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Las faldas del monte Serantes se han llenado desde primera mañana de personas procedentes de distintos puntos de Bizkaia para festejar la romería de Cornites. Yvonne Iturgaiz

Miles de personas abarrotan el Serantes

El buen tiempo suma adeptos a la romería de Cornites, que logra reunir a una multitud que no se recordaba en los últimos años

Laura González

Santurtzi

Lunes, 10 de abril 2023, 17:36

«Hacía tiempo que no se veía tanta gente». Esta es una de las frases que más se ha escuchado este lunes en las faldas y la cima del Serantes, monte icónico de la Margen Izquierda y de todo Bizkaia que ha congregado a miles ... de personas llegadas desde distintos puntos del territorio para participar en una de las tradiciones más arraigadas y más antiguas del territorio histórico: la romería de Cornites. Un fiesta que cada Lunes de Pascua tiñe de color este emblemático lugar, desde el que uno obtiene como premio unas vistas impagables del Gran Bilbao, el Abra y varios montes cercanos.

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El buen tiempo ha hecho que desde primera hora todos los senderos y caminos que llevan hasta la antigua fortaleza que corona el monte congregaran a una marea incansable de visitantes. «El año pasado llovió un poco y hacía fresco, pero hoy, con el sol y el calor que hace, se ha animado mucha gente», contaba desde el fuerte Andoni Blanco, degustando ya el famoso bollo de cornite, hecho con huevo y chorizo. Había salido a las nueve de la mañana de su casa en Portugalete y dos horas después ya estaba disfrutando de la fiesta. Justo a su lado pasaban una decena de integrantes del club de marcha Ibilbideak de Astrabudua. «Estamos ya de bajada, después de llegar al castillo», comentaba Angelines Romero. «Somos muchos más, pero al resto les ha pillado este año fuera de vacaciones».

Con los deberes hechos antes de media mañana, después de llegar a la cima, estaban Jon Bodeguero y Aingeru Allende descansando junto a sus caballos. «Hemos salido desde el Valle (Trapagaran) y para ellos esto es como un paseo», comentaban en referencia a los animales. Cornites es un paraje natural que descubrió ayer por primera vez Rodica Dan, rumana asentada en Santurtzi desde hace quince años, quien teléfono móvil en mano no dejaba de retratar todo a su alrededor. «He estado varias veces en San Juan de Gaztelugatxe, pero esto es distinto, es una experiencia muy bonita», afirmaba junto a su compatriota Mihaela Avram, para quien era su segunda ascensión.

Desde Gallarta no quiso faltar a esta cita Amelia Ortiz, patrona del Museo de la Minería, quien ya ha perdido la cuenta de las veces que ha subido al Serantes. «La primera vez fue con las monjas, en Primaria, y subíamos con zapatos y a gatas. Los caminos no estaban tan bien cómo ahora», recuerda, antes de destacar lo mucho que ha cambiado esta romería con el paso del tiempo. «Había quienes subían a ligar. Ponían música y había juegos para niños, como txingas o llevar el huevo en una cuchara». Esta antigua profesora también rememora sus años de docente en una escuela del barrio santurtziarra de San Juan, en los que solía subir con sus alumnos «una vez que empezaba ya la primavera» a darles la lección. «Este es un lugar fantástico para la geografía, para que vean de primera mano el Cantábrico y todo lo que nos rodea», cuenta Ortiz.

También es un escenario inmejorable para llevar a cabo una educación medioambiental, lo que hacen desde Serantes Natur Eskola. Este lunes animaban a pequeños y mayores a construir cajas nido y a pintar murales. La getxotarra Rosa Mari Azkorra se animó a dibujar dos ciervos volantes, mientras su marido Alfredo Olabegia no perdía detalle.

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Ascensos y copas del Athletic

Para él, esta era su octava ascensión a este monte vizcaíno en el último mes. «Con cada una de ellas celebro una de las 24 Copas que tiene el Athletic. Voy por la octava, espero completarlas todas de aquí a junio», apuntaba desde el fuerte.

Unos metros más abajo, desde el mazo, el ambiente familiar bullía en todo su esplendor, junto a los varios hinchables que hacían delicias de los más pequeños. Los mayores aprovechaban para degustar un talo, dulces o el famoso cornites. A Egoitz Fernández, de la panadería Horno Serantes, se los han quitado de las manos. «Este año he hecho más, casi el doble, porque he visto que daban buen tiempo, y se me han acabado, al igual que el pan», se felicitaba. «La gente tenía ganas de Cornites».

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