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Según los últimos datos oficiales, en Bilbao hay censados cerca de 40.000 perros, a los que hay que sumar gatos, hurones, así como animales ... auxiliares (perros pastores, de rescate…) y exóticos. Son una parte fundamental de la sociedad actual, que como el resto de aspectos de nuestro día a día precisa de una regulación actualizada. El pleno del Ayuntamiento ha aprobado en la mañana de este jueves la nueva Ordenanza Municipal de Protección, Bienestar y Tenencia Responsable de los Animales de Compañía, llamada a ser el documento que regule la convivencia entre vecinos y animales y establezca los derechos y obligaciones de los propietarios y las propias mascotas.
A grandes rasgos, este articulado se adapta a las normativas ya en vigor a nivel autonómico y nacional, y establece ciertas novedades que una vez comience a aplicarse, serán de obligado cumplimiento para los vecinos y visitantes en Bilbao. Por ejemplo, los dueños de perros ya no sólo tendrán que recoger los excrementos de sus mascotas, sino que deberán salir de casa con una botella de agua para limpiar la orina que dejen en las aceras.
Además, todos los perros deberán ir con una correa que tenga una longitud máxima de dos metros; da igual el tamaño del perro. Es decir, se acabaron las correas extensibles que permiten alejarse al animal varios metros por parques y aceras.
En cuanto a los gatos, la nueva ordenanza estipula que el Ayuntamiento también aplicará el método CER (captura, esterilización y retorno) en las colonias de gatos callejeros libres y no solo en las autorizadas. De esta manera, los técnicos municipales podrán actuar tanto en terrenos públicos como privados, siempre que cuenten con el permiso del propietario. «Actuaremos en todos los casos sin excepción. El objetivo es disminuir la población de gatos en la ciudad», ha explicado el concejal de Salud y Consumo, Álvaro Pérez.
La norma recoge, asimismo, la obligatoriedad por parte de los propietarios, tanto de perros como de gatos y hurones, de la identificación y registro, así como la vacunación antirrábica, y de contratar un seguro de responsabilidad civil, en el caso de los perros.
Los canes potencialmente peligrosos, por su parte, deberán ser castrados antes de salir del centro de cría. «Sino fuera posible, debe existir un compromiso firmado de realizarla lo antes posible y antes de que éstos cumplan 12 meses», se estipula.
Como toda normativa, la nueva ordenanza lleva aparejada un régimen sancionador para quienes incumplan con las obligaciones estipuladas. Las sanciones comienzan con cien euros para las infracciones leves (conductas que no provoquen daños físicos ni alteraciones de comportamiento animal), que son las más habituales, y se disparan hasta los 100.000 para las muy graves. Estas hacen referencia al maltrato animal cuando provoque daños muy graves o incluso la muerte del animal.
La ordenanza ha contado con el apoyo de los dos grupos del equipo de gobierno, PNV y PSE, mientras que EH Bildu y PP se han abstenido y Elkarrekin ha votado en contra. A partir de ahora, sólo restará su publicación en el Boletín Oficial de Bizkaia (BOB) para que entre en vigor y comience a aplicarse. En ese sentido, los responsables municipales ya han avanzado que no se enviarán apercibimientos a los vecinos que la incumplan, sino que directamente serán sancionados.
Pero para que los afectados sean conscientes de los cambios que trae la nueva ordenanza, el Ayuntamiento pondrá en marcha una campaña de comunicación para detallar los obligaciones y derechos de los propietarios de los animales.
Dentro del debate desarrollado durante el pleno, la más dura con la nueva normativa ha sido la portavoz de Elkarrekin, Ana Viñals, quien la ha calificado como «ordenanza de malestar animal». «Es un texto con lagunas, retrocesos e incoherencias que despoja de toda protección a los animales», ha valorado.
Luz Angélica Orozko, concejala de EH Bildu, ha afeado que las alegaciones introducidas en el texto «no respondan» a las peticiones presentadas por asociaciones y particulares, mientras Esteban Goti (PP) ha defendido que la Policía Municipal sí debería mantener la figura del apercibimiento cuando se detecte algún incumplimiento que se deba al desconocimiento y no la mala fe.
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