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La vivienda es una de las grandes preocupaciones de la ciudadanía vasca porque si el precio de los pisos está disparado hasta hacerlos inaccesibles los ... pocos jóvenes que tenemos por aquí no pueden emanciparse, formar familias y revertir el proceso de invierno demográfico. Es fácil que incluso se vayan a latitudes donde no haya una desproporción tan brutal entre los sueldos y el coste de las casas. Esto es, a donde puedan construirse una vida. Por eso este asunto ocupa desde hace décadas un lugar prioritario en las políticas públicas. ¿Balance de esas políticas? Regular. En el segundo trimestre de este año el precio de la vivienda nueva ha subido nada menos que un 15,2% con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior en el País Vasco.
Ese porcentaje recuerda a las subidas enloquecidas que ocurrían en la demoledora burbuja inmobiliaria de hace un par de décadas. Es más, estamos por encima de aquellos niveles. Según los datos hechos públicos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), esa subida del 15,2% es la mayor de los últimos 17 años; los registros arrancan en el primer trimestre de 2007, cuando el aumento había sido del 11,2% en pleno delirio del ladrillo. Además, el repunte vasco actual es el mayor de todas las comunidades autónomas junto con el de Cantabria, que registra un alza similar. A continuación está Navarra (14,6%), Andalucía y Aragón (ambas con el 13,4%).
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En cuanto a la vivienda de segunda mano, la subida, siendo muy importante, se ha quedado en un punto bastante más contenido, del 7%. Eso hace que a nivel general en el mercado en su conjunto, nuevo y usado, el repunte haya sido del 8,5% en el último año, el más elevado también desde 2007. Es una cifra superior al 7,8% de media en el conjunto de España, pero se queda por debajo de los registros de seis autonomías; encabeza el ascenso Navarra, con el 10,3%, y le siguen Aragón (9,9%), Andalucía (9,5%), Cantabria (8,6%) la Comunidad Valenciana (8,6%) y La Rioja (8,6% también).
En definitiva, estos datos del INE vienen a reflejar que el mercado de la vivienda se consolida en un momento de importantes subidas en todo el país sin excepción, y de un modo especial en Euskadi, sobre todo en lo tocante a las nuevas promociones. Lo hace además muy por encima del IPC y, lo que es más importante, muy por encima del aumento de la capacidad de compra que tienen las familias y mucho menos los jóvenes.
¿Qué está pasando? Ana Acasuso, vicepresidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (APIs) de Bizkaia, apunta en varias direcciones que se resumen en la conclusión habitual: aumenta la demanda de pisos en mayor medida que la oferta y las leyes del mercado despliegan los efectos conocidos. Recuerda Acasuso que, por el lado de la demanda, ha jugado un papel importante «la mejora en la accesibilidad de los préstamos hipotecarios, con mejores condiciones», lo que «hace que personas que vivían de alquiler hayan decidido comprar». Los elevados precios de los arrendamientos también invitan a ello, es decir, a dejar de ser inquilino y pasar a ser propietario.
A la hora de incrementar la demanda de pisos también tiene que ver el interés que el ladrillo despierta en los inversores, y no sólo ni principalmente entre los fondos, sino «también entre muchos particulares». Lo que ocurre es que cada vez más gente mete su dinero en un piso para luego alquilarlo y sacar una buena rentabilidad. «Como los alquileres también están disparados, no les importa pagar algo más» cuando toda adquirirlo. Es una dinámica bastante perversa.
A todo lo anterior se suma la escasez de pisos. «En los años que llevo en el sector pocas veces me había encontrado con una oferta tan paralizada», asegura la vicepresidenta de los APIs. En el origen del asunto está que «hay pocas promociones de vivienda nueva», de manera que es un bien codiciado y, por lo tanto, caro. También porque buena parte de las nuevas promociones se ubican en lugares golosos de las grandes ciudades (como es el caso de Zorrozaurre, por ejemplo).
Que no se construya más, según este argumento, también impacta en el mercado de segunda mano porque tal y como están los precios lo más habitual es que quienes compran un piso nuevo lo hagan vendiendo el viejo en el que residen. «Así que si no hay gente que se cambia de vivienda al no haber promociones nuevas, tampoco salen al mercado pisos usados», apunta Acasuso. «La mayoría de lo que estamos vendiendo son herencias». Y con eso no se da respuesta a las necesidades del mercado.
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