«Hemos conseguido un final feliz y sin ninguna desgracia»

¿Cómo vivieron el momento crucial de la operación? «Oímos jaleo en el portal y vimos que la Ertzaintza estaba notificando la orden de protección. No hubo ningún tipo de altercado, hablaron con ellos y pacíficamente abandonaron la vivienda», relata el portavoz de los afectados, que están «mucho más tranquilos. Se ha conseguido el objetivo de tener una convivencia pacífica en nuestra comunidad», donde nuevamente han podido dormir bien –dos noches seguidas, tras tres jornadas en las que conciliar el sueño fue imposible por el «jaleo» de los okupas–. El piso ha quedado «destrozado», según explicaron ayer vecinos que estaban presentes tras la marcha de los alborotadores. «Está para vaciarla entera», ha señalado a este diario la copropietaria, Verónica Martínez.

Algunos residentes están en 'shock' aún. «No lo acabamos de creer», mantiene Mosquera, aunque «sabemos que esto se ha acabado y con esta tranquilidad volveremos a la normalidad en pocos días». Los semblantes han cambiado en una semana. El viernes pasado, cuando denunciaron la «insostenible» situación que sufrían, sus rostros eran serios y cansados. Hoy sonríen. «Por fin está todo solucionado», se congratulan. De hecho, ya han comenzado a quitar los carteles de protesta que pegaron en el portal.

¿Cuál es el siguiente paso para estos vecinos? «Hacer piña» para que Judith, que volvió a fumar debido al estrés de la situación tras 12 años alejada del tabaco, deje atrás los cigarrillos «porque somos una comunidad unida». Tras llevar meses con continuos problemas de convivencia, una semana después de decidir colgar carteles de protestas en los balcones, la comunidad «por fin respira tranquila. Estamos con ganas de hacer nuestra vida normal», afirma el portavoz, que agradece la «buena labor» de la jueza con el caso de la orden de alejamiento tras las amenazas; al Ayuntamiento, «que se ha movilizado para preservar nuestra seguridad desde que lo solicitamos»; a la Policía Local, «que ha estado ahí al pie del cañón»; y a la Ertzaintza, por su «gran labor» a la hora del desalojo. «Entre todos hemos conseguido un final feliz y sin ninguna desgracia, y eso es digno de agradecer».

Desde el Consistorio, la alcaldesa, Aintzane Urkijo, ha indicado que, desde que se ha conocido la situación, ha mostrado «apoyo» y prestado ayuda con «asesoramiento en el proceso judicial», ofreciendo las «herramientas adecuadas para que se pueda actuar gracias a las denuncias de los vecinos y poder tener así un juicio rápido». Por otro lado, la regidora ha destacado que el Ayuntamiento «no ha ofrecido ningún tipo de recurso habitacional» a los okupas. La ley de servicios sociales recoge que hay un «alojamiento de baja intensidad de siete días para que transeúntes o personas sin hogar pasen la noche, pero siempre que acepten un itinerario social, y este no es el caso». En ese sentido, este diario ha podido hablar con Alba, una de las integrantes del 'narcopiso'. «Quiero que me den un piso para vivir, no quiero nada más», ha afirmado esta joven de 27 años.

La edil de Seguridad Ciudadana, Itziar Utrera, por su parte, ha subrayado que se han puesto «todas las herramientas necesarias para asegurar la protección de los vecinos» y ha recordado a la ciudadanía que si ven a alguien usurpando una vivienda o cualquier otro tipo de problemática, deben llamar a la Policía para intentar dar «solución desde el comienzo» a estas situaciones.