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Se acerca la fecha del juicio por el crimen machista de San Francisco, que hace poco menos de un año conmocionó a la ciudad. Según ... su entorno, no era la primera vez que el presunto autor, Leonel B.T., 'Leo', de 45 años, golpeaba a su pareja, Rebeca Hauyta, de esa misma edad, aunque ella nunca le había denunciado. Tampoco era la única mujer a la que había agredido. Otras dos novias anteriores también le habían acusado de violencia de género.
El crimen se perpetró en la 'Taberna Hilargi', el bar que ambos regentaban desde hacía unos meses en el barrio bilbaíno de San Francisco en la madrugada del 28 de diciembre, en plena Navidad.
La Fiscalía reclama para él 28 años de prisión en total: 25, la pena máxima por el delito de asesinato con los agravantes de parentesco y género, y tres más por maltrato habitual. El acusado, de origen boliviano, tenía antecedentes penales y denuncias por violencia de género de otras parejas, aunque están pendientes de juicio y no se le pueden computar en este caso.
Se habían conocido un año antes. La pareja convivía en un piso de la cercana calle Bailén. Durante la relación sentimental, según el Ministerio público, «se estableció un plano de desigualdad y una situación de control y dominio de él hacia ella». La sometía «a agresiones físicas (cachetes, agarrones de pelo y cuello, patadas...) y psíquicas, mediante el control de su móvil -se lo quitaba y lo rompía- y de sus relaciones, impidiéndole mantener trato con sus familiares».
En su escrito de calificaciones al que ha tenido acceso este periódico, la Fiscalía detalla con crudeza la inusitada y gratuita violencia con que se cometió el crimen. Aquel 28 de diciembre, 'Leo' y Rebeca habían cenado y pasado la noche en el bar cuando, entre las cinco y las siete menos diez de la madrugada, al fondo del bar y «con ánimo de acabar con su vida», él «la cogió de la cintura, la tiró al suelo, la agarró del cuello y con un cristal la golpeó en la cara». Después, le lanzó múltiples cuchilladas por todo el cuerpo, especialmente en la cara, el abdomen y la espalda, «con agresiones consecutivas en el tiempo», que le causaron la muerte «por shock hipovolémico», es decir que la mujer murió desangrada.
La víctima sólo «pudo resistirse levemente», mantiene la Fiscalía. El acusado «acabó con su vida fácilmente, asestándole varios golpes, agarrones de cuello y cortes en diferentes partes del cuerpo para aumentar intencionadamente su dolor», afirma el escrito. Cuando fue localizado por agentes de la Policía Municipal de Bilbao en el local, el cuerpo presentaba «un gran número de heridas de cuchillo craneales, faciales, cervicales y abdominales», tanto por la parte anterior como por la posterior.
Algunas de las lesiones habían seccionado la yugular y provocado una hemorragia en la zona vaginal y tenía tres heridas inciso-contusas en un muslo. Según el informe de autopsia, los forenses también apreciaron en el cadáver lesiones contusas en el dorso de las extremidades superiores, que podrían considerarse heridas de defensa, y una marca en el cuello «compatible con estrangulamiento».
En la causa se presentan también como acción popular la asociación feminista Clara Campoamor y el Ayuntamiento de Bilbao y como acusación particular, la hija de la fallecida, que reside en Bolivia. En las calificaciones provisionales presentadas por estas partes, que se adhieren en lo general a la petición fiscal, se añade que, tras el crimen, el acusado abandonó el bar dejando a la víctima «agonizante» para dirigirse a su domicilio, donde se cambió de ropa. Los agentes localizaron en el piso varias prendas manchadas de sangre.
En plena madrugada, 'Leo' llamó hasta en diez ocasiones a un amigo, con el que trabajaba en la reforma de viviendas, a quien le confesó que había matado a Rebeca «de la peor manera posible» y le pidió ayuda para limpiar el local. Este hombre se negó a colaborar con él y le advirtió de que iba a llamar a la Policía, así que fue el mismo 'Leo' quien, sobre las nueve menos veinte de la mañana, llamó a la guardia urbana confesando el crimen. Después, se hizo cargo del caso la Ertzaintza.
Varias patrullas se dirigieron a la dirección indicada y comprobaron que la información era real. Junto al cuerpo de la víctima hallaron un cuchillo de cocina, que fue intervenido como presunta arma homicida. A las pocas horas, cuando se había levantado el cordón policial, alguien colocó unas flores de color lila al pie de la persiana del local en memoria de Rebeca.
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