La zona de bajas emisiones (ZBE), que previsiblemente entrará en vigor en abril, va a tener efectos más allá de las restricciones de tráfico en Abando e Indautxu. Limitar el acceso de los coches más contaminantes a los barrios más céntricos y más ricos de ... la ciudad los va a hacer también más atractivos, de modo que el paso siguiente es el previsible y habitual: «Las estimaciones inmobiliarias apuntan a una revalorización de las viviendas de hasta un 20% por el plus que representa vivir sin tráfico o con una considerable reducción de éste». Lo dice la memoria del proyecto elaborado por el propio Ayuntamiento de Bilbao, que sitúa este fenómeno en el «medio-largo plazo» y valora que «tendrá un importante impacto positivo en las rentas».
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En unas rentas, además, que son las más altas de la ciudad. Abando e Indautxu son de largo los barrios con un poder adquisitivo más elevado. Frente a una renta media anual por habitante de 15.456 euros en el conjunto de Bilbao, en los dos barrios mencionados se disparan a 37.017 y 36.281, respectivamente, según recoge el mismo estudio municipal. Y recuerda el informe también la brecha que los separa de los barrios más pobres, Iturrigorri-Peñascal y Otxarkoaga, donde los ingresos se quedan en 10.722 y 11.950 euros; esto es, menos de la tercera parte.
Como predecible derivada de este desigual reparto de rentas está el hecho de que es en el centro donde los pisos están más caros, al superar holgadamente los 4.000 euros el metro cuadrado, frente a la media bilbaína de 2.871, según el balance elaborado por el Colegio de Registradores de la Propiedad. En los barrios más pobres, por su parte, no llega a 1.600 euros.
Pues esta brecha es la que va a crecer aún más con la llegada de la ZBE, según las estimaciones municipales. Las propias dinámicas económicas y sociales llevan años ensanchando unas desigualdades que ahora encuentran un nuevo elemento acelerante. El encarecimiento del mercado inmobiliario en el centro de la ciudad tendrá su repercusión también, apunta el Ayuntamiento, en «los precios del alquiler de viviendas y locales». Se trata de la secuencia lógica.
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En principio, para contener esas subidas en arrendamientos de pisos está la Ley de Vivienda del País Vasco, que faculta a las administraciones a limitar las rentas de los alquileres en las zonas tensionadas. Todo Bilbao tiene esa consideración menos, precisamente, Abando e Indautxu. Es porque para considerar tensionado un barrio se pone en relación el precio de la vivienda con las rentas familiares, de tal modo que en los más ricos el esfuerzo de las familias es porcentualmente menor aunque los pisos sean mucho más caros.
Resumiendo: el Ayuntamiento prevé que la ZBE dispare el precio de la vivienda en Abando e Indautxu, los barrios más caros y justo donde la Administración no tiene herramientas para contener las rentas.
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No se sorprende Lorenzo Vicario, profesor de Sociología de la UPV/EHU y experto en Sociología Urbana y Desarrollo Socioeconómico. «La ZBE va a revalorizar la zona, se va a encarecer, y es algo que ya ha ocurrido en otros lugares como Barcelona». Apunta que en la capital catalana las 'superilles' o 'supermanzanas' que llevaron la pacificación de muchas calles también impactaron de lleno en los precios del ladrillo. El fenómeno se conoce a nivel internacional como 'green gentrification': «Ocurre cuando se introducen mejoras medioambientales en una zona, lo que implica una mejora en la calidad de vida con la consiguiente revalorización de la vivienda». Es, en fin, una «consecuencia indeseada» de medidas positivas en términos de sostenibilidad.
Lo que pasa en Bilbao es que esa mejora se produce justo en las zonas que ya son las más cotizadas, de manera que contribuye a que «las diferencias entre el centro de la ciudad y la periferia sean cada vez mayores», razona Vicario. «Claramente redunda en un aumento de las desigualdades» entre barrios. Lo propicia, además, el modelo urbano europeo, según el cual «el centro es donde pasa todo, y por eso es la zona más valorada», frente a la situación en EE UU, donde «los ricos viven en la periferia» y el centro de las urbes no es un lugar deseado para residir.
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Jon Leonardo, sociólogo urbano y catedrático emérito de la Universidad de Deusto, no tiene «la más mínima duda» de que las desigualdades entre el centro y la periferia de Bilbao van a crecer. Porque a todo lo anterior se une la presión que genera el exceso de demanda de vivienda en la ciudad sobre la escasa oferta de pisos. Es una ley básica del mercado. Y no ayuda que Bilbao esté muy limitada por su orografía para el crecimiento.
Hay otro asunto que apunta Jon Leonardo como elemento perturbador que puede condicionar mucho el futuro e incidir en la tendencia menos conveniente. «La globalización ha abierto las ciudades, como focos de atracción turística, al mercado mundial» de manera que «los grandes fondos están haciendo del mercado inmobiliario un nicho de inversión». Es decir, hay mucho dinero por ahí en busca de rentabilidades. En esas circunstancias el sociólogo prevé que esos capitales «van a presionar mucho» porque el centro de una ciudad como Bilbao es un «bocado atractivo» desde el momento en el que la demanda de vivienda (residencial y de temporada) está muy por encima de la oferta.
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¿Qué puede ocurrir en estas circunstancias? Leonardo percibe las ciudades como organismos vivos que van cambiando y pronostica movimientos desde Abando e Indautxu al Casco Viejo. Este último barrio «se nos está cayendo; he contado hasta 150 lonjas vacías, y las que se mantienen son fundamentalmente locales hosteleros». Asegura que «para que una zona tenga vida debe tener diversificación funcional», con bares, sí, pero también con tiendas, lugares de trabajo, etcétera. Esa diversidad es lo que, a su juicio, está perdiendo el Casco Viejo, que podría recibir «a la gente que ahora está en Abando e Indautxu» de alquiler en pisos grandes y viejos y que se vea obligada a marcharse por la presión de la subida de precios.
Además de la económica hay otra variable que apunta Roberto San Salvador del Valle, director de Deusto Cities Lab Katedra: la salud. «Ahora, la esperanza de vida en los centros de las ciudades vascas es siete u ocho años más elevada que en la periferia», recuerda. Esto es consecuencia lógica de que las personas con más poder adquisitivo, que viven en esas zonas, pueden llevar una vida más saludable. Con la ZBE y la mejora de la calidad del aire «es de suponer que aumentará aún más» la esperanza de vida en estos lugares ampliándose la brecha con los más pobres. Y está por ver cómo castigan las restricciones en el centro a las zonas perimetrales que asuman el tráfico que no entra en la ZBE.
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San Salvador del Valle matiza que «estoy a favor de la zona de bajas emisiones» por lo que tiene de paso hacia una movilidad más sostenible en un momento en el que la emergencia climática está fuera de toda duda. Lo que cuestiona es «la zonificación». Que se priorice un área determinada porque eso necesariamente conlleva «más desigualdad y menos cohesión». Y pone otro ejemplo: «El acceso se cierra a las personas que no tengan capacidad económica para cambiar su coche viejo». Así que, en su opinión, la situación inicial, la afección solo a Abando e Indautxu, debería ser transitoria y previa a una extensión «a toda la ciudad».
En su momento ya se planteó esta posibilidad, es decir, apostar por un modelo que implicase extender el ámbito territorial de la zona restringida a todo el municipio, reduciendo la dureza de las restricciones. Pero finalmente el Ayuntamiento eligió este sistema con unas limitaciones más duras, aunque solo en el centro.
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¿Qué valoración hace de todo esto el gobierno local? Yolanda Díez, concejala de Vivienda, comienza apuntando que el estudio municipal que vaticina el encarecimiento de los pisos del 20% «no deja de ser una proyección hecha con datos de hoy». ¿Cuestiona entonces el informe del propio Ayuntamiento? ¿No nos lo creemos? «El informe está hecho por técnicos, bien hecho, pero yo no me atrevo a decir qué va a pasar dentro de 15 o 20 años». Por ejemplo, se refiere a la posibilidad de que se amplíe la zona de influencia de la ZBE -«ojalá que se pueda hacer»-, lo que cambiaría algo el panorama. Pero no hay planes en este sentido. En cualquier caso, el Área de Vivienda no tiene previstas medidas ante el impacto que va a tener la zona de bajas emisiones en el mercado inmobiliario de la ciudad.
El Ayuntamiento de Bilbao contrató por 9.000 euros un informe de evaluación de impacto de género para la zona de bajas emisiones. La conclusión es que «la ZBE tendrá un impacto positivo para el conjunto de la ciudadanía, beneficiando por igual a hombres y mujeres». Eso sí, matiza que la mejora de la calidad del aire «puede señalarse que es más favorable para las mujeres en gestación, por ser más vulnerables durante ese estado en relación con determinados contaminantes». Por otra parte, la apuesta por la «intermodalidad» tiene «un especial impacto positivo sobre las mujeres en la medida en que emplean más el transporte público». Y «también destaca el impacto positivo sobre las generaciones futuras, identificando a la infancia como uno de los potenciales colectivos vulnerables a los impactos del cambio climático».
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