alba cárcamo
Lunes, 29 de noviembre 2021, 12:49
Después de varias jornadas de incesantes lluvias y continuas advertencias, la borrasca Arwen ha dejado patente en Bizkaia, una vez más, la fuerza incontrolable de la naturaleza. Miles de personas han sufrido -y lo siguen haciendo- por todo el territorio histórico las consecuencias del temporal ... en forma de desborde de los ríos e inundaciones puntuales -en los peores casos- y multiples incidencias en la red de carreteras, el transporte público y diferentes servicos de telecomunicaciones.
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Euskalmet ya lo había avisado desde finales de la semana pasada. Y el Gobierno vasco llegó a activar la alerta naranja. Llegaban días de lluvias persistentes que iban a barrer la provincia. Según los datos oficiales, desde el sábado se han recogido de media hasta 200 litros por metro cuadrado, con picos concentrados en Balmaseda y el conjunto de Las Encartaciones, Otxandio y la zona interior. «Más que intensas, fueron precipitaciones persistentes, es decir, de forma continua y casi sin descanso durante varios días, y eso explica en parte los episodios de desbordamiento de los ríos», explicaba este lunes por la tarde, una vez se dio por finalizada la alerta, la meteoróloga de Euskalmet Onintze Salazar.
Como ya ha ocurrido en ocasiones anteriores, la suma de varias jornadas de fuertes lluvias que colman la capacidad de absorción de la tiera con el deshielo de la nieve caída alimentaron el caudal de los ríos más allá de su capacidad. De ahí las inundaciones en las zonas ya habituales en el Cadagua y el Nervión, los dos cauces que concentraron las incidencias más graves, según confirmó el diputado general, Unai Rementeria.
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N. VIEYTEZ | S. LLAMAS | L. PÉREZ
La Dirección de Atención de Emergencias del Gobierno vasco llegó a activar la mesa de crisis para hacer frente al virulento temporal, que a lo largo de la madrugada del domingo al lunes provocó más de 400 incidencias, sobre todo a raíz de la pleamar de las 5.38 horas. A partir de entonces, efectivos municipales, forales y autonómicos se afanaron en hacer frente a las crecidas para evitar situaciones críticas.
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Uno de los puntos más conflictivos volvió a ser Sodupe y Alonsotegi. Varias familias tuvieron que abandonar de forma precipitada sus viviendas, levantadas junto al Cadagua, ante la imparable crecida del cauce. «Es la crecida más fuerte que hemos tenido desde 2015. A las cinco ha sido brutal», lamentaba Iñigo Montes, propietario de una fábrica de muebles en Pertxeta, la zona de Alonsotegi más afectada por las inundaciones.
Vehículos particulares, garajes y locales a pie de calle. En Bilbao, los mayores inconvenientes se produjeron, también a causa del Cadagua, en Zorroza, donde decenas de coches aparcados juntos al polideportivo municipal quedaron completamente cubiertos por el agua. Como en el resto de localidades del territorio, las balsas de agua provocaron afecciones al tráfico y requirieron de la actuación de los equipos de emergencias.
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El Nervión ha sido otro ejemplo de la fuerza que adquirió el caudal. Toda la lluvia caída en los últimos días aguas arriba provocó que el río se desbordara en Arrigorriaga, donde en las últimas décadas se han realizado trabajos de calado para evitar episodios como los vividos en 1983. El agua se coló en el polideportivo de Arrigorriaga y en el paseo de ribera de esta localidad. También se desbordó a su paso por Basauri, en los barrios de Urbi y Ariz, donde la Policía Municipal pasó de madrugada con megafonía alertando a los residentes para que retiraran sus vehículos del entorno del río. En Etxebarri, anegó la plazoleta ubicada frente a la parada de Kukullaga, de la Línea 3 de Euskotren.
A nivel de movilidad, el caos ha reinado en la primera mitad del día. Algunas de las principales carreteras del Gran Bilbao se vieron afectadas por balsas de agua y desprendimientos. El corredor del Cadagua registró retenciones kilométricas, y en un momento de la mañana tuvo que ser cortado en sentido Bilbao.
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La N-634 a su paso por Barakaldo también permaneció cerrada en dirección Cantabria desde la rotonda de Ugarte hasta el campo de fútbol de Retuerto. Y se prohibió circular en la carretera del Regato, a la altura de Amézaga, aunque ya se han solucionado los problemas. Se pidió a la Ertzaintza que cortara la salida de la A-8 hacia Max Center en sentido Bilbao, ya que la rotonda a la que desembocan los vehículos se encontraba cerrada.
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En el resto de la red viaria vizcaína, ese tipo de problemas también fueron la tónica durante buena parte de la jornada. En Balmaseda, un desprendimiento en el monte obligó a cortar la carretera entre la localidad encartada y Villasana de Mena, la BI-636.
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En Arrankudiaga, la circulación se desvió por la AP-68 a causa de un desprendimiento en la BI-625, mientras que en la N-240, que conecta Vitoria y Bilbao por Barazar, la Ertzaintza estableció un paso alternativo después de que la carretera permaneciera cortada durante casi siete horas por balsas de agua a la altura de Zeanuri. También se paralizó el tráfico ferroviario, tanto de la línea que une la capital con Balmaseda como de la línea C-2 de Renfe Barakaldo-Muskiz.
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