La nieve está complicando las comunicaciones por tierra y aire. Yvonne Fernández

La nieve sepultó 'La Paloma' y congeló sus aviones

El aeropuerto sufrió 32 cancelaciones y dos desvíos, en uno de los peores días de su historia. Los operarios se emplearon a fondo 5 horas para abrir la pista

JOsu García

Miércoles, 28 de febrero 2018

9.000 litros de acetato y 8 toneladas de urea. Esta fue la mezcla que utilizaron ese dia en el aeropuerto de Bilbao para remover la capa de nieve y hielo que se apoderó de la pista principal de 'La Paloma' durante casi cinco ... horas. Se usaron cantidades industriales de productos químicos para reabrir el campo de vuelos cuanto antes y acabar con el caos que se había adueñado del aeródromo vizcaíno. Ni los más viejos del lugar recuerdan tal despliegue de medios. En la batalla contra el temporal se emplearon también tres camiones quitanieves y corrió el glicol a raudales para deshelar las alas de los aviones.

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Hasta las 12.21 horas no aterrizó ni despegó ninguna aeronave. Las pantallas que reflejaban la parrilla de vuelos se tiñieron de rojo: cancelado, retrasado, desviado... La terminal se llenó con cientos de pasajeros que aguardaban un embarque que no acababa de producirse para su desesperación. En total se anularon 32 operaciones. Peor lo pasaron los ocupantes del vuelo de Valencia que tenía que tomar tierra en Loiu a las ocho de la mañana. Fueron desviados a Santander, donde tampoco se les autorizó a descender. Acabaron finalmente en Madrid.

Y es que la pista del aeropuerto de Bilbao estuvo cerrada al tráfico a cal y canto. Lo que se conoce en el argot del transporte aéreo como 'Rate 0'. El principal problema fue acondicionar una lengua de asfalto que tiene que tener unas características de agarre muy determinadas. De nada sirve retirar la nieve si la adherencia está fuera de los parámetros que fija la normativa. Un aterrizaje con el más mínimo rastro de hielo puede acabar en tragedia.

Por este motivo, con cada pasada de la quitanieves y después de esparcir el fundente, los expertos salen al campo de vuelos, al volante de un vehículo especial que mide el coeficiente de rozamiento, para analizar la situación. Ese dia se necesitó un trabajo «inmenso» y muy prolongado para que la pista estuviera de nuevo dentro de los márgenes de seguridad. De forma paralela, los aviones iban recibiendo rociadas periódicas de glicol para evitar que el hielo y la nieve anidara en sus alas.

Miedo a la carretera

En la terminal, mientras tanto, el calor imperaba. Los pasajeros no sufrían el rigor de las bajas temperaturas, pero estaban gobernados por los nervios, la incertidumbre y las molestias derivadas de la cascada de cancelaciones que se estaban produciendo. Se suspendieron los enlaces con Madrid, Barcelona, Bruselas, Sevilla, Fráncfort, Munich, Granada, Lanzarote... Así, hasta 32 despegues o aterrizajes.

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Hubo personas que optaron por regresar a casa en coche y olvidarse de su viaje. «Otro día será. Total, la reunión a la que iba ha empezado ya», comentaba uno de los atrapados. Pero el corredor del Txorierri estaba muy complicado. Algunos optaron por utilizar la carretera vieja, mientras que otros que querían abandonar 'La Paloma' no tuvieron más remedio que quedarse en la terminal por el miedo a verse bloqueados en el asfalto.

A las 10.40 horas se dio por concluida la situación de 'Rate 0'. El campo de vuelos quedó operativo. Pero el primer embarque se hizo esperar. Se produjo al filo de las once y media. Fue saludado con alegría por sus protagonistas y con esperanza por buena parte de los congregados. Los afortunados pasajeros que cruzaron el umbral de la puerta que da acceso a pista fueron los ocupantes del vuelo de Tap a Lisboa. Tenían que haber partido a las 06.55 horas. Lo hicieron a las 12.21, tras casi cinco horas y media tirados en el edificio diseñado por Santiago Calatrava.

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Poco a poco, 'La Paloma' fue recuperando la normalidad. El primer aparato en aterrizar fue un 'Boeing 737' de Air Europa procedente de Mahón (Menorca). Increíblemente llegó a las 12.58 horas, con dos minutos de antelación sobre el horario previsto. «Menuda suerte». Durante todo el día, los trabajadores de las diferentes aerolíneas se desvivieron por colocar a sus clientes en otros vuelos. En algún caso no fue posible hacerlo en el día, así que hubo personas que fueron conducidas a hoteles cercanos para pasar la noche. Para estos pasajeros, la nevada permaneció en su memoria mucho más tiempo que el que pasó sobre las pistas del Txorierri.

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