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Leire Moro
Jueves, 27 de marzo 2025, 15:01
A los responsables de la Sonora les pareció buena idea anunciar que habían contribuido activamente a mejorar la seguridad del entorno de la discoteca de Erandio. Lo que no pensaron es que esas publicaciones se les volverían en contra y no solo ante la imagen pública, sino ante alguno de sus colaboradores. Cuando uno de sus relaciones públicas les expresó su desacuerdo con la forma, ya que en su opinión las publicaciones que habían colgado en sus redes sociales eran «racistas».
La respuesta de su superior fue tajante, según ha declarado Jonathan a la 'Cadena Ser': «Era la única manera de recuperar clientes y que si no estaba de acuerdo, me podía ir». La conversación, al parecer, subió de tono hasta que finalmente fue expulsado del grupo en el que se encontraba. Uno de los dueños de la sala, en conversación con este periódico, ha querido aclarar que no existía ninguna relación laboral con el joven más allá de un acuerdo entre ambas partes, por lo que si vendía 25 entradas podría acceder gratis al local.
El relaciones públicas decidió hacerlo público inmediatamente en sus redes sociales. «Seguido por: 'si no te gusta puedes irte', no soy el primero ni el último al que le pasa esto y el problema solo es uno», comenzaba Jonathan. «No escuchar a tus trabajadores y creerte mejor que todo el mundo cuando nadie te respeta por faltar el respeto a los clientes y sobre todo a tus trabajadores». Su enfado es evidente, pero también ha querido dejar claro que su trabajo no solo era hacer ventas, sino mantener una buena imagen. «Cosa que he intentado hacer proponiendo soluciones y lo único que hacen es decirme que no puedo opinar», ha finalizado.
La discoteca Sonora ya ha retirado los polémicos mensajes publicados en su perfil de Instagram que habían sido tildados de racistas en las redes sociales y de los que se quejaba este trabajador. En ellos informaba que habían «eliminado» a un «grupo organizado de ladrones» que supuestamente acudía a los alrededores de la sala de fiestas de Astrabudua para «robar» a los clientes. Según explicaba, el robo «siempre empezaba por 'amigo, un zigarro'», una expresión que se asocia a jóvenes de origen magrebí.
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