Cacerolada de las familias del colegio de Rontegi para reclamar su comedor

Lo han hecho en una manifestación, llena de utensilios de cocina para hacer ruido, que ha partido una vez concluidas las clases, a las 16.30 horas, del propio colegio, conocido de forma oficial como Arrontegi Eskola, recorriendo parte del barrio, hasta terminar en la Herriko Plaza. Con el lema 'Liburutegia irakurtzeko, jantokia jateko-Biblioteca para leer, jantoki para comer', decenas de padres y niños mostraron su preocupación por la situación actual de este servicio, pidiendo una vez más una pronta solución.

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Laura González

Desde el Gobierno vasco, y en concreto desde el departamento de Educación, ya les han trasladado que esto no va a ser posible, como ya indicaron también a este periódico, «porque la obra lleva su proceso administrativo», y deben por tanto cumplir los plazos, pese a que desde el AMPA y el consejo escolar han rogado que se pongan en marcha «medidas extraordinarias».

Y es que este tema viene de largo. Con el cierre del colegio de La Milagrosa la matriculación en Rontegi aumentó en unas 60 plazas, lo que hizo que se tuviera que habilitar un espacio provisional para atender la demanda existente. En 2019 el Gobierno vasco aprueba la construcción de un nuevo comedor y comienzan las obras dos años después, en agosto de 2021. Poco después se terminan paralizando los trabajos por diversos problemas no previstos que originaron que el presupuesto se disparara, lo que obligó a indemnizar a la empresa que había comenzado a actuar allí, y a empezar de cero.

Ahora, pendientes todavía de la licitación, son ya nueve meses los que unos 250 alumnos llevan comiendo amontonados y por grupos en lo que antes era la biblioteca del colegio. Los de Infantil comen en un 'jantoki' propio. Las obras están marcadas para dar inicio a partir de septiembre, y las familias ruegan que arranquen mejor cuando finalicen las clases de este curso, ya que consideran que las excavaciones previas de grandes rocas, que generarán fuertes ruidos y que necesitarán la presencia de maquinaria pesada, «hará imposible el correcto funcionamiento de la actividad escolar» a la vuelta del verano. Una queja que se debatirá próximamente en el propio Parlamento vasco.