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El PNV se afanó ayer en intentar sofocar el incendio provocado por el lehendakari y la diputada general en torno al Guggenheim de Urdaibai. Las ... dudas respecto a la viabilidad del proyecto que expresaron ambos dirigentes la víspera durante su encuentro en Ajuria Enea fueron despejadas de un voleón por diferentes portavoces del partido, tanto en público como en privado, en un intento por dejar claro que el proyecto sigue adelante. Que no hay frenazo, ni enfriamiento, ni nada de nada. Eso, pese al escepticismo de Iñigo Urkullu y la decisión del Patronato del museo, que se ha dado un plazo de dos años para determinar si construir la nueva pinacoteca «es factible».
La más tajante fue Itxaso Atutxa. La presidenta del Bizkai buru batzar aseguró en Radio Euskadi que el proyecto para levantar dos nuevas sedes del museo en Gernika y Murueta «no se paraliza en absoluto», y que no parece haber en el horizonte «obstáculos insalvables» que vayan a impedir su desarrollo. En su opinión, lo que va a ocurrir durante 2024 y 2025 es únicamente un «decalaje» en el que avanzarán los trámites administrativos y urbanísticos que preceden a las obras.
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Un argumentario casi idéntico al de Atutxa planteó la portavoz de la Diputación. «La apuesta (por el nuevo Guggenheim) es firme», dijo Leixuri Arrizabalaga en Bizkaia Irratia. El Gobierno vizcaíno recupera así la postura firme a favor del proyecto que Elixabete Etxanobe ha venido mostrando desde la campaña electoral, en la que llegó a decir que el nuevo museo se hará «si o sí». En su visita al lehendakari anteayer la dirigente vizcaína habló de «darse un tiempo» asumiendo la mesura de Urkullu. Cuestión de cortesía institucional, explican las fuentes consultadas.
El lehendakari y la diputada general comparecieron realmente con el objetivo de anunciar un plan de revitalización para la comarca de Busturialdea. A las puertas de unas elecciones, buenas noticias para un entorno en el que la pugna PNV-EH Bildu se antoja dura. Sin embargo, también acabaron por extender la sombra de la duda sobre un proyecto museístico que parecía lanzado pese a la contestación social que genera en la zona. Y aunque el Gobierno vasco aún no ha anunciado que se sumará a la financiación, hasta el consejero de Cultura, Bingen Zupiria, se animó ayer a deslizar que, pese los recelos de Urkullu -«es difícil estar a favor sin que exista un proyecto», dijo-, su departamento contempla avances respecto a la expansión del Guggenheim para 2028. Fuentes de la Lehendakaritza también dan por hecho, a pesar de lo ocurrido, que «se va a hacer al cien por cien».
En el origen de este cisco se encuentra la reunión que el Patronato del museo celebró el pasado 11 de diciembre. En el orden del día, una propuesta del Gobierno vasco y la Diputación para reformular los planes estratégicos y abrir un «periodo de reflexión» sobre el Guggenheim de Urdaibai que abarca 2024 y 2025. Una decisión improvisada que volvió a generar incertidumbre al otro lado del Atlántico, en una Fundación Guggenheim que lleva 16 años a vueltas con el plan de ampliación en Bizkaia.
Para muestra, las quejas de Juan Ignacio Vidarte, que aparte de director del Guggenheim Bilbao es responsable de la expansión mundial de la marca neoyorquina. «El tiempo pasa, y no pasa en balde. La ampliación sigue estando sobre la mesa y para 2030 el museo tendrá que hacer algo. Y si no es esta vía (la de Urdaibai), habrá que analizar otra», dijo en una entrevista el pasado 31 de diciembre.
El mensaje a varias voces lanzado ayer desde Sabin Etxea, la Diputación y el Gobierno vasco blindando el nuevo Guggenheim tiene varios objetivos. El primero, ratificar la apuesta por el museo ante la sociedad vasca, y los vecinos de Urdaibai en concreto. El segundo, intentar desdecir a aquellos que consideran que poner en suspenso el proyecto tienen un claro aroma electoralista, tal y como insisten fuentes conocedoras de la operación que se está gestando en Urdaibai. El tercero, templar gaitas en Estados Unidos.
Aunque el lehendakari atribuyó el lunes buena parte de la necesidad de «darse un tiempo» al proceso de cambio que se está produciendo en la dirección de la Fundación Guggenheim, lo cierto es que la hoja de ruta fijada en Estados Unidos no va a modificarse. La llegada de nuevos gestores es un cambio más bien simbólico porque la filosofía expansionista forma parte del ADN de la marca. Bilbao y Urdaibai no son ni la primera ni la última aventura en otros continentes.
La tormenta política y social desatada por Urkullu también ha generado cierto pasmo en el seno del PNV. Fuentes jeltzales expresaron ayer su sorpresa por la pétrea actitud del lehendakari frente al proyecto del Guggenheim de Urdaibai pese a ser consciente de que su desarrollo, o no, ocurrirá cuando él ya haya abandonado el cargo. Será cosa de otro Gobierno vasco apoyar o bloquear el proyecto. En el caso de que los nacionalistas retuvieran el poder, la llegada de Imanol Pradales dejaría el camino expedito. Como diputado de Infraestructuras vizcaíno, Pradales ha sido uno de los grandes valedores de la idea. Suya es la frase que blindaba la operación definitivamente hace poco más de un año. «Reservamos 40 millones para hacer las obras cuando sea necesario».
Las reacciones
«El Plan Estratégico del Departamento de Cultura contempla que las bases del proyecto se fijen antes de 2028»
«La apuesta es firme, es un proyecto enriquecedor; debe verse como una oportunidad para la zona, no como no una amenaza»
«El Guggenheim de Urdaibai ni se paraliza ni se enfría en absoluto, solo se acotan plazos para los necesarios trámites»
«Lo que se sabe genera división, un proyecto transformador no puede ejecutarse desde el ordeno y mando»
«El PNV parece haberse dado cuenta de que la comarca necesita algo más, la prioridad esreactivarla»
«Frenar un plan estrella antes de elecciones no es mirar por los intereses de los vizcaínos, solo por los resultados electorales»
«El aplazamiento no responde a las demandas vecinales, solo a los situación de debilidad del PNV antes de elecciones»
Aunque el portavoz del Gobierno vasco y consejero de Cultura, Bingen Zupiria, atribuyó ayer al Patronato del Guggenheim Bilbao -cuyos integrantes leyó uno a uno- la decisión de establecer un periodo de reflexión de dos años antes de decidir si la extensión a Urdaibai es viable, fue el propio lehendakari el que reconoció el lunes en Ajuria Enea que la propuesta la puso él sobre la mesa respaldado por la Diputación.
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