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XABIER GARMENDIA
Lunes, 1 de julio 2019, 01:28
¿Cómo se puede mejorar la seguridad de las mujeres en una ciudad? Los ayuntamientos intentan dar con la tecla, pero no parece haber una receta clara. Se suele partir de las denuncias por agresiones o abusos sexuales y, cómo no, de la percepción ... de las propias ciudadanas. Son los dos ingredientes básicos. Pero en Bilbao hay un tercer componente que facilita un poco más el diagnóstico. Las paradas nocturnas 'antiacoso' que Bilbobus puso en marcha hace un año revelan ahora una fotografía bastante nítida que arroja luz a esta intrincada tarea. Más concretamente, sus datos.
En estos doce meses de funcionamiento, los conductores del servicio municipal han apuntado una a una las localizaciones donde 256 usuarias han solicitado bajarse. Entre las 22.30 y las 6.30 horas, cualquier mujer que lo desee puede pedir que el autobús se detenga en un punto intermedio entre una y otra parada para reducir así la distancia que debe recorrer a pie hasta su destino. ¿Y qué se puede hacer ahora con toda esa información? Pues trazar un mapa que refleje dónde se recurre más a esa posibilidad. De ahí se extrae, por ejemplo, que tan solo dos barrios –Uribarri y Bilbao La Vieja– concentran casi un tercio del total de solicitudes.
Hay a quienes esa proporción no les sorprende en absoluto porque ya lo sospechaban y ahora, con los datos en la mano, lo ratifican. «Llevamos muchos años denunciando que en Bilbao hay ciertos focos concretos que son especialmente peligrosos para las mujeres. Suelen ser zonas apartadas, alejadas del centro, con peores accesos. Y esos dos barrios cumplen gran parte de los requisitos para ser puntos conflictivos», dice Blanca Estrella Ruiz, presidenta de la asociación Clara Campoamor. Bajo su punto de vista, no solo entran en juego las estadísticas relativas a la delincuencia, sino también factores urbanísticos.
Esa idea la comparten en Uribarri, el área que lidera la tabla. «Influye especialmente la orografía. Tenemos una gran inclinación que, además de complicar las comunicaciones, incrementa la sensación de inseguridad», detalla Carlos Ruiz, presidente de Gure Etxea, la asociación vecinal. Por su parte, en Bilbao La Vieja creen que los datos son interesantes para analizar las necesidades, pero llaman a «no estigmatizar». «La violencia contra las mujeres no entiende de clases sociales. El problema no es de un barrio o de una ciudad, sino de toda la sociedad», dice Susana Andino, portavoz del colectivo feminista Galtzagorri.
El mapa revelado por las peticiones de paradas intermedias, claro está, tiene ciertos condicionantes que deben ser matizados. Uno de ellos es el propio itinerario de los autobuses. Hay que recordar que el servicio 'antiacoso' no consiste en cambiar el trayecto, sino en realizar una parada intermedia dentro del camino establecido. La mayoría de las peticiones se distribuyen por la periferia porque los desplazamientos nocturnos se suelen dar desde el centro hacia fuera. De hecho, todos los 'gautxoris' parten de las inmediaciones de la Plaza Circular hacia cada uno de los distritos. Solo Indautxu destaca en un tono algo más oscuro, pero se debe a la acumulación de peticiones en la calle Autonomía, justo la vía que marca el límite del distrito de Abando.
Más aún si cabe influye tener o no un 'gautxori' que te lleve hasta tu barrio. Por ejemplo, en estos doce meses de servicio no se ha registrado una sola petición en Bolueta, cuyas vecinas a lo sumo pueden pedir bajarse en Santutxu. Ojo, también puede ocurrir lo contrario. Es decir, que pese a contar con una línea nocturna, nunca se haya hecho uso de la medida, como en Irala. Pero la iniciativa también se puede aplicar a primera hora de la noche y de la mañana en las líneas habituales. Así se explica que en una zona como San Ignacio sí se haya dado un caso.
Con todo este cóctel de datos, el Ayuntamiento quiere evaluar el funcionamiento de la iniciativa y estudiar cambios en el servicio de transporte, máxime cuando tiene pendiente la reordenación de líneas de Bilbobus para responder a las demandas de algunas zonas mal comunicadas. «Las estadísticas son una buena forma de mejorar el servicio. Pueden sacarse conclusiones importantes de cara a modificaciones en algunos itinerarios», admite Alfonso Gil, concejal de Movilidad y Sostenibilidad. En todo caso, apunta que ese análisis debe ser algo más pormenorizado porque se pueden dar casos particulares: «Es posible que haya usuarias que utilicen el servicio muy a menudo e incrementen las peticiones en una zona concreta. Hay que mirarlo todo con lupa».
256 solicitudes de paradas intermedias se han registrado desde que se puso en marcha la medida –a principios de julio de 2018– hasta mediados de junio de este año.
No solo en 'gautxoris'. Las paradas 'antiacoso' se pueden pedir de 22.30 a 6.30, una franja dominada por los 'gautxoris' –concentran 227 de las solicitudes–, pero en la que también entran algunas de las líneas habituales, en las que se dieron los 29 casos restantes.
25 millones de usuarios utilizaron el servicio de Bilbobus durante el año pasado, 400.000 menos que en 2017 por la puesta en marcha de la Línea 3 de metro.
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