La falta de aportaciones públicas lleva al cierre al acuario de Getxo

Las instalaciones, situadas en el Puerto Deportivo, nacieron en 2004, impulsadas por Abra Aquarium y Getxo Kaia. En septiembre de 2006, la Diputación y el Ayuntamiento firmaron un convenio para la adquisición y mantenimiento el espacio. 600.000 euros aportó el organismo foral, amén de una subvención anual que se elevaba a 250.000 euros. Las arcas municipales, por su parte, aportaban 60.000 euros por ejercicio. Sin embargo, la entrada en vigor de la Ley de Contratación ha acabado con el acuerdo. «El pacto anterior era hasta 2025, un periodo muy largo, y con la nueva norma, el convenio queda extinto. Los fondos se utilizarán para otras cuestiones», zanjó un portavoz foral.

Sin el dinero de la Diputación, Getxo no está dispuesto a seguir gastando en las instalaciones, que contienen 14 acuarios de distintos ecosistemas y cuya explotación está adjudicada a una empresa. Apuntan los responsables municipales que «existen otras prioridades» a la hora de invertir. Y se aprovecha que el contrato de servicios a cargo de la adjudicataria vence el 31 de enero próximo, «fecha en la que de manera natural se plantea el cese».

La medida llega en pleno conflicto laboral. Dos de los cinco trabajadores fueron despedidos en septiembre y empezaron las movilizaciones de protesta. «Estamos muy afectados, sobre todo por las formas, el secretismo con que se ha llevado esto». Y es que, a pesar de que los empleados trasladaron su malestar al pleno municipal de noviembre, no han obtenido respuesta. Desde la oposición, EH Bildu acusa al gobierno local de «ocultismo, falsedad e irresponsabilidad», porque no les contaron a los trabajadores en pleno lo que sucedería. «La alcaldesa, Amaia Agirre, contestó que conocían la situación y que estaban trabajando para buscar una solución», recuerdan. Desde Elkarrekin-Podemos, Paula Amieva considera que es «una mala noticia» y, como la formación soberanista, remarcan «la importante labor educativa» que se realiza en el acuario.

Los otros grandes afectados son los ocupantes de la infraestructura. Se calcula que hay unas 200 especies diferentes de peces repartidos en 14 tanques. A todos les tocará cambiar de aires. «La propuesta garantiza que se trasladarán a instalaciones similares en otros puntos de España», detalla la propuesta que el equipo de Gobierno llevará a comisión el lunes. El trasiego de los tanques debería arrancar una vez cerradas las instalaciones, pero no es tan sencillo como parece. «Trasladar los peces cuesta dinero, hay que empaquetar todo», explica un trabajador, que añade que «hay muchas especies. Llevará su tiempo».

Es obligatorio que viajen en buenas condiciones y su traslado depende también del punto de destino. «La colección biológica es una de las mejores del país en cuanto a diversidad», dice uno de los empleados que recuerda que por los tanques de la primera planta, que no puede visitar el público, han pasado muchos alumnos universitarios.