Una fuga de agua a las 4.00 horas de este martes ha provocado un auténtico colapso en la Torre Iberdrola, el octavo edificio más alto de España y sede central en Bilbao de la compañía energética, que ha tenido que ser desalojada ante los ... problemas de seguridad que han provocado los desperfectos en el sistema de distribución de eléctrica. Todos los trabajadores de Iberdrola y también de las numerosas empresas que ocupan la parte inferior del edificio se vieron obligados ayer a practicar el teletrabajo, mientras los servicios técnicos se afanaban en una tarea tan aparentemente simple como trascendental: secar una de las redes principales de suministro de electricidad que alimenta a la mitad inferior del inmueble. Según las últimas previsiones, la Torre podrá recuperar este jueves una cierta normalidad –según anunció la gerencia del edificio–, aunque no de forma completa.
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El edificio es propiedad de una sociedad creada por Iberdrola y Kutxabank –el banco ha puesto en venta el 31% de su participación– y entró en funcionamiento en 2011 tras cuatro años de construcción a partir de un diseño del arquitecto Cesar Pelli. Tiene 41 plantas, una altura de 165 metros y la compañía eléctrica ocupa la mitad superior, ya que el resto se explota en régimen de alquiler. En la actualidad trabajan algo más de 2.000 personas en este inmueble, en el que están asentadas las sedes de algo más de 40 empresas.
Humedad en las 'blindobarras'
El problema se inició con una fuga de agua en la planta 15ª, al romperse una de las tuberías que alimenta el sistema de climatización. A partir de ese momento se inició una reacción de sucesos en cadena y de consecuencias que llevó a un desalojo progresivo de todo el edificio. El agua, aseguran fuentes conocedoras de lo sucedido, se coló en varias de las 'blindobarras' que forman parte de la red central de distribución eléctrica. En concreto en la que proporciona suministro a varios ascensores, el sistema de climatización y también a algunos equipos de seguridad de la torre.
Las 'blindobarras' son un sistema de conducción eléctrica alternativa a los cables tradicionales de cobre, que se utiliza en grandes edificios para simplificar su construcción. Según la definición técnica se trata de un «sistema eléctrico mediante elementos prefabricados compuesto por ramales de barras recubiertos de una carcasa protectora, incluyendo tramos rectos, ángulos, dispositivos y accesorios». En términos simples, lo que sucedió es que ese conducto se inundó y el agua provocó un cortocircuito en la red. «Debido al exceso de humedad persistente, las protecciones aún saltan y no es posible restablecer los sistemas», señalaba un email remitido por la gerencia de la torre a las empresas. En el mismo se les conminaba a acceder a las oficinas sólo «para tareas imprescindibles» y por el «tiempo estrictamente necesario».
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Durante la jornada del martes se habían desalojado ya las plantas inferiores porque tan sólo estaba en uso uno de los ascensores y no se daban las condiciones de seguridad necesarias para permitir la ocupación de las oficinas. Este miércles, sin embargo, fue la totalidad del edificio el que resultó afectado como zona de trabajo, para permitir que los servicios técnicos pudieran operar con mayor libertad en la reparación de la avería y también para maximizar las condiciones de seguridad de la torre: el funcionamiento parcial de los ascensores y de algunos sistemas de seguridad complicaría un hipotético desalojo de emergencia.
Las ventajas de la pandemia
«Afortunadamente, la pandemia nos obligó a todos a poner en práctica sistemas de teletrabajo, de tal forma que este suceso nos ha pillado preparados», aseguró a EL CORREO el responsable de una de las empresas que ocupan una de las plantas inferiores del edificio. Por ello se ha permitido a los trabajadores acceder a todas las plantas a recoger sus ordenadores portátiles.
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A primera hora de la tarde la gerencia remitió un nuevo email a las empresas en el que anticipaba que, previsiblemente, este miércoles será posible ocupar las oficinas aunque la torre no alcanzará aún una normalidad total. Así, se anunciaba que se esperaba recuperar los sistemas de reciclaje de aire, también las tomas de corriente de mayor potencia, pero no así el sistema de climatización, al tiempo que algunos ascensores permanecerían aún inactivos. «No se pueden optimizar los tiempos de espera en ascensores –indicaba el email de la gerencia en sus previsiones–, ni alcanzar la temperatura de confort en las oficinas».
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