Luz verde al gran paseo de Artxanda

En realidad, hay un cambio relevante con respecto a lo que se había planteado durante todo este tiempo. El gran paseo no partirá desde Enekuri, sino desde Berriz, la zona poblada que está casi dos kilómetros más arriba en dirección a Santo Domingo. Así que ese tramo inicial de la subida, de momento, se quedará como está.

La junta de gobierno municipal dio luz verde ayer a la licitación de los trabajos, que después fueron presentados por el concejal de Obras, Planificación Urbana y Proyectos Estratégicos, Asier Abaunza. Se trata de un recorrido de más de seis kilómetros de la BI-3741, cuya titularidad fue cedida por la Diputación al Ayuntamiento de Bilbao. Ahora, es la administración local la que hace uso de ella.

¿Cómo? La remodelación pretende convertirla en un paseo con vistas. A lo largo del trayecto se acondicionará un «itinerario peatonal seguro con nuevas zonas estanciales y miradores». En concreto, habrá dos grandes miradores nuevos, similares al que ya existe, que se ubicarán en la zona central y cerca del Nogaro (este último, en el entorno de la antena de televisión). Además, a lo largo del mismo paseo se ampliarán zonas de estancia en tres puntos diferentes. Uno de ellos, justo debajo del parque de la Huella, donde ahora suelen aparcar coches para tener una vista majestuosa de la ciudad.

En definitiva, de lo que se trata es de que todo el trayecto sea un paseo donde el peatón gane protagonismo. Por eso, apuntó Fran Víñez, asesor de la Alcaldía en proyectos estratégicos, también se mejorarán las conexiones con los itinerarios que recorren el anillo verde. Y, punto muy importante, se tranquilizará el tráfico en la BI-3741. En este sentido, por toda la carretera la velocidad máxima será de 30 kilómetros por hora; en la zona central, entre las rotondas del Nogaro y Trueba, se bajará a 20. Se instalarán radares pedagógicos, de esos que informan al conductor de la velocidad a la que circula, y en el entorno de esas dos glorietas se instalarán semáforos en los pasos de peatones.

La idea es que quede clara la prioridad peatonal y atender las demandas de los vecinos de la zona. Forma parte de esta filosofía el hecho de estrechar los carriles de circulación hasta los tres metros. En ciertas zonas, como la mencionada entre Nogaro y Trueba, el firme será de «asfalto impreso para que los conductores perciban que están circulando por un núcleo urbano», dijo Abaunza. Como guiño a uno de los símbolos de la ciudad, la impresión que tendrá aquí el firme será un motivo que «se asemeja a la baldosa de Bilbao».

El paseo peatonal que flanqueará a la carretera tendrá entre 2 y 2,5 metros de ancho y estará construido «en hormigón drenante verde», un material que filtra el agua y es, digamos, más natural. Además, todo el itinerario estará iluminado para ganar en seguridad por la noche. No hay que perder de vista que de lo que se trata es de atraer a la gente y fomentar un ocio saludable en un entorno interesante que ahora está infrautilizado. El concejal recordó que con la pandemia la ciudadanía de Bilbao ha redescubierto el cinturón verde, que tras esta intervención ganará atractivo.

En total se actuará en una superficie de 53.000 metros cuadrados y las obras se dividen en cinco tramos diferentes que se ejecutarán de manera alternativa, de modo que a medida que se vayan concluyendo se podrán disfrutar sin esperar a que termine el plazo de ejecución de 16 meses. Si se cumple el calendario, el tajo arrancará en octubre o noviembre y terminará en la primavera de 2023.

Para ese mismo ejercicio se prevé que esté terminado el parque del Encuentro, la otra gran actuación anunciada por el alcalde Aburto el mes pasado para Artxanda, pero que aún se está planificando. La idea es convertir el entorno en un sitio que atraiga a gente de la ciudad. El concejal Abaunza insistió en que las negociaciones municipales para hacerse con el edificio del Nogaro están a punto de cerrarse. Aún no está claro qué uso se le dará, pero destacó que su gran aparcamiento es un activo importante para la zona.