Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Algunos emularon a Messi, otros a Cristiano Ronaldo y, por supuesto, a Neymar. También a la estadounidense Megan Rapinoe, la mejor futbolista del mundo. Sobre gustos futbolísticos, nada como fijarse en los nombres impresos en las camisetas de aficionados de Argentina, Marruecos, Camerún, Gabón, del ... Athletic... Pero siendo importantes los goles, ayer fueron lo de menos. El orgullo siempre juega y, claro, que todo el mundo quería vencer y dejar su sello. Por eso se vieron grandes jugadas. Espléndidos sombreros, cabezazos majestuosos y controles inimaginables.
Bilbao posee una tremenda cantera de estrellas de barrio. Pero la gran victoria comenzó a masticarse sin saltar al campo. Es lo que tiene el 'Mundialito Mixto Antirracista', organizado de nuevo por el colectivo Bilbo Reggae Skins en Karmela. La cancha de Santutxu parecía La Bombonera o Maracaná por el fenomenal ambiente que se vivió desde primeras horas. Desde las diez de la mañana hasta última hora de la tarde, 35 equipos mixtos conformados por jugadores de distintas nacionalidades disputaron el trofeo más preciado: la integración cultural «en un marco de absoluta convivencia. No hay que matarse por ganar», explicó Pablo Rodríguez García, miembro de la organización.
Este evento comenzó a celebrarse hace cuatro años y surgió de forma espontánea: unos chavales se encontraron un balón pinchado en la calle San Francisco y empezaron a golpearlo. Comenzaron unos cuantos, pero cientos de personas se sumaron a una carrera que recorrió el barrio detrás de un esférico que habló como nunca lo había hecho antes en ningún otro lugar. Aquel balón sirvió de eje integrador y de elemento «de interactuación».
Rodríguez se implicó desde el principio en un evento de campeonato que sigue reivindicando las «sociedades inclusivas. Hay que hacer hincapié en la diversión por encima de cualquier otra barrera». La organización decidió adelantar este año la disputa del torneo por la «escasa respuesta institucional ante la llegada de migrantes y personas refugiadas que hace más necesaria y urgente la necesidad de exigir espacios sin racismo».
objetivo
«El fútbol no deja de ser una mera excusa, un vehículo para la integración y la visualización de una realidad merecedora a todas luces de un trato más humano», planteó Mohamed Ben Iazza, un joven de 21 años de Marruecos. Se confiesa fan de Ronaldo, pero lucía una camiseta del PSG con el 10 de Neymar Jr. a sus espaldas.
Ni corrió ni entró a la disputa de ningún balón, pero el escultor y pintor senegalés Abdoul Aziz se significó, y de qué manera, con la realización de una obra que levantó el equipo ganador. «Existe racismo porque no estamos unidos, pero el fútbol une hoy todos los colores. Es un elemento muy representativo para fomentar la convivencia de todas las razas. En Bilbao se demuestra que es posible», aplaudió. Natural de la región brasileña de Minas Gerais, la gestora cultural Flora Pozzobon festejó los goles de todos los equipos como si «celebrara el triunfo de la diversidad», mientras que a la santurtziarra Judith Fraiz Catalán le tocó oficiar de árbitra: «Todos somos personas y todos necesitamos un sitio en el que estar. Nadie elige dónde nacer. Si todos pudiésemos elegir...», deslizó.
Por eso el Mundialito de Santutxu, que se tomó un merecido descanso con una buena paella para reponer fuerzas, acabó como empezó: metiendo un buen gol al racismo.
35 equipos, formados por cinco jugadores, participaron en un campeonato que se celebra por cuarto año consecutivo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.