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Los robos con violencia siguen sin dar tregua. En el primer semestre de 2024 se ha registrado un aumento del 13,8% en Euskadi –del 9% en Bizkaia– en los asaltos que se cometen a punta de navaja, a golpes, pegando un tirón o con ... intimidación, según los datos de la Ertzaintza a los que ha tenido acceso EL CORREO. Un crecimiento importante de uno de los delitos que más preocupa a las autoridades y que se ha hecho especialmente palpable en Bilbao. La capital vizcaína, que en los últimos años ha concentrado entre el 40% y el 50% de todos los robos con violencia que se cometen en Euskadi, ha registrado en los primeros seis meses del año un aumento de casi el 28% en este tipo de infracciones. Y, además, la tasa delictiva en general también ha seguido creciendo en el primer semestre del año (un 2,1% en el conjunto de Euskadi y un 2,8 en Bilbao). Y lo ha hecho, además, después de dos años en los que se han superado récords en el número de infracciones penales.
40% de los robos
con violencia que se han cometido en Euskadi en los últimos años se han registrado en Bilbao.
63% de aumento
en los robos con violencia en Getxo, que ha pasado de 30 a 49 de estos hechos delictivos en el primer semestre de 2024. También destaca Vitoria, con un aumento de casi el 90% (de 39 a 74 denuncias) y de San Sebastián (un 34,7% más). En Barakaldo han bajado un 25%.
Los robos con violencia son uno de los denominados delitos estratégicos. A nivel porcentual no son muchos. Este tipo de agresiones apenas suponen el 2,5% sobre el total de infracciones penales que se denuncian en las comisarías. Se cometen muchos menos que hurtos y ciberestafas, pero aún así se trata de un asunto muy importante para la Ertzaintza. Básicamente, porque implican una agresión directa hacia la víctima, lo que genera «una gran preocupación social», casi al nivel de las agresiones sexuales y los homicidios, según un informe confidencial desvelado por este periódico que la Policía vasca realizó a finales de 2021. Fue entonces cuando este tipo de delitos rompieron la «tendencia a la baja» iniciada en 2017. Los analistas advertían de un posible rebrote en este tipo de ataques y planteaban la necesidad de implementar nuevas medidas para frenar la escalada.
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David S. Olabarri
A la vista de las estadísticas, los analistas de la Ertzaintza acertaron cuando advirtieron de que estos delitos iban a seguir creciendo, a pesar del ligero descenso que se produjo el año pasado. El pasado viernes el propio alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, reconoció que la capital «necesita mejorar en seguridad, en percepción de seguridad», entre otras cuestiones.
En total, la Ertzaintza ha contabilizado en 2024 en Bilbao 431 robos con violencia, frente a los 337 del mismo periodo del año anterior. También destaca el caso de Getxo, que ha pasado de 30 a 49 incidentes de este tipo, lo que supone un incremento del 63%, de Vitoria con un aumento de casi el 90% (de 39 a 74 denuncias) y de San Sebastián (un 34,7% más). Se trata de un crecimiento general notable. Y además hay que tener en cuenta que estas cifras no incluyen los datos de la Policía local. De hecho, en 2023 se presentaron más denuncias ante la guardia urbana (783) que ante la Ertzaintza (779). Es decir, los expertos en seguridad recalcan que estos datos permiten conocer «tendencias delictivas», pero insisten en que la cifra real será «mucho más abultada» que las sustracciones que aparecen en los registros de la Policía autonómica. En el otro lado de la balanza, dentro de las localidades con más de 50.000 habitantes, se encuentra Barakaldo, que ha registrado un descenso del 25%.
César Charro, experto en seguridad y formador de aspirantes a policías, apunta varias razones que, a su juicio, explican esta escalada delictiva. Para empezar, insiste en que es necesario abordar el problema desde una perspectiva «científica», «sin complejos» y denuncia que han fallado las «políticas de seguridad». En este sentido, considera que es necesario crear equipos «multidisciplinares» para analizar la situación y buscar soluciones. «Si te limitas a análisis simplistas de la realidad los delitos van a seguir subiendo», apunta.
Charro relaciona el aumento de los robos con violencia con varios factores. Uno es la «quiebra del principio de autoridad». Insiste en que los delincuentes «no son tontos» y saben que es muy probable que acaben en libertad tras ser detenidos. Eso, a su juicio, genera dos problemas: el primero es que crea «sensación de impunidad en los agresores, que incluso se enfrentan a los policías» cuando son detenidos. El segundo es que se extiende entre los agentes la sensación de «inutilidad del trabajo». Una combinación peligrosa que hace imposible atajar el aumento delictivo.
El experto en seguridad afirma que es necesario abordar este asunto con seriedad, con reformas legales, con «firmeza» por parte de los ayuntamientos y «sin complejos» para evitar que el problema llegue a un punto «de no retorno». En este sentido, insiste en el peso que tiene «la inmigración irregular» con el aumento delictivo. Lo dice porque, en su opinión, la administración «no integra» a estas personas –ya que no pueden trabajar legalmente, entre otras dificultades– y muchos de ellos acaban encontrando en el delito una forma de vida.
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