El lehendakari volvió a ratificar ayer en el Parlamento su postura respecto al Guggenheim de Urdaibai. Aunque navega en sentido contrario al de las instituciones implicadas en el proyecto, Iñigo Urkullu insistió en que es partidario de abrir un periodo de reflexión de dos años ... para decidir si la ejecución de la nueva pinacoteca es viable, tal y como se pactó en el Patronato del museo. Pese a la controversia que viene generando con su punto de vista, no parece que el líder autonómico vaya a cambiar su guion en lo poco que le queda de mandato. Lo que sí hizo, por primera vez, fue desligar su opinión de la de su propio Ejecutivo, que reconoció es proclive al plan, que el nuevo museo «encaja» en su estrategia cultural para el próximo lustro.
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Son tres ya las veces que Urkullu se ha expresado en los mismos términos en apenas semana y media. La primera, durante una comparecencia conjunta con la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, en Ajuria Enea fue la que hizo temblar los cimientos de un proyecto que parecía blindado y lanzado pese a que genera un notable rechazo social en la comarca de Busturialdea. En aquella intervención del 22 de enero el lehendakari desveló 'motu proprio' que el Patronato del Guggenheim Bilbao ha reformulado sus planes de futuro para dedicar 2024 y 2025 a tomar una decisión definitiva sobre la expansión a Gernika y Murueta.
La segunda fue en Bruselas el pasado lunes. Mantuvo su postura y apostó por «priorizar» la puesta en marcha de un proyecto de revitalización socioeconómica para Busturialdea que PNV y PSE ya han registrado en la Cámara autonómica, y que cuenta con el aval de la otra entidad implicada, la Diputación. En el plan se anuncian una batería de iniciativas para combatir, entre otros, el desempleo, el envejecimiento y los problemas de desabastecimiento de agua. También para mejorar las comunicaciones y la protección medioambiental. Lo que no aparece en los primeros documentos presentados es alusión alguna a la posibilidad de ejecutar el nuevo Guggenheim en la Reserva de la Biosfera.
Entre esas dos intervenciones del lehendakari mediaron un torrente de declaraciones en sentido contrario expresadas por diferentes referentes del PNV -Andoni Ortuzar, Itxaso Atutxa, Imanol Pradales...-, de la Diputación -la portavoz Leixuri Arrizabalaga-, y del propio Gobierno vasco -el consejero de Cultura Bingen Zupiria-. Todos ellos coincidieron en asegurar que la extensión del Guggenheim es factible, que no existen dudas sobre el proyecto ni parón alguno, y que el bienio 2024-2025 se utilizará para avanzar en los trabajos administrativos previos a las obras.
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En este contexto, la oposición reclamó ayer explicaciones. Hasta tres formaciones, EH Bildu, Elkarrekin Podemos-IU y Vox, instaron a Urkullu a posicionarse y a disipar las «contradicciones» en la sesión de control. El lehendakari estuvo 16 minutos sobre la tribuna hablando del tema, y sus argumentos fueron principalmente dos. El principal, que la decisión de abrir un periodo de reflexión sobre el proyecto no es una obstinación suya sino que se acordó en diciembre en la última reunión del Patronato, del que forman parte entre otros el Gobierno y la Diputación.
Urkullu abogó por «cumplir punto por punto» lo acordado, y que sea en ese órgano, tras el impás pactado, donde se determine si el nuevo Guggenheim satisface «las condiciones y las necesidades de la comarca». «Yo no he confirmado, negado ni puesto nada en duda», se defendió negando discordancias internas que en Sabin Etxea tampoco ven. Aún así, y aquí está una de las grandes novedades de ayer, el lehendakari matizó que es él el «partidario de cumplir el plan estratégico» del Patronato, y por tanto de abrir el periodo de reflexión. Por contra, aludió al Gobierno vasco para señalar que es «partidario de que se establezcan las bases» del futuro museo en un plazo que no debería superar los cuatro años.
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Mucho más claro fue el lehendakari con el segundo argumento. Recalcó que el plan de revitalización para Busturialdea «permitirá dar un impulso real a la comarca para mejorar la calidad de vida, reactivar la economía y generar oportunidades». Lo aseguró pese a reconocer que el proyecto aún debe «llenarse de contenido». Aunque la iniciativa podría ser aprobada antes de que acabe la legislatura, será en la siguiente, ya sin Urkullu, cuando los partidos deberán determinar en el Parlamento si convierten el entorno en 'zona de actuación preferente', una calificación que ya está permitiendo elaborar planes concretos en otras zonas calificadas como deprimidas: Las Encartaciones, la Zona Minera y la Margen Izquierda. A ellas se suman los de las comarcas de Aiaraldea y Debagoiena, que también implican a municipios vizcaínos.
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