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Desde hace meses se viene vaticinando que una de las consecuencias más perversas de la pandemia desde un punto de vista ambiental es el estigma al transporte público. Que se reduzca el uso de unos medios esenciales para frenar el cambio climático en favor de ... otros, los privados, menos sostenibles. Este periódico adelantó ayer que en Bizkaia los usuarios de metro, autobús, tren y tranvía cayeron un 38,17% el año pasado en comparación con 2019. En parte, porque hay menos movilidad. Pero en parte también porque el miedo a contagios ha derivado a gente al coche. ¿Hay riesgo de que esta tendencia se consolide? ¿De que, igual que otros efectos colaterales de la crisis epidemiológica, como el teletrabajo o el aumento de la compra 'online', sea un cambio que llegue para quedarse?
«No nos podemos permitir que eso ocurra -dice el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, en relación al trasvase hacia medios privados-. En la ciudad tenemos un transporte público de calidad, y las instituciones debemos hacer una apuesta decidida por él». Recuerda que «nos ha costado muchos años» tejer una red de medios tan tupida que, además, es muy valorada por la ciudadanía. «No podemos permitir que la puñetera pandemia se cargue todo eso», subraya.
Sabiendo que el coche, en términos de comodidad y rapidez, es difícilmente superable, ¿no hay que ponerle más zancadillas, como piden distintos expertos? «Prefiero hablar en positivo», responde Aburto. Y en vez de ver ciertas medidas como cortapisas al vehículo privado, lo plantea como mejoras para «los peatones y para las bicicletas». Al final, políticas como la limitación de velocidad a 30 km/h -facilita el uso de la bici- o las peatonaliaciones -animan a caminar- son en sí mismas formas de dificultar el uso del coche.
Aburto hizo esta reflexión tras la presentación del congreso SUM 2021, donde también participa BBK, cuya Obra Social presta especial atención a la promoción de la sostenibilidad desde el punto de vista medioambiental. Su director general, Gorka Martínez, tampoco considera que el virus vaya a cambiar de manera radical los hábitos de movilidad en sentido negativo. «Creo que lo que está ocurriendo es un problema coyuntural fruto de la necesidad de evitar contactos sociales, que se ha visto acrecentado por el confinamiento, el teletrabajo y el cierre de lugares de ocio». En su opinión, «si los operadores logran mantener las virtudes de comodidad, rapidez, seguridad y limpieza, la vuelta de ese gran porcentaje de la ciudadanía que ha apostado por otros modos de transporte está garantizada».
Aquí, en Bizkaia, los medios públicos han alcanzado un nivel de «excelencia» que hará más sencillo retornar a la senda recta. También el hecho de que «la ciudadanía cada día está más concienciada con un transporte sostenible». Con especial mención a las nuevas generaciones.
A ellas se refiere de manera especial Rafael Sterling, CEO de Irizar, empresa líder en la fabricación de autobuses y autocares. Un sector que, por motivos evidentes, está muy pendiente de las tendencias en movilidad. «Es imposible» que el transporte privado coma terreno al público, asegura. «No creo que la tendencia social vaya por ahí». Es más, apunta a que, entre los jóvenes, tener un coche en propiedad ha dejado de ser un objetivo. Se va, si acaso, a modelos como el 'car sharing'. Pero, en cualquier caso, aprecia que el transporte privado «tiene una tendencia a la baja».
Otra cosa es el momento actual, esta situación coyuntural. «Temporalmente sí hay una reducción de la movilidad en términos generales, tanto pública como privada». Algo motivado por la pandemia. Hay aspectos, como el teletrabajo, «que sí han llegado para quedarse», lo que posiblemente reduzca el número de desplazamientos en el futuro. Sin embargo, respecto al transporte público, lo que prevé es que se continúe con la senda que se viene siguiendo en los últimos años, en el sentido de ir hacia una movilidad sostenible en la que jugará un papel muy relevante la implantación de sistemas de propulsión más limpios.
En el mismo sentido se pronuncia Aitor Arzuaga, director general de Ibil, una iniciativa del Ente Vasco de la Energía (EVE) y Repsol con el fin de avanzar en el vehículo eléctrico y contribuir a la transición energética. «Lo que está pasando no creo que sea reflejo de nada; estamos en plena pandemia, con unas restricciones de movilidad muy fuertes». Sí admite que ahora el vehículo privado ha ganado terreno porque mucha gente está dispuesta a soportar un mayor coste económico en sus desplazamientos o perder tiempo en caravanas con tal de esquivar la masificación del transporte público. «Pero dudo mucho que la foto de hoy sea la que tengamos en 2022 o 2023», avanza. Vaticina que para transportes urbanos ganará peso la bicicleta, un medio «mucho más cómodo». Y en los metropolitanos la consolidación del teletrabajo, prevé, reducirá el uso del coche.
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