música sin desentonar. Por Amezti, el Etxetxu nos recibe con las puertas abiertas y, entre un torombolo y otro, decidimos que no se está nada mal. Las canciones nos sueltan a bailar mientras Izaskun alerta que en la barra unos treintañeros no nos quitan ojo. A ella le hace gracia y suelta que quizá sean de los TXEMA. «¿Y eso qué es?», preguntamos a la vez Ane y yo. A Izaskun le entra la risa y nos llama anticuadas. Que en qué época vivimos y si sabemos qué significa el término MILF. Mujer, a eso ya llegamos… Pues es lo mismo, pero en euskera… TXEMA (Txortan Egiteko Moduko Ama). Vamos, que van buscando a madres 'interesantes'. Nos queda claro que tenemos que actualizarnos a marchas aceleradas porque en la memoria cinematográfica queda la película del 'Graduado' y sus escenas eróticas ya descoloridas.

Seguimos a lo nuestro mientras los treintañeros toman posiciones, más próximos. A Ane le incomoda algo la situación mientras que a Izaskun, sin ningún género de duda, le agrada sobremanera. A mí, para ser sincera, me deja expectante y me divierte porque es toda una novedad formar parte de la escena. Desde la óptica que Izaskun deja abierta, comenzamos a mirarlos con otra perspectiva. Ane comenta que el más alto tiene un pase, que el de la barba tupida es para dar de comer aparte, y que el tercero tiene algo especial que resulta de lo más atractivo.

El episodio nos ha dado juego, pero llevamos casi una hora en el Etxetxu y habrá que moverse. Marchamos sin hacer siquiera amago de despedida, a lo nuestro. Recordamos el Charlot y hacia allá marcamos el paso. Apenas queda bote, aunque nos llega de sobra para la espuela. En el recuento de euros andamos cuando divisamos a los treintañeros entrar por la puerta. Ane alerta que se aproximan, mientras Izaskun suelta una sonrisa pícara que el alto capta como toda una declaración de intenciones, porque se dirige hacia ella con premeditación, nocturnidad y alevosía. Los amigos hacen un aclarado, como se diría en términos de baloncesto, y nosotras observamos desde la grada el despliegue mutuo de armas de seducción con los codos apoyados en la barra. Juntos salen del Charlot…

... Al día siguiente quedamos a la una en la Plaza Nueva con la intención de someter a un quinto grado a Izaskun. Llega media hora tarde y con cara de haber dormido poco. «A ver, cuenta, ¿cómo te fue con el treintañero?». «¡Menudas agujetas!», responde con determinación. Toda una noche resumida en dos palabras, eso es precisión...

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