La dirección de la sala Moma de Bilbao, donde en la madrugada del pasado domingo los porteros disolvieron una pelea en la calle a golpes, admite que a uno de sus porteros «se le fue la cabeza» cuando asestó patadas a un joven que ya ... estaba caído en el suelo. «Estaba fuera de sí porque le parecía que no se podía permitir algo (una trifulca) así. Perdió el control y es el primero en asumir que no tenía que haberlo hecho. Está arrepentido y cree que no lo volverá a repetir», asegura la propiedad del local, que considera que esta manera de sofocar la riña resultó inadmisible y desproporcionada. Este altercado dejó a dos de los jóvenes heridos. Según Radio Euskadi, uno de ellos estaba ingresado en el hospital de Basurto con pronóstico grave. Las autoridades sanitarias eludieron, sin embargo, dar información sobre su estado apelando a la protección de datos.
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La discoteca, no obstante, alega que el vídeo que recoge la agresión -que se puede ver desde el domingo en la web de este periódico y que ha sobrecogido a toda Bizkaia por su extrema violencia- sólo refleja 23 segundos del incidente, cuando en realidad se prolongó durante al menos «15 minutos». La intención de los controladores de acceso de la discoteca, una media docena, fue, según esta versión, la de «intentar ayudar», «defender a unos chicos a los que 20 chavales les estaban dando una paliza» en la vía pública. Los empleados del local de Rodríguez Arias, añade esta fuente, recibieron «golpes por todos los lados». Uno de ellos tuvo que acudir al hospital de Basurto y «le escayolaron un pie», y otro se llevó un puñetazo en la cara y le partieron los labios.
4 denuncias
por delitos de lesiones han recibido Ertzaintza y Policía Municipal.
El «desencadenante» de la furia con la que, como se aprecia en las imágenes, responden los porteros, fue «un botellazo en la cabeza» lanzado a uno de ellos mientras intentaban separar a los dos bandos. Ocurrió pasadas las seis de la madrugada, hora de cierre del Moma. Momento en el que encendieron las luces del local y empezaron a desalojar a los clientes.
En una noche como la del pasado domingo, en la calle cubriendo la seguridad de toda la ciudad podía haber una veintena de patrullas de la Policía Municipal y una quincena de unidades de la Ertzaintza, según explican fuentes policiales. Entre ellas había también algunos vehículos camuflados. Las discotecas con un aforo superior a 700 personas están obligadas por Ley a contratar vigilantes de seguridad. Las de menos, como es el caso de Moma, con capacidad para unas 400 almas, pueden contratar a controladores de acceso, cuya única misión es precisamente esa, en ningún caso tienen potestad para «detener, ni retener a alguien», indican fuentes de seguridad privada, y mucho menos para emplear la fuerza y de una manera tan brutal para disolver un enfrentamiento en la calle. Deberían haber llamado a la Policía.
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Los controladores salieron del local, donde está su puesto, cuando se originó la trifulca. «Nos vimos en el medio, se nos echaron encima y tuvimos que defendernos. Hubo gente que cobró en los dos lados», mantiene el responsable de la seguridad de la discoteca. Los porteros del Moma iban uniformados, con sudaderas negras con la palabra 'control' en la espalda, pero además «se nos unieron porteros de otras salas y pubs de la zona». Uno de los que asesta patadas en la cabeza a un joven, que se cubre desde el suelo, «no trabaja para nosotros», asegura, pese a que también viste de oscuro y lleva guantes negros.
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Tampoco el jefe de porteros justifica que se patease a alguien en el suelo. «Soy el primero que dice que eso no se puede hacer. No somos cromañones, pero somos personas y a veces pierdes los papeles». Anuncia que «no volverá a ocurrir». «Cuando haya otra pelea en la calle no nos vamos a meter, eso es trabajo de la Policía, que lo hagan ellos. Nosotros seis tuvimos que hacer la actuación para que no se mataran en la calle», defiende.
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El encargado de la seguridad en la discoteca bilbaína afirma que había «una patrulla de la Policía Municipal en la esquina» mientras se estaba registrando la refriega. Una portavoz del área de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Bilbao informó ayer de que la guardia urbana recibió el primer «requerimiento ciudadano» por la reyerta alrededor de las seis y cuarto de la madrugada, pero que cuando llegaron las unidades de la Policía Local y la furgoneta de la Ertzaintza, «ya se estaba disolviendo».
Los agentes identificaron a varios de los implicados y una de las testigos les facilitó el vídeo con imágenes de los altercados, que se extendió después por las redes sociales. A lo largo de la tarde del domingo, la Ertzaintza recibió dos denuncias por sendos delitos de lesiones, que fueron derivadas a la Policía Municipal. Ayer por la mañana, en la comisaría central de Miribilla se recibieron otras dos denuncias, que serán probablemente las que interpusieron los porteros de la discoteca.
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El sindicato Erne-SVPE denunció ayer que la hora a la que se produjo el altercado del Moma, alrededor de las seis de la mañana, coincide con el «cambio de turno» en la Policía Municipal y que, a raíz del nuevo calendario, a esa hora «quedan sólo la mitad de los efectivos», lo que genera «un déficit de seguridad tanto para los policías como para los ciudadanos». La central sostiene que ha denunciado esta «grave situación» ante los responsables del cuerpo y ha pedido que se abra una «mesa de trabajo» para buscar soluciones, pero que, de momento, no han obtenido respuesta. Erne-SVPE propone que se establezca un solape, similar al de la Ertzaintza, para que la salida y entrada de agentes se haga de manera escalonada.
Ertzaintza y Policía Municipal se distribuyen la vigilancia a la salida de las discotecas de Bilbao, considerado uno de los momentos conflictivos de las madrugadas de los fines de semana. En concreto, a la guardia urbana le corresponde el control del Moma de Rodríguez Arias y de la sala Rock Star, ubicada en la Gran Vía. Cada noche, los agentes locales y autonómicos cuentan con un gran número de puntos calientes que deben cubrir, aunque no siempre hay patrullas suficientes para ello, sostienen fuentes internas. No obstante, si se produce un altercado y llega antes o pasaba por delante una unidad del otro cuerpo, se haría cargo del incidente.
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