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Las asociaciones vascas de gays y lesbianas recibieron ayer con sorpresa y preocupación la noticia de que la Ertzaintza está buscando a un sospechoso de ... al menos cuatro muertes de origen desconocido de hombres en Bilbao que usaban una red de contactos entre homosexuales. «Estamos boquiabiertos y asimilando lo que ha pasado», apuntaba una portavoz de Gehitu. Todos los casos se registraron entre septiembre y octubre de 2021 en la capital vizcaína. «Son del año pasado, pero parece que los están hilando ahora», confirman. La asociación Ortzadar de Bilbao, por su parte, prefiere no realizar declaraciones públicas por el momento para evitar generar más alarma.
Gehitu ha recibido algunas quejas por falta de control en este tipo de aplicaciones de citas, que también están muy extendidas entre heterosexuales. «Puede ser peligroso. A veces la gente anda precavida porque no sabes con quién te vas a encontrar. Yo prefiero no usarlas porque me da miedo», confiesa una portavoz de la asociación, que recomienda a sus socios tener precaución.
¿Había éxtasis líquido?
Tal y como adelantó ayer este periódico, el sospechoso se valía de la intimidad de los domicilios de las víctimas donde concertaba las citas para actuar sin testigos. Los investigadores creen que les suministraba alguna sustancia para anular su voluntad y sonsacarles las claves bancarias con las que luego saqueaba sus cuentas. Mientras, la Ertzaintza continuaba ayer analizando los casos sospechosos en busca de nuevas pruebas que ayuden a aclarar los hechos. Se trata de una investigación compleja, que representa un gran reto para los especialistas en homicidios encargados de las pesquisas. La Policía autonómica tendrá que contactar también con otros cuerpos policiales por si este mismo individuo ha podido dejar rastro en otras comunidades.
Hay un detalle que evidencia la impunidad con la que se movía el sospechoso. Robó un ordenador portátil en el piso de una de las víctimas y al día siguiente lo vendió a un particular sin ocultarse. ¿No era consciente de que el hombre con el que se había citado y al que había narcotizado había fallecido o es que simplemente no le importaba?
impune
Dos de las víctimas, una de las cuales sobrevivió a su ataque, residían en la misma calle del Casco Viejo bilbaíno. En el bloque del fallecido en octubre, los vecinos reconocían ayer estar «en shock» tras conocer el verdadero motivo de la muerte de su vecino, que trabajaba como profesor y con el que mantenían una relación que iba más allá de la típica de vecindad. Llevaba al menos quince años residiendo en esa vivienda, que ahora ha heredado su familia. «Era un vecino muy amable que se implicaba mucho en los problemas de la comunidad, con el que teníamos una excedente relación y al que echamos mucho de menos», reconocía una vecina residente en un piso superior.
Los vecinos sí que admitieron que su fallecimiento les pilló por sorpresa, que no se lo esperaban. «No bebía, no fumaba, iba todos los días andando hasta su trabajo y era muy joven, de unos cuarenta años. Por eso pensábamos, ¿y de qué se ha muerto?». Ayer asumían la verdadera causa de su deceso con horror. Se da la circunstancia de que a muy pocos metros del portal del fallecido reside otra de las víctimas del sospechoso de haber matado a cuatro hombres, que pudo sobrevivir tras zafarse de su ataque. Se trata de un hombre atlético de mediana edad, que probablemente ahora empiece a ser consciente de lo afortunado que ha sido.
vecinos del casco viejo
Las muertes fueron consideradas en un primer momento como súbitas, esto es, sin un origen claro. Son las conocidas como «autopsias blancas», cuando no hay una enfermedad, ni signos de violencia y la analítica de tóxicos da negativo. «Un corazón sano es susceptible de provocar una arritmia letal», señala un forense consultado por este periódico, y no son casos inhabituales. Por protocolo, en cada autopsia se recogen muestras de sangre, de tejido del corazón y del cerebro para posibles análisis posteriores, incluso para pruebas de ADN, paternidad y otras, que se conservan ultracongeladas. Esta práctica abriría la posibilidad de que se pueda realizar un estudio específico en los otros tres casos sospechosos.
De forma rutinaria, además, se realizan análisis toxicológicos de varias sustancias, entre las que no suele encontrarse el éxtasis líquido o GHB, salvo que exista alguna sospecha. Esta fue la sustancia hallada, en dosis no letales, en el cadáver de la última víctima. En cuestión de horas se elimina del organismo, por lo que resulta muy difícil de detectar. En concentraciones altas, más de 50 miligramos por kilo, puede llegar a desencadenar un coma.
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