La Organización Internacional del Trabajo estima que las mujeres que se dedican a la agricultura familiar representan una cuarta parte de la población mundial. Todavía así, muchas sienten la discriminación de género de forma diaria. Algunas aseguran que aún no tienen «derecho» a heredar las ... tierras. Otras, confiesan sentirse invisibilizadas a pesar de los esfuerzos que realizan para producir los alimentos.
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Representantes de organizaciones agrícolas de los cinco continentes visitaron en el marco del Foro Mundial Rural la Ganadería Fidel Abans para descubrir cuáles son los problemas a los que se enfrenta el sector en Bizkaia y compartir sus experiencias. El principal objetivo de la jornada era «aunar fuerzas y poner sobre la mesa acciones concretas que ayuden a acabar con la desigualdad a nivel mundial». Y es que según apuntaron, con tal solo cerrar la brecha de género «el sector agrícola aumentaría el PIB mundial en un 1% y se reduciría el número de personas con inseguridad alimentaria en 45 millones».
Sus testimonios reflejan que si trabajar en el campo no es fácil, hacerlo siendo mujer es todavía peor. Leire Ayala, presidenta de la asociación Landa XXI, explicaba que «la mujer rural -el 38% de las explotaciones vizcaínas están gestionadas por ellas- todavía tiene que lidiar con su trabajo y con la casa a pesar de los esfuerzos que se hacen por equiparar los roles». Su postura era apoyada por representantes del propio foro, quienes incidieron en la falta de «políticas públicas con perspectiva de género».
La visión internacional la brindó por un lado la camerunense Cécile B. Ndjebet, presidenta de la Red de Mujeres Africanas para la Gestión Comunitaria de los Bosques. La responsable narró que en su país «las mujeres no tienen ningún tipo de independencia». «En algunas zonas las mujeres producimos el 80% de los alimentos que se generan, pero sin embargo no tenemos acceso directo a ella ni comprándola. Siempre hereda el suelo un hombre, lo que nos impide empoderarnos», explicaba.
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Algo parecido ocurre en Perú. Elga Angulo, dirigente de la Confederación Campesina de este país, detalló por otro lado que «la representación de la mujer es muy baja tanto en los sembríos como en la producción». «Tenemos muy poco apoyo por parte de los gobiernos. Luchamos por incidir en los espacios de toma de decisiones para que se impulsen políticas feministas. Lo que hace falta es que se visibilice nuestro trabajo, ya que desempeñamos un papel muy importante en la sociedad».
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